Actualizado 28/09/2016 19:36

El escritor Eduardo Moyano: "Tenemos miedo de aquel que es distinto a nosotros"

Eduardo Moyano y 'La Piel Quemada'
CEDIDA

   MADRID, 22 May. (Notimérica) -

   "El exiliado mira hacia el pasado, lamiéndose las heridas; el inmigrante mira hacia el futuro, dispuesto a aprovechar las oportunidades a su alcance", escribía la autora chilena Isabel Allende. De esta forma, inicia el escritor madrileño Eduardo Moyano uno de los capítulos de 'La piel quemada' (2016), un libro de reciente publicación, que reseña más de 200 películas, con la emigración como telón de fondo.

   En un trabajo de investigación que le ha llevado más de tres años, el también periodista de Radio Nacional de España (RNE) --que cuenta con una fuerte vocación cinematográfica-- ha querido concluir un ciclo con su último libro y hablar de aquellos que han tenido que "cerrar la puerta de su casa (...) para abrir otra, sin saber si les funcionaría la llave a cientos o miles de kilómetros de distancia".

   Tal y como ha explicado el autor, el nombre de la novela procede de 'La piel quemada' (1967), un filme español del cineasta catalán Josep María Forn, que narra la historia de un albañil obligado a abandonar su hogar para encontrar trabajo en la entonces boyante Costa Brava (en la zona costera de Cataluña).

   En una entrevista concedida a Notimérica, Moyano se ha declarado como un verdadero cinéfilo --con más de 4.000 películas en su colección personal--, pero también como una persona "preocupada" por la crisis migratoria que está viviendo en la actualidad Europa, con la llegada de miles de refugiados desde Siria y Afganistán.

   Desde la trata de blancas a la fuga de cerebros, el escritor y periodista reflexiona sobre diferentes tipos de migraciones y sobre el poder que tiene el cine al "anticiparse a estos fenómenos" y mostrar una realidad cotidiana en muchas partes del mundo.

   Pregunta(P): En su libro hace un repaso sobre un número variado de películas donde la emigración actúa como hilo conductor, ¿por qué publicar un libro con esta temática justo en este momento?

   Respuesta(R): Es un trabajo de hace años, yo ya había escrito 'La memoria escondida: la emigración y el cine' (2005), que trata sobre la emigración, pero centrándome solo en España. Ahora, quería cerrar un ciclo con un repaso más amplio.

   Siempre me ha preocupado este tema, el flujo de refugiados, por ejemplo, es una cuestión reciente, que comenzó hace no más de un año. Creo que el cine siempre ha ido por delante en este sentido, vemos historias de gente que tiene que huir de la guerra y eso ya nos lo han contado las películas.

   En 'La piel quemada' dicen una frase que viene especialmente al caso "somos de donde podemos comer y vivir dignamente" y a pesar de esto, vemos que Europa no toma demasiadas acciones en cuanto al tema.

   P: En las primeras páginas dedica una mención especial a familiares y amigos que han tenido que migrar para encontrar un sitio mejor en el que poder vivir, ¿le toca este tema de forma personal?

   R: Siempre hay algún familiar o amigo que ha tenido que pasar por esto. Hasta 2008, se podría decir que España era un país rico, sin embargo, yo quería recordar que también hay gente que se está yendo.

   P: En el libro habla sobre migraciones de características muy distintas, desde los conflictos armados o la fuga de cerebros, pasando por la trata de blancas, ¿cómo consiguió compilar una cantidad tan variada de historias?

   R: Tengo cerca de unas 4.000 películas en mi casa y además de esto, uso los medios de comunicación para actualizar cada capítulo del libro lo máximo posible.

   Se podría decir que hasta el año pasado, con la película francesa 'Dheepan' (2015), he recogido una gran cantidad de filmes e información sobre este tema. Por supuesto, se han quedado algunas películas fuera, como la irlandesa 'Brooklyn' (2015).

   P: Parece que estamos viviendo cierta moda migratoria en el cine, con '2 francos, 40 pesetas' (2014) --secuela de '1 franco, 14 pesetas' (2006)--, o '10.000 kilómetros' (2014), entre otras, ¿a qué cree que se debe esta tendencia?

