Actualizado 05/02/2017 10:28

Cuba se enfrenta al reto de la apertura

Cuba
SERCOTEL

   LA HABANA, 5 Feb. (Notimérica) -

   Aún a pesar de contar con poco más de 11 millones de habitantes y unos 109.000 kilómetros cuadrados de extensión, Cuba ha conseguido ser el centro de atención internacional en múltiples ocasiones.

   En este caso, el deshielo de las relaciones entre la isla y Estados Unidos tras décadas de bloqueo, la reciente muerte de su expresidente y máximo líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, y el cambio generacional al que el Gobierno está abocado, en parte por razones biológicos, son los motivos principales por los que la situación cubana es de interés mundial.

   Tras años de comunismo --desde el triunfo de la Revolución en 1959-- y de resistencia al embargo impuesto por Estados Unidos, esta pequeña isla del Caribe empieza a apuntar maneras del cambio que está por venir, que, dirigido de la forma adecuada, podría suponer el despegue económico del territorio.

   La situación cubana ha despertado durante décadas la admiración y el rechazo de un mundo que la visto como una suerte de David contra Goliath, como el último reducto del ansiado proyecto comunista, adalid de la igualdad, o, por el contrario, como un país anclado en el pasado en el que la libertad es un imposible.

   Aún así, parece que esa situación pronto será parte del pasado, ya que, aunque tímidamente por ahora, Cuba está modernizando su sistema económico. Con el relevo generacional que se producirá en el Ejecutivo --el presidente cubano, Raúl Castro, ha anunciado su retirada para febrero de 2018-- es de esperar que, tras la retirada de la "vieja guardia", los cambios se sigan consumando, aunque sin renunciar a sus principios rectores.

   De momento, la apertura de la isla predice que, con las actualizaciones económicas adecuadas y derribando algunas barreras mediante la implementación de conceptos económicos como eficacia o eficiencia, capacidad de iniciativa, autonomía y removiendo los obstáculos que impone el inmenso apartado burocrático estatal, el crecimiento y el desarrollo serán todo un éxito.

   Las actualizaciones de su economía podrían llevarse a cabo sin trastocar los principios socialistas tan enraizados en la isla y manteniendo la importancia capital que la igualdad económica y la redistribución tienen en el país.

SISTEMA ECONÓMICO CUBANO

   Algunas de las deficiencias de la economía cubana se encuentran en su débil sistema productivo, insuficiente en muchos sectores, como es caso de la producción agropecuaria y agroindustrial. Un buen ejemplo de esta flaqueza es el hecho de que la isla tenga que importar el 70 por ciento de los productos que consume.

   Otros sectores debilitados de la economía cubana son la industria azucarera, que genera un 0,7 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), cuando en 1950 generaba un 25 por ciento. También se encuentran de capa caída la industria manufacturera o la construcción, aún a pesar de que el país sufre un déficit crónico de vivienda.

   Lo estatalizados que se encuentran estos sectores hacen que no existan incentivos para dedicarse a ellos, entre otras cosas, porque existe un precio fijado por el Estado para su venta --casi en todas las ocasiones, a él mismo-- sin que impere la ley de la oferta y la demanda.

   Aún a pesar de estos sectores más débiles, Cuba también tiene puntos fuertes en su sistema económico, como pueden ser la sanidad, la educación y el turismo. En el caso de la sanidad y la educación, estos sectores no solo producen más del 25 por ciento del PIB del país, sino que convierten a Cuba en una nación con un gran desarrollo humano y lo sitúan en cuarta posición en el Índice de Desarrollo Humano de países de Iberoamérica. Además, el capital humano con el que cuenta la isla es innegable.

   Gracias a estas materias, Cuba se encuentra preparada para atraer inversión extranjera, en parte debido a su posición geoestratégica, sus mercados aún sin explotar y una población altamente cualificada.

   Otro aspecto imprescindible para el despegue económico de Cuba es la apertura a la financiación internacional, posibilidad que se ha abierto tras el deshielo de las relaciones con Estados Unidos. No solo se espera que Cuba se abra al mundo, sino que es previsible su incorporación a instituciones financieras internaciones.

CONDICIONES NECESARIAS

   Estos avances de la economía cubana tienen que pasar por el cumplimiento de varias condiciones. Una de estas es la agilidad con la que se lleve a cabo el relevo generacional en el poder, así como la voluntad de cambio de los nuevos líderes. Es importante también que Cuba lleve a cabo otro de sus grandes retos: eliminar el sistema cambiario actual. El éxito de su transición económica también dependerá de que sea capaz de crear una tendencia sostenible de crecimiento.

   En clave externa, aunque existe una voluntad mundial general a la apertura de la isla, será necesario observar cómo avanzan las relaciones de Estados Unidos con la isla tras la llegada a la Presidencia del país del magnate Donald Trump, crítico con el deshielo.

   El crecimiento económico al que se espera que tienda Cuba los próximos años no pasa necesariamente por el abandono total del su sistema socialista. Es más, una apertura al mercado libre radical podría ser negativa para la isla. La clave está en realizar el camino a la apertura sin dejar atrás los principios rectores de su economía: la igualdad, la redistribución y el poder del Estado.

   En este sentido, el objetivo no es privatizar todas las empresas públicas, sino modernizarlas y darles una mayor libertad de acción. Otras materias imprescindibles son la modernización de su sector cooperativo y promover la pequeña y mediana empresa.

   El futuro político, económico y social de Cuba dependerá de cómo se lleve a cabo la apertura --dando por hecho que seguirá adelante--. Es necesario un cambio, sí, pero no una revolución a la inversa que convierta a la isla al capitalismo de un día para otro. En este caso, el éxito radica más en la modernización que en la privatización.