WASHINGTON, 27 Jul. (EUROPA PRESS) -
La Organización de los Estados Americanos (OEA) urge a encontrar una solución "permanente y pacífica" al conflicto territorial que mantienen Guatemala y Belice desde hace décadas, y que a comienzos de años provocó un nuevo roce diplomático por la muerte de un campesino cerca de la zona en disputa.
"Los sucesos de los últimos días ponen de manifiesto la urgencia de encontrar una solución permanente y pacífica a la centenaria disputa territorial entre Guatemala y Belice, así como la importancia de someter el diferendo a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) para obtener un fallo definitivo", señala la OEA en un comunicado.
Belice y Guatemala realizarán el 6 de octubre de 2013 una consulta en cada país para decidir si finalmente dejan en manos de la CIJ la solución de un conflicto territorial que ha mantenido divididas durante más de cien años a esas dos naciones centroamericanas.
Guatemala reclama desde hace más de un siglo unos 12.500 kilómetros cuadrados de Belice, lo que representa más del 50 por ciento del territorio beliceño. La idea es que sea la CIJ la que tenga la última palabra sobre este conflicto, pero antes de presentar la demanda ambos países deberán someter a consulta esta propuesta.
La crisis en esa región empeoró el pasado febrero cuando un campesino guatemalteco murió a manos militares beliceños en un confuso incidente ocurrido en la llamada Zona de Adyacencia, que se disputan los dos países.
La OEA decidió investigar lo ocurrido y, de acuerdo con el informe preliminar divulgado este viernes, los hechos tuvieron lugar "a más de tres kilómetros" de la Zona de Adyacencia administrada por Belice, pero además constató que el fallecido y sus acompañantes estaban talando árboles de manera ilegal. La víctima tenía dos armas de fuego en el momento de enfrentarse con las Fuerzas de Defensa de Belize (FDB).
Este hecho, así como otros asuntos de interés regional, serán abordados en la próxima reunión de vicecancilleres de ambos países que se realizará el próximo martes, 31 de julio, en la sede de la OEA en Washington.