MADRID, 10 Dic. (Notimérica)-
Durante más de un siglo Estados Unidos ha sido el proveedor tradicional de productos a Iberoamérica. La situación geográfica del país norteamericano al igual que su poder económico han sido claves para las relaciones comerciales. Esta costumbre comenzó a cambiar hace 20 años, cuando China empezó a exportar sus productos a la región iberoamericana. Actualmente las relaciones con el gigante asiático están desbancando a los estadounidenses como proveedor principal.
Durante las dos últimas décadas, las empresas chinas han ido ganando terreno en Iberoamérica. Las importaciones estadounidenses cayeron del 50 por ciento en el año 2000 al 33 por ciento en 2016, mientras que las de China se catapultaron del 3 por ciento al 18 por ciento, según datos del Foro Económico Mundial.
Actualmente, en muchos hogares iberoamericanos las tablets, smartphones, televisores y automóviles chinos han reemplazado a las legendarias marcas estadounidenses.
El rápido crecimiento y la expansión global del gigante asiático se deja ver en la región iberoamericana. Se trata de una estrategia a largo plazo que apunta a consolidar la posición de Pekín en uno de los mercados emergentes más atractivos del mundo.
Pekín quiere consolidar en Iberoamérica una posición de ventaja frente a la Unión Europea, incluso mediante la aportación de grandes volúmenes de inversión directa. Según algunas estimaciones del Foro Económico Mundial, China he invertido más de 106.000 millones dólares en esta región en los últimos años, incluyendo 60.000 dólares para Brasil. Las inversiones del gigante asiático hasta ahora se concentran mayormente en agricultura, energía y proyectos mineros.