Actualizado 01/10/2014 12:15

Silva podría convertirse en el primer presidente evangélico del país con más católicos del mundo

Marina Silva en Rocinha, Rio de Janeiro
Foto: RICARDO MORAES / REUTERS

Los evangélicos han ido aumentando su presencia en Brasil hasta convertirse en un grupo de poder

   BRASILIA, 29 Sep. (Reuters/EP) -

   Marina Silva, candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB), podría convertirse en el primer presidente evangélico de Brasil, el país con más católicos del mundo, dando así un giro histórico, si gana las elecciones que se celebrarán el próximo mes de octubre.

   Silva no solo es de un credo hasta ahora minoritario en Brasil, sino que hace gala de ello y lo que al principio era desconfianza ante lo desconocido, ahora se ha transformado en una seña de identidad que podría catapultarla hasta el Palacio de Planalto.

   Más allá de la novedad que supone respecto a la tradición fuertemente católica de Brasil, los evangélicos son, cada vez más, un auténtico 'lobby': han convertido su creciente riqueza en influencia política.

   Los evangélicos representan el 22 por ciento de los 200 millones de habitantes que tiene el país suramericano, según datos de 2010, y, desde entonces, han seguido creciendo, en parte, por la aparición de figuras públicas como Silva. En 1970 solo sumaban el cinco por ciento.

   Los seguidores de este credo cristiano se han expandido también en términos económicos. Forman parte de la clase obrera urbana que ha impulsado el crecimiento de las dos últimas décadas y ahora buscan la contrapartida en el plano político.

   Así, en los últimos años han comprado estaciones de radio y televisión en todo el país y han financiado campañas electorales para que sus candidatos, entre ellos muchos pastores, lograran escaños en el Congreso. Actualmente, cuentan con 76 legisladores, desde los 15 de 1985, lo que supone un 15 por ciento de la cámara de diputados.

   Los diputados evangélicos evidenciaron su capacidad de acción en el Congreso el pasado mes de mayo, cuando forzaron a Rousseff a revocar la autorización para realizar abortos en los servicios de salud pública en casos excepcionales de embarazos provocados por una violación o de fetos con daño cerebral.

   Este rápido avance ha llevado a que los evangélicos brasileños a que se les compare con la "derecha religiosa" que comenzó a influir en la política estadounidense en la década de 1980 y que recientemente ha evolucionado hacia movimientos como el 'Tea Party'.

LA RELIGIÓN ENTRA EN CAMPAÑA

   Los últimos sondeos sobre intención de voto señalan un empate técnico entre la actual presidenta, Dilma Rousseff, y Silva en la segunda vuelta, que se celebrará el próximo 26 de octubre, lo que augura una de las elecciones presidenciales más reñidas de los últimos tiempos.

   En una carrera tan ajustada cualquier diferencia podría cambiar el resultado, por lo que tanto Rousseff como Silva han tirado de todos los recursos a su disposición, incluido el mensaje religioso, que ha aflorado en temas como el matrimonio homosexual y el aborto.

   "Bienaventurada la nación cuyo Dios es el Señor", ha dicho recientemente Rousseff en un acto electoral, citando un salmo de la Biblia. Además, ha visitado varias iglesias católicas. Silva, por su parte, ha dicho que acude al libro sagrado para cuando debe tomar decisiones políticas importantes.

   Pero el voto evangélico podría dividirse porque, la líder ecologista no es la única representante de esta fe. Pastor Everaldo también busca la Jefatura de Estado y ha basado el cien por cien de su mensaje en la religión, acusando al Gobierno de Rousseff de pisotear los valores familiares.

   "El voto evangélico será decisivo en esta elección", ha sostenido Rodrigo Delmasso, un pastor de 34 años de una iglesia pentecostal de Brasilia que se presenta como candidato a legislador por esta ciudad en los próximos comicios.

DOBLE FILO

   Sin embargo, algunos analistas políticos han apuntado que la fe evangélica de Silva podría jugar en su contra, lo que ha llevado a la candidata presidencial a matizar algunas de sus declaraciones, subrayando que la política obedece a "una base racional".

   Silva llegó a la fe evangélica tarde. En su adolescencia incluso quiso ser monja católica y su conversión no llegó hasta 1997, después de que un médico le dijera que sólo un "milagro" podría mejorar el estado de su frágil salud, afectada por haber sufrido malaria, hepatitis e intoxicación por plomo cuando era niña.

   A ello hay que sumar el marcado carácter social de los Gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) y de Rousseff, que ha puesto en marcha importantes programas sociales para acabar con la pobreza y fomentar la alfabetización.

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