Publicado 11/01/2018 11:39

IK4-Tekniker desarrollará los sistemas de control y seguridad del Gran Telescopio para Rastreos Sinópticos en Chile

Telescopio IK4-Tekniker
IK4-TEKNIKER

   SAN SEBASTIÁN (ESPAÑA), 11 Ene. (EUROPA PRESS/Notimérica) -

   El centro tecnológico IK4-Tekniker desarrollará los sistemas de control y seguridad del Gran Telescopio para Rastreos Sinópticos (LSST), el telescopio más avanzado del mundo, que entrará en funcionamiento en Chile en 2020.

   En un comunicado, IK4-Tekniker ha señalado que el LSST registrará imágenes "de gran precisión la totalidad del cielo visible desde el planeta Tierra".

   En colaboración con la ingeniería GHESA-Empresarios Agrupados, que es la responsable de desarrollar la estructura principal del telescopio, IK4-Tekniker llevará a cabo el diseño y desarrollo de los sistemas de control, seguridad, rotación de cables de la cámara y cubierta de protección de los espejos de esta gran instalación científica de vanguardia.

   Desde el centro han destacado que "la principal dificultad a la que deben hacer frente los investigadores del centro reside en la elevada precisión y dinámica requerida por los movimientos de los ejes principales (azimut y elevación) del telescopio, que han sido diseñados a medida para este proyecto".

   Además del sistema de control, IK4-Tekniker está desarrollando un dispositivo de seguridad que "tendrá la función de asegurar que la operación del telescopio se realiza de manera segura, preservando la inversión realizada y la seguridad de las personas que la operan".

   "Este sistema vigila los límites de recorrido, las sobrevelocidades, los pulsadores de emergencia y la correcta operación de todos los componentes", han destacado desde el centro que también aportará "conocimiento para el diseño y desarrollo del rotador de cables de la cámara, un dispositivo mecatrónico que enrolla o desenrolla todos los suministros que necesita la cámara".

   La construcción del telescopio, que se prevé esté operativo en 2020 en Cerro Pachón, en el desierto chileno de Atacama, tiene un coste aproximado de 700 millones de dólares y es fruto de una estrecha colaboración público-privada, así como de un centenar de astrónomos, físicos e ingenieros que trabajan conjuntamente.