   R: Lo que hace el cine es reflejar la realidad, siempre va por delante. Solo hay que pensar que el cine estadounidense se originó, en parte, gracias a los emigrantes europeos que llegaron al país.

   En el caso del director Carlos Iglesias (autor de '1 franco, 14 pesetas' y su secuela) hay que tener en cuenta que en las dos películas ha contado fragmentos de su vida. Yo creo que el cine muestra ahora cómo muchos jóvenes formados se van moviendo por Europa.

   Para mi generación y la de Iglesias, salir a Francia ya era una locura, había muchos jóvenes que lo pasaban muy mal, por el idioma, el clima y por la forma en la que te trataba la gente. En muchas ocasiones acababas trabajando de cualquier cosa, al igual que muestra en el documental 'El tren de la memoria' (2005) o en la comedia 'Perdiendo el norte' (2015).

   Yo creo que no se trata de una moda, sino de un continuo, pero es cierto que hay momentos puntuales en los que la inmigración se ve más en el cine.

   P: ¿Cómo puede ayudar el cine a los colectivos de inmigrantes?

   ¿Cree que puede mejorar la percepción que se tiene de ellos en la sociedad o servirles como vehículo para la integración?

   R: Las dos cosas. El problema es que este tipo de cine, que normalmente se enmarca dentro del cine social, no llega a muchas pantallas porque los temas que trata son temas duros. Por ese motivo, creo que hay que hacer más ciclos de cine y llevar este tipo de películas a los colegios.

   P: Cambiando de pantalla, ¿qué opina de la imagen que se da de la inmigración en los medios televisivos?

   R: Creo que se ha ido mejorando la imagen que se tenía de los inmigrantes en la televisión. Al principio, parecía que eran culpables del aumento del paro o de la delincuencia.

   Yo pienso que siempre hay miedo a la diferencia, a aquel que es distinto a ti, ya sea en color, aspecto o idioma, aunque también pienso que se ha ido integrando a diferentes coletivos.

   Los árabes o los subsaharianos, por ejemplo, siempre han tenido problemas de aceptación. En Francia, la situación es todavía peor, con gente que está en la sociedad francesa y no consigue pertenecer. En España, también hay que tener en cuenta que con la crisis mucha gente ha regresado a su país.

P: En uno de los capítulos habla sobre los exilios latinoamericanos y menciona los casos concretos de Chile, Brasil o Cuba, unidos al ascenso de los gobiernos dictatoriales ¿considera que Latinoamérica ha sabido aprender de su cine en este sentido y ha sabido huir de los gobiernos dictatoriales?

   R: Latinoamérica ha cambiado bastante. En los 70 y 80 veíamos en la prensa golpes diarios en la región. Ahora, hay una democracia, aunque la situación es compleja en naciones como Venezuela o Brasil. Esto se ha visto también en el cine, en Chile y Argentina se hicieron muchas películas sobre sus dictaduras, de 1973 y 1976 respectivamente.

   Brasil también ha tenido una dictadura larga y en Cuba está la cuestión de la revolución, que desde aquí se vivía como un cambio profundo, pero que para algunos cubanos no fue tan agradable y les llevó al exilio económico y político.

   Ahora, si no se produce un cambio político profundo en Estados Unidos, Cuba podría llegar a la democracia. Sin embargo, el país ha tratado muy poco estas cuestiones en el cine, solo desde el exilio.

P: También dedica un apartado a los latinos en EEUU, ¿cómo cree que ha influido el cine en la idea de 'el sueño americano'?

   R: El sueño americano es la idea de todos los inmigrantes, ya que lo hemos visto en el cine y vivimos a través de las imágenes. Ahora parece que ya estamos viviendo una mayor integración de los latinos, aunque las condiciones siguen siendo muy complicadas.

   En películas como 'Espaldas mojadas' (1955) que muestran como estos inmigrantes quieren pasar la frontera, no solo hablamos de los mexicanos, sino de miles de centroamericanos e incluso de los europeos.