Actualizado 10/12/2018 22:13

Masacre de 1932, el mayor etnocidio de la historia contemporánea de El Salvador

Masacre en El Salvador, 1932
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   SAN SALVADOR, 29 Ene. (Notimérica) -

   Durante la historia contemporánea de El Salvador, miles de campesinos se levantaron en una insurrección de pico, palas y machetes para obtener acceso a la tierra. Vestidos con los pantalones y camisas de manta tradicionales de los jornaleros en las fincas de café, iniciaron una rebelión que finalizó con el mayor etnocidio de la historia moderna salvadoreña.

   Las tradicionales desigualdades entre campesinos y terratenientes eran cada vez más amplias con el paso de los años, pero en 1929 se generó la caída de los precios del café y con ello una crisis subsecuente que se transformó en desempleo, inseguridad y protestas en contra del sistema de distribución de tierras que permitía que unas pocas familias poseyeran la mayoría del territorio del país.

En 1931 se desarrollaron elecciones presidenciales que representaban un cambio de poder de la dinastía de la familia Melendez-Quiñonez. El partido 'Pro Patria' ganó las elecciones con el presidente Arturo Araujo y con el vicepresidente el general Maximiliano Hernández Martínez. Seis meses después, el militar participó en el golpe de Estado que lo convirtió en presidente durante 13 años.

   En una época de divergencias, golpes de estado y rebeliones el Partido Comunista Salvadoreño, organizado por Farabundo Martí, apoyó el ya descontento popular que se gestó en las poblaciones con mayor presencia indígena al occidente del país en Juayua, Nahuizalco, Izalco y Tacuba.

Los insurgentes armados con machetes y picos atacaron las haciendas de los terratenientes y varios cuarteles militares, en un movimiento casi militar pero desorganizado que avanzaba hacia la capital salvadoreña sin un objetivo claro.

   El presidente Martínez envió a la milicia para frenar el movimiento de los campesinos. Asesinaban a todos los hombres que portaban un machete, poseían rasgos indígenas o vestían trajes de manta cruda. Los cadáveres eran colocados a orillas de los caminos vecinales y transportados en carretas a fosas comunes en las afueras de los pueblos.

   A partir de este hecho, el gobierno del militar Hernández Martínez asesinó a todas las personas indígenas, por su lengua, por sus rasgos culturales, su vestuario o por estar registradas en las listas del Partido Comunista Salvadoreño. Lo que significó el exterminio de la población indígena casi en su totalidad.

Se estima que murieron alrededor de 30.000 personas en los acontecimientos de 1932. Como consecuencia de la masacre existe menos del 10 por ciento de personas indígenas en el territorio salvadoreño y el idioma originario 'Nahuat', lo conocen un poco más de un centenar de personas en todo el país.

   La historia del etnocidio ha sido relatado en las producciones literarias 'Cenizas de Izalco' y 'Catleya Luna' de los escritores románticos Claribel Alegría y Salarrué. Además se han realizado documentales como 'Ama, la memoria del tiempo' y '1932, Cicatriz de la memoria'.