Actualizado 26/03/2018 16:25

El Mercosur y la Unión Europea, ¿quizás en los próximos días?

MERCOSUR
FLICKR / MIN. ARGENTINO DE CULTURA - Archivo

   MADRID, 26 Mar. (Notimérica) -

   El día 26 de marzo de 1991 el sur de la región latinoamericana vivía un momento histórico con la firma del Tratado de Asunción. El acuerdo, que involucraba a Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay, tuvo como objetivo principal la integración comercial y posteriormente dio lugar al Mercado Común del Sur (Mercosur), al que después se integrarían Venezuela y en el que Bolivia se encuentra actualmente en proceso de adhesión.

   Los antecedentes del tratado se remontan a 1985, año en el que se lleva a cabo la Declaración de Foz de Iguazú, un acuerdo de integración bilateral entre Argentina y Brasil. La firma entre los gigantes sudamericanos, además de tener relación con la mencionada integración, también buscaba solventar la rivalidad económica y de mercado entre los dos países. De la misma manera, ambas naciones vieron necesaria su unión para crecer, mejorar sus situaciones económicas y, a su vez, integrarse en el sistema económico mundial.

   Tras esto, la propuesta se extrapoló al resto del Cono Sur y este puso en el horizonte la meta de su unificación comercial. Así, en el año 1988, Uruguay se sumó al proceso de integración y, el 26 de marzo de 1991, los países mencionados y Paraguay firmaron el Tratado de la Asunción. En 1994, el Protocolo de Ouro Preto --documento complementario al Tratado de Asunción-- estableció la denominación de 'Mercosur' al acuerdo, al mismo tiempo que adoptaba una estructura institucional basada en el área de libre comercio.

   Los hechos se fueron sucediendo paulatinamente hasta que en julio de 2006 se suscribió el Protocolo de Adhesión de Venezuela, pasando el país a ser considerado como Estado miembro en el año 2012. Ese mismo año el presidente boliviano, Evo Morales, firmó un acuerdo para la adhesión de Bolivia al bloque. Cabe mencionar, sin embargo, la suspensión de Paraguay del acuerdo en 2012 --así como de la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR)-- y su reincorporación en 2013.

EL DESARROLLO DE MERCOSUR

   En el momento de la fundación de Mercosur --a comienzos de los años 90's-- la región se encontraba viviendo un periodo de reorientación y cambio político. El fin de los regímenes dictatoriales y la llegada de las democracias a América Latina estaban impulsando fuertemente las ideas de integración y colaboración, haciendo de lo común una meta a cumplir. Además, el libre comercio se presentaba como un mecanismo para fomentar el desarrollo económico, más cuando la deuda externa y el proteccionismo en el mercado internacional suponían un problema para la expansión sudamericana.

   Sin embargo, la integración propuesta en una primera etapa por Mercosur ha contado con problemáticas derivadas de las propias estructuras internas de los países miembros. La envergadura de las industrias argentina o brasileña poco tenían que ver con la paraguaya. La llegada de la crisis económica regional de finales de los años 90's --que supuso incluso el 'corralito' a la sociedad argentina-- trajo consigo una nueva fase para el Mercosur, que abrió una nueva etapa en los primeros años del milenio.

PRESIDENTES

   Estas diferencias estructurales trataron de paliarse con la instauración del Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur (Focem) en el año 2003, al mismo tiempo que se dieron las consecutivas victorias de los gobiernos de izquierda en la región. Con este nuevo panorama, y a pesar de que Mercosur vio crecer las inversiones desde el otro lado del océano, las divergencias estructurales siguieron estando vigentes.

   La falta de coordinación regional, de agenda a largo plazo y, posiblemente, de voluntad política, han debilitado la estructura de Mercosur poco a poco.

