Actualizado 23/07/2016 08:29

La reivindicación social lleva base y rima firmada por Ana Tijoux

ANA TIJOUX/ Gonzalo Tello
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   MADRID, 23 Jul. (Notimérica) -

   La figura artística de Anamaría Tijoux Merino es una de las más enriquecedoras e inteligentes que se presentan en el panorama musical actual. Más conocida como Ana o Anita Tijoux, la cantante nació en Lille (Francia), un lugar que pronto abandonó al trasladarse a Chile, lugar de nacimiento de sus padres exiliados por la dictadura de Pinochet.

Nació el 12 de junio de 1977 en el seno de una familia humilde chilena que pronto le hizo ser consciente de los problemas sociales y desigualdades en el mundo y, en concreto, en el país al que se trasladó al comenzar la democracia.

   Su madre, una reconocida socióloga chilena de nombre María Emilia Tijoux, le acercó desde bien pequeña a las historias de los mapuches y las raíces del país andino al que volverían en 1993 de forma definitiva.

   Unos años antes había escarbado en unas raíces más modernas que los cuentos que escuchaba más pequeña, un fundamento hiphopero de lírica rápida y crítica sobre una base repetida. Sus primeros pasos en la capital vinieron de la mano de Los Gemelos y Los Tetas, pero fue con Makiza cuando la cantautora se lanzaría de lleno a la música local.

   Sus letras hablaban de lo prohibido, eran un destape emocional y sensitivo que denunciaban la situación política del abuso y la represión. La desigualdad, la miseria y la crítica sociopolítica surgían de tres mentes masculinas (Dj Nakeye, Seo2 y Sonido Ácido) a las que se sumaba una femenina centrada en destacar porqué su género no sobresale en el rap.

   Los proyectos personales de cada uno desembocarían en una separación temporal que llevarían a Tijoux a su país natal para volver a Chile en 2003. Colaboró con otros artistas en la creación de temas que marcarían las expectativas de un país marcado por el recuerdo de lo terrible aunque quizás el tema que destaca en esta década es el que interpretó junto a la cantante y activista mexicana Julieta Venegas.

   El año 2006 fue la fecha que determinó una ruptura total con sus compañeros Makiza por diferencias personales. Sin embargo, ese año marcó el inicio de una carrera profesional envidiable que sirve de ejemplo a muchos músicos chilenos principalmente, aunque muchas otras estrellas ya consagradas de orígenes lejanos a este territorio se han rendido a las cualidades de Tijoux, como es el caso del vocalista del Radiohead y Atoms for Peace, Thom Yorke.

   El primer álbum en solitario de la compositora se llamó 'Kaos', un ejemplo de altibajos emocionales con ritmos negros y souleros que llegó en 2007. Dos años más tarde vendría '1977', el álbum cuyo tema principal de nombre idéntico recomendó Yorke a sus seguidores.

   Un empujón para que el mundo (por fin) reconociera el encanto de una artista que amansa el jazz y el soul de una manera escandalosa y lírica con la misma facilidad que el actor estadounidense Bryan Cranston interpretó a Heisenberg en Breaking Bad, la serie de televisión que incluyó el laureado tema entre sus episodios semanales.

'La bala' es el tercer título de la corta y profunda discografía de la cantante. Las letras, más ásperas, con más ánimos (si cabe) de denuncia, araña las revueltas estudiantiles de Chile en 2011, misma fecha de lanzamiento de las once canciones que lo componen.

   Estas manifestaciones marcaron un punto de inflexión en la política chilena que cada vez deja más estudiantes fuera de las aulas por no poder acceder a la educación privada masiva. De esta forma 'Shock' estaba impregnada en los labios de los jóvenes protestantes que protestaban porque "todo lo quitan, todo lo venden, todo se lucra: la vida y la muerte" como ilumina la letra.

   El manifiesto político continuó en 'Vengo', en 2014, un disco que firma la denuncia contra las conciencias ancladas en el pasado, la irregularidad de la justicia social y el problema del feminicidio. La libertad de las mujeres queda plasmada especialmente en 'Antipatriarca', un tema muy andino que está en la misma sintonía que el resto de tomas que lo acompañan.

   El resultado de este último disco de estudio de la artista supone un cambio en lo que venía presentando en sus anteriores publicaciones a nivel melódico e instrumental. Con trompetas, charangos, trombones y guitarras, el nivel de composición de este disco supera las expectativas de los oyentes que buscan en Tijoux novedad y creatividad.

   Junto a la rapera de origen palestino Shadia Mansour interpreta 'Somos Sur', un tema que tiene reminiscencias de sus composiciones anteriores y marca otro de los puntos más reivindicativos del disco. Fue así como uno de los artistas más camaleónicos de la historia de la música como es Iggy Pop declaró que la intérprete "tenía un par de pelotas".

   Tijoux es reconocida a nivel internacional y ha realizado giras con las que ha recorrido el territorio iberoamericano, europeo y norteamericano, de manera que la revista 'Rolling Stone' la colocó la primera de la lista como 'la mejor artista en rap español' en el pasado año 2015.

   Indudablemente, lo mejor de la creadora chilena es su capacidad de provocación sin la sexualización de la figura de la mujer, algo que denunció en unas charlas sobre la cosificación de la mujer publicadas por 'Artist-Op Ed' (Walker). La cuestión del arte musical viene reflejada en la 'cultura basura' de la que comentó que "esto no es música ya que arrebata la belleza propia de las mujeres".

   Solo hay que ver algunos de los vídeos musicales de la artista para que quede patente su interés por hacer de su música un espectáculo y no hacer espectáculo bajo el velo de la música comercial. Ana Tijoux dibuja el claro ejemplo de modificación mental y de la conducta humana a través de sus letras. Su estilo ha dado la vuelta al mundo pero aunque haya triunfado aun tiene mucho que decir en sus futuros proyectos.