Actualizado 12/09/2016 11:14

Quilapayún: "La hegemonía del dinero controla todo y olvida las necesidades de los pueblos"

Quilapayún
NOTIMÉRICA

   MADRID, 21 Jul. (Notimérica - Lara Lussón) -

   Poco le duró la esperanza al pueblo chileno. Salvador Allende se erigía en 1970 como el presidente de un país que necesitaba esa figura de mandatario entregado a sus ciudadanos, pero tres años después, en un septiembre fatídico, el mundo vio cómo el general Augusto Pinochet y sus tropas tomaban el Palacio de La Moneda y la historia de Chile volvía al negro.

   Fueron 17 años de dictadura y violaciones sistemáticas de los derechos humanos que dieron como resultado el asesinato de más de 2.200 personas --además de 1.000 desaparecidos--. Las cárceles se llenaron de presos políticos. Treinta mil para ser exactos. Quienes pudieron andarse más hábiles se exiliaron.

   La nueva canción chilena, un género que había nacido en la década de los sesenta, volvió con fuerza para reivindicar la protesta social, la libertad y la lucha del pueblo. Entre sus mayores exponentes, Víctor Jara --asesinado seis días después del golpe de Estado--, los hijos de Violeta Parra o grupos como Inti Illimani o Quilapayún.

   La mayoría de los componentes de Quilapayún se exiliaron a Francia, desde donde continuaron alentando al pueblo chileno a través de sus letras, hasta que el fin de la dictadura les permitió volver a su país. Muchos ya habían hecho sus vidas en Europa, por lo que ahora su carrera musical transcurre de acá para allá, entre aviones con los que cruzan el charco una y otra vez.

   'El pueblo unido jamás será vencido' les lanzó a la fama mundial y su 'Muralla' ha dejado pasar a la gente noble y le ha dado en los morros a los que no lo son tanto. Sus temas se convirtieron en himnos de la izquierda que aún hoy se escuchan en mítines de diferentes partidos en varios países. Pero tras esos éxitos hay toda una carrera que celebra este año sus cincuenta años en la música, motivo por el cual han decidido embarcarse en una gira que lleva por nombre '50 años. 50 sueños'.

   Hablan ustedes de sueños. ¿Cuáles son los que le quedan por cumplir al pueblo chileno?

   Chile está evolucionando, recuperó la paz y la democracia, pero esta tiene que seguir creciendo. Este es uno de los grandes sueños realizables, pero será un proceso duro largo y atareado. Los sistemas no se descomponen así como así, todo es producto de un trabajo profundo que hay que hacer en todos los planos.

   Esa profundización de la democracia tiene que ver sobre todo con recuperar lo que en algún momento fuimos. Nosotros conocimos un mundo distinto, el Chile de la solidaridad, el Chile fraterno donde no existían trabajos individualistas sino que había intereses colectivos. La dictadura profundizó el egocentrismo exacerbado general, nosotros éramos un país bastante pobre y perdimos muchos valores por el camino. Sería muy bueno reencontrarnos con ellos.

   Durante la dictadura fueron ustedes, junto a otros cantautores, los encargados de dar al pueblo esa voz. ¿Cómo era trabajar mano a mano con Víctor Jara?

   Víctor era de los que defendía esos intereses colectivos. Era humilde, muy alegre y lleno de ideales nobles. Las obras de Víctor Jara que todos conocemos como suyas generalmente se hacían con la participación de muchas personas.

   ¿Qué aportó la nueva canción chilena al país en el momento en el que apareció la corriente? Por aquel entonces y hasta hace pocos años América Latina parecía una región de gobiernos rebeldes. Hoy ya no tanto...

   Aportó mucho, era la reivindicación del trabajo colectivo, solidario, la búsqueda estética de aquellos que no tienen voz y la posibilidad de representarles en un escenario.

   Ahora estamos en plena hegemonía del dinero, que domina y controla todo y escapa de las necesidades de los pueblos, pero la democracia debe devolver a las personas la voz que no han podido tener. El sueño fundamental es la recuperación de la memoria humilde y sencilla.

   ¿Hasta qué punto es importante el papel de los artistas e intelectuales en los procesos políticos?

   La realidad de América Latina tiene tantos déficit democráticos, económicos, del alimento, del acceso a la salud... Los niños trabajan y no van a la escuela. Es importante que quien pueda hacerlo cante y denuncie. Hará más o menos, pero servirá de altavoz. No olviden que no denunciamos a los políticos porque sí, sino que denunciamos realidades.

   Muchos de ustedes han vivido la mayor parte de su vida en Francia o España, donde recientemente se han celebrado unas elecciones presidenciales que han vuelto a dar la victoria al Partido Popular. Los abuelos suelen decir que son incapaces de entender cómo podemos permitir que nos quiten todo aquello por lo que ellos lucharon toda su vida...

   Y tienen razón. A veces los resultados no se entienden, parecía que España tenía una democracia madura, pero la vida es una lucha de todos los días, de todos los años. Nosotros mismos, que hemos vivido victorias y derrotas, seguimos siempre en la misión de llevar una voz de una justicia humana y social. Habrá que seguir peleando por nuestros derechos, nuestra vida es un continuo combate.

   Preocupante en España, pero más si cabe en el resto de Europa, es el auge de una derecha cada vez más extrema, xenófoba e intolerante. En Francia, sin ir más lejos, Marine Le Pen defiende estas ideas sin complejos. ¿A qué se puede atribuir esta radicalización?

   La globalización ha creado muchas situaciones extremas donde lo social se ha perdido entre tantas medidas económicas que nos van coartando la vida social; pero también hay confusión, entonces valores que son y deberían ser absolutamente borrados del pensamiento humano aparecen. El individualismo, el no querer ser solidarios y compartir lo que tenemos o la inseguridad económica conllevan reacciones de este tipo. Se están concentrando una gran cantidad de pensamientos políticos para defender algo que es indefendible y la culpa de eso es de quienes prometen a sus sociedades el paraíso y después son incapaces de crear nada.

   ¿Qué pasará el día que el mundo deje de creer que el pueblo unido jamás será vencido?

   Esperemos que eso no ocurra. No es una canción cualquiera, es un canto a la esperanza. Al menos nosotros, a nuestros 70 años y hasta que muramos, seguiremos convencidos de ello y ojalá nuestras canciones sigan siendo un motor para revolucionar sensibilidades.