Presidente Colombia, Santos, y expresidente Uribe
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BOGOTÁ, 23 May. (EUROPA PRESS) -

   El ex presidente Álvaro Uribe se ha convertido de forma inesperada en el punto de unión de todos los candidatos que concurren a las elecciones presidenciales que se celebran este domingo en Colombia, por razones políticas, e incluso por razones sentimentales, a pesar de que todos, a excepción de su nuevo delfín, han renegado de su figura.

   Uribe abandonó la primera línea de la política colombiana en 2010, a su salida de la Casa de Nariño, pero no sin intentar hasta el último minuto vencer la prohibición constitucional de aspirar a un tercer mandato consecutivo. Tras tres años de barbecho, en 2013 lanzó su nueva apuesta política: Centro Democrático, de la mano del cual ha vuelto a ostentar un cargo público, con el escaño de senador que consiguió en las últimas elecciones legislativas.

   Sin embargo, puede decirse que realmente nunca abandonó esta primera línea o que, al menos, nunca tuvo intención de hacerlo, aunque se viera obligado, primero por la Corte Constitucional, y después por el que consideraba su ahijado político, el actual presidente colombiano, Juan Manuel Santos.

   He aquí la primera conexión. Santos renunció a sus raíces liberales para fundar, junto a Uribe, el Partido de la Unidad Nacional. Desde entonces, su carrera política estuvo ligada a la del exmandatario, que le dio un importantísimo lugar en su Gobierno, encargándole como ministro de Defensa (2006-2009) la lucha contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

   El idilio Uribe-Santos se fortaleció en esos tres años, durante los cuales dieron duros golpes a la guerrilla, como ambos han reconocido. Entre ellos, destacan la muerte de 'Raúl Reyes', el que fuera 'número dos' de las FARC, en un bombardeo en la selva ecuatoriana y el rescate de la excandidata presidencial Ingrid Betancourt.

   Así las cosas, cuando la Corte Constitucional impidió a Uribe presentarse a su segunda reelección, designó a Santos como su sucesor y le lanzó a una carrera presidencial que acabó llevándole hasta la Casa de Nariño, lo que, paradójicamente, supuso el fin de los estrechos lazos de amistad entre ambos.

   "Uribe quería que yo fuera su títere. Desde el primer día (de mi Gobierno) empezó a atacarme visceralmente y no me ha dejado de atacar ni un solo día. Me dice tramposo, traidor, canalla, mentiroso y corrupto ¿Por qué? Porque no fui su títere, yo no me presté para eso", ha dicho Santos en una reciente entrevista.

   A su llegada a la Jefatura de Estado, Santos comenzó a romper sus vínculos con el Ejecutivo anterior. Casi de forma inmediata, restableció las relaciones entre Colombia y Venezuela, rotas por la intensa enemistad entre Uribe y el ex presidente venezolano Hugo Chávez, que incluso llegaron a enfrentarse físicamente en una cumbre regional.

   Ya en el ecuador de su mandato, Santos remató su moribunda relación con Uribe iniciando un diálogo con las FARC para poner fin a más de medio siglo de conflicto armado, algo que su antecesor en el cargo ha calificado abiertamente de "traición", acusando al que fuera su protegido de "vender el país a los terroristas".

   En su último movimiento contra Santos, Uribe le ha acusado de financiar su primera campaña electoral, la de 2010, con dinero procedente del narcotráfico, un escándalo que, aunque aún se desconoce si es cierto, podría costarle la reelección, a tenor de los últimos sondeos sobre intención de voto.

EL NUEVO HEREDERO DE URIBE

   Tras el fracaso con Santos, Uribe fundó el año pasado Centro Democrático. Aunque el ex presidente es el alma del partido político, ha preferido que su cara visible sea Óscar Iván Zuluaga, a quien las encuestas sitúan como favorito para ocupar la Casa de Nariño los próximos cuatro años.

   Santos ya ha advertido del "peligro" de que, si finalmente se cumplen los pronósticos y Zuluaga se enfunda la banda presidencial, se convierta en el "títere" de Uribe, dejando las riendas de Colombia en manos de alguien a quien las instituciones estatales prohibieron volver a ejercer funciones presidenciales.

   Zuluaga, que no ha negado su estrecha relación política con el ex mandatario, fue otro de los fundadores del Partido de la Unidad Nacional y ejerció como ministro consejero de la Presidencia y ministro de Hacienda y Crédito Público en los gobiernos de Uribe.

   A pesar de que apenas era conocido cuando lanzó su candidatura presidencial, debido a su perfil técnico, a lo largo de la campaña electoral ha conseguido convertirse en un rostro popular, en parte, gracias al firme respaldo de Uribe, que le ha acompañado en la mayoría de los mítines y actos que ha celebrado.

   Como contrapunto de Santos, Zuluaga se ha erigido como el principal opositor al proceso de paz y ha prometido que, de ganar las elecciones presidenciales, pondrá fin a las negociaciones con "los terroristas de las FARC" y ordenará reanudar la ofensiva militar que tan buenos resultados dio con Uribe.

OTROS CANDIDATOS

   Sin embargo, los tentáculos de Uribe llegan más allá de Santos y Zuluaga. El tercero en la contienda electoral, el líder de la Alianza Verde, Enrique Peñalosa, se alió con el ex presidente en 2011 para conseguir la Alcaldía de Bogotá, que había ocupado entre 1998 y 2000. Sin embargo, fue un intento frustrado, ya que el ex guerrillero del M19 Gustavo Petro le derrotó en las urnas.

   La candidata presidencial del Partido Conservador, Marta Lucía Ramírez, también comparte pasado con Uribe, ya que fue su ministra de Defensa durante su primer año de Gobierno, convirtiéndose en la primera y, hasta el momento, en la única mujer en ocupar dicho cargo. Ramírez, que también estaba en las filas del Partido de la Unidad Nacional, se pasó al bando conservador tras perder la candidatura presidencial de 2010 frente a Santos.

   Pero el caso más llamativo es el de la aspirante de Polo Democrático, Clara López, cuyos vínculos con Uribe no obedecen a razones políticas. La líder izquierdista ha revelado que durante su juventud, "cuando era completamente irresponsable", mantuvo una relación sentimental con el ex presidente.