Actualizado 05/05/2014 20:48

El Supremo avala que se pueda rezar antes de los plenos en los ayuntamientos

El juez Kennedy junto a un miembro de la Iglesia
Foto: REUTERS

WASHINGTON, 5 May. (Reuters/EP) -  

   El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha dictaminado este lunes que un pueblo del estado de Nueva York no viola la prohibición de que el Gobierno respalde la religión incluida en la Constitución, al permitir las oraciones antes de los plenos mensuales.

   En una decisión que busca guiar a los gobiernos locales del país sobre cómo afrontar la cuestión, el tribunal se ha pronunciado por cinco votos a favor y cuatro en contra y ha considerado que en la localidad de Greece no se violó la ley cuando se escogió a las personas que formulan la oración, mayoritariamente cristianos.

   Aunque los demandantes impugnaron la práctica en Greece, un suburbio de 100.000 personas de Rochester, Nueva York, concedieron que algunos tipos de oraciones no sectarias son permitidas por la Constitución.

   El Supremo estuvo dividido por segmentos ideológicos. Así, la bancada conservadora aceptaba las oraciones, mientras que los liberales decían que la práctica violaba la Primera Enmienda, que estipula la separación entre religión y Estado.

   El juez Anthony Kennedy, portavoz del Tribunal, ha señalado que la práctica del pueblo coincidía con un caso de 1983 llamado Marsh v. Chambers, que permitía los rezos antes de las sesiones legislativas, basándose en gran parte en la naturaleza histórica de la práctica.

   Aunque la política en Greece no abraza ninguna religión en particular, en la práctica todos los ciudadanos que ofrecieron una oración eran cristianos hasta que algunos residentes presentaron una denuncia en 2008.

   En el veredicto, Kennedy afirma que "sostener que las invocaciones han de ser no sectarias podría forzar a los legisladores que patrocinan a los oradores y a los tribunales que deben decidir sobre estos casos a actuar como supervisores y censores del discurso religioso".

   La demanda había sido presentada por Susan Galloway, que es judía, y por Linda Stephens, un atea, quienes argumentaban que la práctica les hacía sentirse incómodas. El caso llegó al Supremo después de que el Segundo Tribunal de Apelaciones de Circuito de Estados Unidos se pronunciara contra el ayuntamiento. Un tribunal de distrito había respaldado previamente la postura de la localidad y había desestimado la denuncia de las dos mujeres.