Actualizado 10/06/2016 10:21

El declive de la "clase media" en Occidente y sus consecuencias

Declive de la clase media
REUTERS

   Por Iván González Sarro*, investigador del Instituto Universitario de Estudios Latinoamericanos (IELAT) -  de la Universidad de Alcalá.

   MADRID, 14 May.

   El debilitamiento de la "clase media" es un tema de análisis recurrente en los últimos años. Numerosos estudios han puesto de relieve que la crisis económica de 2007-2008 ha provocado un aumento de las desigualdades y que, consecuentemente, la "clase media" mengüe en las sociedades occidentales. Existe igualmente una percepción creciente de que la "clase media" está siendo "exprimida" en prácticamente todos los países occidentales durante la última década, en favor de los sectores más acomodados.

   Definidas por los sociólogos y los economistas en función de ciertos aspectos como seguridad económica, posesión de ciertos bienes básicos duraderos, nivel educativo, empleo, nivel de ingresos, así como de auto-identificación, las clases medias son consideradas, sobre todo por los politólogos, como un baluarte contra las formas no democráticas de gobierno, a la vez que se defiende el papel primordial que juegan en la promoción del desarrollo económico y la estabilidad social.

   El declive de las clases medias afecta a los sistemas económicos y sociales, que a su vez se debilitan; de ahí el interés por su estudio. En este contexto, cabe plantearse ¿hasta qué punto puede afirmarse que, en efecto, se está produciendo un retroceso de la "clase media" en Occidente? Si fuera así, ¿qué consecuencias puede tener este hecho sobre las sociedades occidentales?

   De una manera clara, en los EEUU, paradigma de sociedad de "clase media" desde los años cincuenta y sesenta del siglo XX, los datos evidencian que el proceso de retroceso histórico de la misma es una realidad. Según un estudio del Pew Research Center, entre 1970 y 2014, la "clase media" estadounidense ha perdido tamaño en lo que se refiere al número de hogares que la forman. Así en 2014, el 55% de los hogares era de "clase media" frente al 64,50% del año 1970. Por otra parte, ha visto aumentar sus ingresos medios, pero a un ritmo bastante por debajo de los grupos situados por encima de ella en nivel de ingresos medios, y ha disminuido sustancialmente su participación en el ingreso total a favor del grupo superior de ingresos, que ha acaparado él solo las pérdidas de participación de todos los demás grupos, incluido el de la "clase media". En este país, desde el gobierno de Reagan y su política económica del laissez faire propia del neoliberalismo -conocida como "reaganomics"- hasta el de Bush hijo, pasando por el de Bill Clinton, la distribución del ingreso fue cada vez más regresiva, y parece claro que los gobernantes estadounidenses no han sido capaces de promover políticas que conecten crecimiento con mantenimiento de los niveles de vida de la "clase media" durante estas cuatro últimas décadas. Por eso se ha producido su "empobrecimiento" paulatino.

   También en parte de la Europa continental, sobre todo en los países del sur como Portugal, Italia, Grecia y España -los tristemente célebres PIGS- las políticas de extrema austeridad impuestas para reducir los crecientes déficits fiscales han ido impulsando una tendencia similar, debilitando a sus clases medias de una manera rápida y al compás de la crisis. Particularmente grave resulta la situación en España, donde, la profundidad de la crisis y según un reciente estudio elaborado por Francisco J. Goerlich Gisbert y editado por la Fundación BBVA, "una gran parte de las rentas medias se mueven hacia estratos de renta bajos, y podríamos decir que su posición se muestra vulnerable ante la posibilidad de caer en riesgo de pobreza". De igual manera, en Francia y Alemania la "clase media" está expuesta y sometida a la pobreza por efecto de la austeridad y del trabajo a tiempo parcial. Se observa un proceso similar en el Reino Unido, donde un amplio sector cualificado de empleo y salarios medios ha sido erosionado por la polarización laboral, resultando un país cada vez más dividido entre los "privilegiados" y los "desposeídos".