   De la misma manera, durante los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro de 2016, los presidentes de Brasil, Michael Temer; Argentina, Mauricio Macri; y Paraguay, Horacio Cartes, se reunieron para barajar la posibilidad de suspensión de Venezuela, argumentando dudas sobre el cumplimiento de los requisitos de pertenencia en materia de derechos humanos, democracia, política y comercio. Finalmente, en diciembre de 2016, tras una tregua de tres meses para la reforma de sus leyes y el cumplimiento de las exigencias de Mercosur, Venezuela fue bloqueada en el acuerdo.

   En un momento en el que Venezuela se encuentra fuera y el petróleo ha dejado de significar lo mismo que hace una década, la situación económica, política y social brasileña dista de la idea de país líder en expansión de la región, y Argentina ha virado radicalmente la composición de su gobierno --entre otras cuestiones regionales--, las propuestas de Mercosur, tal y como en un primer momento se ideó, parecen difíciles de cumplir.

ACUERDO CON LA UE

   Por otro lado, la actualidad más reciente sobre Mercosur se centra en otro de los propósitos históricamente trabajados pero, hasta el momento, sin grandes resoluciones. El pasado año, en torno al mes de marzo, Buenos Aires acogía una nueva ronda de negociaciones --la primera desde 2012-- birregionales entre la Unión Europea (UE) y Mercosur, en la que se buscaba un pacto político y comercial.

   Tal y como afirmó en la rueda de prensa la entonces canciller argentina, Susana Malcorra, el diálogo "está avanzando y está avanzando bien", con intercambios "intensos". Las expectativas puestas en el posible acuerdo eran notables, puesto que este podría suponer un avance y un impulso para la institución latinoamericana.

   La firma de este acuerdo, que lleva sobre la mesa en torno a 25 años y ha sufrido de interrupciones intermitentes, daría comienzo a una nueva era de relaciones entre la región latinoamerica y Europa. Sin embargo, entre las idas y venidas de Bruselas y el Mercosur, el gigate asiático gana posiciones en el territorio latinoamericano al tiempo que las políticas proteccionistas de Donald Trump están cambiando el escenario de disputa.

   Y es que está claro que si la Unión Europea no acelera el ritmo en lo referente a pactar con Mercosur, China podría aprovecharse de todas las ventajas que ofrece un meracado como el latinoamericano, más cuando los asiáticos ya poseen acuerdos bilaterales con varios países sudamericanos.

   "Las relaciones entre la Unión Europea y los países de América Latina se tienen que reforzar claramente. Ambos deben actuar de forma conjunta, como un baile a dos. Esperar a que pase un lustro para cerrar un acuerdo es mucho tiempo porque estaríamos perdiendo una ventaja competitiva muy grande, con el proteccionismo de Trump y la progresión de China, que quiere ser el país de una globalización más acelerada", asegura en declaraciones a 'ALNavío' la profesora de Relaciones Internacionals de la Escuela de Administración de Empresas Business School, Cristina Noguera.

   La opinión dada por la experta a 'ALNavío' refleja la preocupación de que después de 25 años siga sin haber un acuerdo, algo que explica indicando que hasta el momento se ha adelantado en "materias fáciles", quedando un 10 por ciento de temáticas sin progreso. "Nos encontramos con posturas demasiado rígidas en temas sanitarios, de denominaciones de origen, fitosanitarios, así como la cuestión agrícola, que supone un gran volumen del PIB de los países", indica al citado medio.

   La experta asegura que es necesario dejar de lado el egoísmo, pues este podría provocar que otros se adelanten, es "el momento de guardarse el egoísmo en beneficio propio". El pasado 28 de febrero se escuchaba por última vez que "en los próximos días" podrías cerrarse el acuerdo comercial entre Mercosur y la UE, al tiempo que se anunciaba que comenzarían las rondas de negociaciones entre la institución sudamericana y Canadá.

   Esta última ya ha comenzado, pero seguimos a la espera del cierre del acuerdo con un cuarto de siglo a las espaldas. ¿Quizás en los próximos días?