Actualizado 31/08/2014 19:22

Héctor Timerman asegura que "el default no es un problema argentino"

El ministro de Asuntos Exteriores de Argentina, Héctor Timerman
Foto: ENRIQUE MARCARIAN / REUTERS

BUENOS AIRES, 31 Ago. (Notimérica/EP) -

   El ministro de Asuntos Exteriores argentino, Héctor Timerman ha respaldado la decisión del Gobiernos de recurrir ante la ONU para que se regulen los canjes de deudas tras el fracaso de las negociaciones con los 'fondos buitre'. Además, Timerman advirtió que Argentina no busca un "enfrentamiento" con Estados Unidos.

   El canciller defendió la decisión del gobierno de Cristina Fernández de recurrir a la ONU para que dicte un marco regulatorio para futuras reestructuraciones de deuda soberanas, tras el fracaso de las negociaciones de Argentina con los fondos buitre.

   "La semana pasada hablé con varios cancilleres europeos. Varios me reconocieron que la Argentina tenía un buen argumento cada vez que yo insistía en que el tema de la deuda es un tema de derechos humanos. Se puede comprobar en la Argentina evaluando los niveles de pobreza, de desempleo y de eliminación de la ayuda social en el 2001. Se dirá que fueron producto del default. Pero a la vez fueron producto del endeudamiento y la dificultad para reestructurar la deuda", explicó el funcionario, durante una entrevista con el diario argentino 'Página 12'.

   "El default no es un problema argentino, más allá de que la Argentina hoy no está en default y que por eso no se pagaron los seguros de default correspondientes. Las consecuencias del default son expresión del fracaso producido por la falta de reglas internacionales. No hay mecanismos de salida regulados. Los países que han defaulteado no fueron solo los más pobres. La Argentina, ocho veces. Los Estados Unidos, seis", indicó Timerman.

   El objetivo fundamental del gobierno argentino con respecto a la presentación ante la ONU es la limitación de los fondos buitre para evitar el bloqueo de pagos como el que sufrió Argentina con los bonistas del canje 2005 y 2010.

   Según Timerman, "las medidas de Griesa mostraron que es imposible la reestructuración de deuda soberana en condiciones justas sin un acuerdo entre todos los países".  "El objetivo es que los países puedan reestructurar su deuda soberana y que puedan seguir desarrollándose, no empobreciéndose con peores condiciones de vida de las que tenían antes", concluyó Timerman.