Publicado 12/07/2017 07:29

Juana Azurduy, la heroína de la independencia iberoamericana

Juana Azurduy
WIKIPEDIA

   SUCRE, 12 Jul. (Notimérica) -

   Teniente coronel del Ejército Argentino, Coronel y Libertadora de Bolivia, Juana Azurduy de Padilla es una de las heroínas más reconocidas de la independencia de Iberoamérica. Su valentía y maestría con la espada, además de su gran capacidad estratégica, fueron conocidas y admiradas por Manuel Belgrano y José de San Martín.

   Nació un día como hoy de 1780 en el seno de una familia acomodada. Se quedó huérfana muy pronto, viviendo y gestionando las propiedades de sus padres. Con el propósito de convertirse en monja, se internó en el Convento de Santa Teresa de Chuquisaca, sin embargo, fue expulsada por su comportamiento rebelde.

   Se casó con Manuel Ascencio Padilla a los 25 años, dando a luz a cuatro hijos en poco tiempo. La familia se encontró inmersa en la Revolución de Chuquisaca (1809), pero no fue hasta después de la Revolución de Mayo (1810) cuando se unieron a la lucha independentista.

   Los terrenos y propiedades de Azurduy fueron confiscados por los realistas tras la batalla de Guaqui (1811). Huyendo hacia un lugar seguro, se enrolaron con las tropas de Belgrano, General en Jefe del Ejército del Norte.

   Después de una gran actuación militar, Azurduy fue designada para crear el batallón 'Leales', que participó en el combate de Ayohuma. Le sorprendió la derrota, quedando herida y aislada de los territorios nacionales. Pese a que realizaron diversas incursiones en forma de guerrilla, el hambre y las penurias la persiguieron, muriendo a todos sus hijos. Pero esto no la detuvo.

DE LA GLORIA A LA POBREZA

   Comandando 30 jinetes, ella misma arrebató el estandarte español de la base del Villar, ganando el combate. Las tropas realistas, meses después, realizaron un contraataque donde mataron a su marido en La Laguna. La leyenda cuenta que luchó embarazada e, incluso, dio a luz a su última y quinta hija en medio de la batalla, recogiendo con un brazo a la niña mientras con el otro sostenía la espada.

   El cambio de estrategia para conquistar la capital de Perú y la posterior muerte del militar Martín Miguel Güemes significaron su final. Relegada a la miseria y sin posesiones, embargadas por los gobiernos independentistas por los que había luchado, vivió el resto de su vida en la pobreza más absoluta.

   Simón Bolívar, habiendo escuchado sobre ella, la quiso conocer y se la encontró sucia y llena de harapos. Para intentar paliar su situación la ascendió a general y le otorgó una pensión, sin embargo, era tan escasa que apenas le llegaba para alimentarse. Murió a los 81 años en Sucre, siendo enterrada en una fosa común.

   Muchas mujeres se unieron y lucharon en el ejército libertador, sin embargo, muy pocas pasaron a la historia. Al igual que Manuela Sáenz, Juana Azurduy fue deliberadamente olvidada y borrada.

   Se está haciendo un gran esfuerzo por restaurar su memoria, comenzando por la exhumación de sus restos y la construcción de un mausoleo donde homenajearla. De igual forma, muchas calles de Argentina y Bolivia llevan su nombre, teniendo además un busto detrás de la Casa Rosada.

   El Libertador Antonio José de Sucre llegó a escribir: "Este país no debería llamarse Bolivia en mi homenaje, sino Padilla o Azurduy, porque son ellos los que lo hicieron libre".