   Por el contrario, en América Latina, un estudio editado por el Banco Mundial en el año 2013 y elaborado por Francisco H. G. Ferreira et al., titulado 'La movilidad económica y el crecimiento de la clase media en América Latina', pone de relieve que, tras décadas de estancamiento, la "clase media" en Latinoamérica creció y lo hizo de manera notable durante la década de 2000, pasando de 100 millones de personas a unos 150 millones hacia el final de la década, representando prácticamente una tercera parte de la población latinoamericana , a pesar de la crisis financiera global de 2008-2009, si bien, lógicamente, esa clase media emergente varía de un país a otro.

   Igualmente en los países emergentes, los BRIC (Brasil, Federación Rusia y China), que han experimentado largos períodos de crecimiento económico sostenido, la "clase media" ha adquirido una relevancia tanto en porcentaje de la población como en términos absolutos, aunque también aquí encontramosdiferencias entre estos países. Así, en Brasil, la "clase media" -la clase C- que emergió a comienzos de los años ochenta equivaliendo a más del 15% de la población, y que llegó a representar una tercera parte a finales de 2013, está viendo frustradas muchas de sus aspiraciones en los dos últimos años, dando señales de retroceso. En Rusia, la "clase media" equivale a más de la mitad de la población. En cambio, en India, la "clase media" sigue siendo relativamente modesta. Dentro de este grupo de países, el que más ha contribuido al crecimiento de la "clase media" ha sido China, donde se produjo un asombroso aumento del 800% de la clase media en la última década, aunque, como se señala en el estudio de Ferreira et al., todavía representa un mero 6% de su población.

   Así pues, mientras que la "clase media" se está expandiendo rápidamente en los países emergentes y en desarrollo, en los países "ricos" se está reduciendo, sintiéndose incapaz de mantener los niveles de vida que han caracterizado un estilo de vida de clase media durante décadas. Por ello, no puede generalizarse una tendencia de debilitamiento o declive de la "clase media" en todo el Occidente desarrollado.

   Deben tenerse en cuenta, no obstante, las diferencias relativas en los ingresos de las clases medias de los distintos países en función de su nivel de renta per cápita, así como la diferente consideración de la "clase media" en cada país, pues, lógicamente nada tiene que ver la "clase media" estadounidense o de algunos países europeos con las clases medias de algunos países en Latinoamérica, donde, de acuerdo con un informe del Centro de Desarrollo de la OCDE -How Middle-Class Is Latin America?- el grupo de la "clase media" sigue siendo económicamente vulnerable, pocos tienen títulos universitarios y muchos trabajan en el sector informal, y en muchos casos está subsidiada por programas gubernamentales.

   En cualquier caso, las implicaciones de estas tendencias son relevantes por cuanto la "clase media" es un actor económico y social crítico, como destaca Mario Pezzini, director del Centro de Desarrollo de la OCDE, debido a su potencial como motor de consumo y de crecimiento de la demanda interna. Al mismo tiempo, el papel social de la "clase media" resulta igualmente importante. Tradicionalmente las clases medias han venido apoyando a la democracia y a plataformas políticas progresistas pero moderadas. Su participación activa en los procesos políticos se resalta como garantía de cierta armonía democrática.

    Al margen de estas implicaciones, lo que se está poniendo de manifiesto en muchos países, de una manera cada vez más nítida, es la dificultad creciente de que se produzca la movilidad social ascendente y sí, en cambio, el "desclasamiento intergeneracional" planteado por el sociólogo francés Camille Peugny. Si en la generación de los babyboomers -nacidos después de la Segunda Guerra Mundial- la "clase media" era dominante en gran parte de Occidente, la generación posterior, calificada como babyloosers, aun teniendo un nivel de formación mucho más elevado, no está consiguiendo acceder a los niveles de renta, de bienestar y de seguridad del que gozaron sus padres, es decir la generación descendiente no está logrando superar _y ni siquiera alcanzar_ el estatus de la generación progenitora.

*Iván González Sarro es investigador del IELAT, de la UAH. Licenciado en Historia, Máster en "América Latina y la Unión Europea: una cooperación estratégica", y doctorado de la UAH (IELAT) en el Programa de Doctorado "América Latina y la Unión Europea en el Contexto Internacional" y de l'Université Fédérale Toulouse Midi-Pyrénées, Université Toulouse Jean-Jaurès. Autor de varios trabajos en publicaciones especializadas, y ponente en congresos internacionales, González orienta sus líneas de investigaciones a los temas de economía política, crisis económica, desigualdad, política fiscal y gasto público y geopolítica.