Actualizado 20/09/2017 08:30

La aventura imposible, de Buenos Aires a Nueva York a caballo

La aventura imposible, de Buenos Aires a Nueva York
NOTIMÉRICA

   BUENOS AIRES, 20 Sep. (Notimérica) -

   Escuchar música, leer o viajar son algunas de las formas de descubrir el mundo. El espíritu aventurero empuja al ser humano a conocer, pero solo algunos realizan expediciones realmente memorables. Una de ellas fue la de Aimé Tschiffely, que recorrió los 21.000 kilómetros que separan Buenos Aires de Nueva York a caballo.

   Nacido en Suiza en 1895, docente de profesión, Tschiffely llevaba la aventura en sus venas. A los 20 años se trasladó a Reino Unido y posteriormente a Argentina, donde llegaría a ser director de la English High School porteña.

   Asombrado por las costumbres y cultura de los indígenas, cabalgó por distintos países de Iberoamérica para conocer más a sus gentes. Cansado de la monotonía y empujado por su amor hacia los potros, ideó una travesía nunca antes realizada: Buenos Aires-Nueva York a caballo.


   Eligió dos ejemplares de criollos argentinos salvajes, descendientes de los corceles del conquistador español Pedro de Mendoza en 1535. Gato y Mancha fueron capturados en la Patagonia y domados por el propio jinete.

   Muchos periódicos de la época tildaron su aventura de locura, sin embargo, Tschiffely no desistió y el 24 de abril de 1925 se puso en marcha.

21.000 KILÓMETROS RECORRIDOS

   Los tres cruzaron las Pampas; ascendieron los Andes; atravesaron los desiertos de Perú; las selvas de Colombia y Panamá; los territorios inestables de Costa Rica, El Salvador y Guatemala; recibido con honores en México, el camino por Estados Unidos fue tranquilo.

   Después de tres años, cuatro meses y seis días de travesía, el 20 de septiembre de 1928 llegaron a la Quinta Avenida de Nueva York. Habían establecido dos récords mundiales: el de más distancia recorrida y mayor ascensión con caballos.



   Medios de comunicación internacionales alabaron su gesta, haciéndose mundialmente conocidos. Tschiffely se hizo escritor a partir de entonces, narrando su trayecto en el libro 'El paseo de Tschiffely' ('The Ride') de 1930.

   Casi nueve décadas después, únicamente una persona a vuelto a repetir la hazaña con éxito, la sudafricana Marianne du Toit.

   Gato y Mancha, por su parte, se convirtieron en el ejemplo de potros criollos, destacando por su resistencia, inteligencia y fuerza. Después de muertos, fueron disecados y trasladados al Museo de Transporte de Luján. En su honor, cada 20 de septiembre se celebra el Día Nacional del Caballo.