Actualizado 02/10/2014 17:39

Se abre una puerta a la esperanza para los bosques de Perú

Bosque de Perú
Foto: WIKIPEDIA

MADRID, 2 Oct. (Notimérica/EP) -

   Perú puede presumir de ser una de las cinco zonas forestales más grandes del mundo. O podía. Con más de 68 millones de hectáreas de todo tipo de bosques distribuidos entre la Amazonía, la cordillera de los Andes y la costa, el país andino comienza a ver cómo la creciente deforestación ha acabado en los últimos años con cerca de diez millones de hectáreas de estos bosques.

   La flora peruana ha sufrido en las últimas décadas las consecuencias de un aumento de un 50% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero (unos 71 millones de toneladas de CO2 cada año). A ello se suma el incremento de la superficie de su selva amazónica que se ha transformado en suelo apto para el cultivo mediante la tala de árboles, mientras que la minería ilegal supone la deforestación de más de 110.000 de estas hectáreas, tal y como se desprende de un estudio de la Confederación de Nacionalidades Amazónicas del Perú (CONAP).

   Esta triste combinación, que constituye en América Latina y Caribe un incremento de un 46% de la emisión de gases de efecto invernadero, contrasta con el promedio mundial, situado en aproximadamente un 18%. Cuatro millones de hectáreas anuales ha perdido esta región entre 2005 y 2010, la peor tasa de deforestación del mundo.

CONSECUENCIAS

   Las cifras no engañan pero, ¿cuáles son las consecuencias reales de estas actuaciones en Perú? ¿Cómo afectan a las condiciones climáticas tanto de la región como a nivel global?

   A la pérdida de biodiversidad, el aumento de inundaciones, la sedimentación y la degradación de los suelos hay que añadir la amenaza que la deforestación supone para los habitantes de las regiones afectadas -fundamentalmente pueblos indígenas-, que ven cómo sus medios de vida, e incluso su integridad cultural, son amenazadas  por distintos intereses económicos.

   Unos intereses que solo se enfocan en el corto plazo y en el enriquecimiento personal de empresarios privados. Diversos estudios realizados en los últimos años han concluido que el impacto del cambio climático en Perú podría ocasionar pérdidas que superarían el 20% del PIB en 2050.

   Este hecho se debe a que los principales sectores económicos del país -la minería, la energía, la agricultura, la manufactura y el turismo- son actividades que ayudan a que el cambio climático se produzca con mayor rapidez.

   Entonces, ¿cómo se pueden proteger los bosques en Perú sin dejar de generar nuevas oportunidades económicas en la agricultura? Y más allá, ¿cómo se podría hacer esto de manera sostenible?

LA SOLIDARIDAD INTERNACIONAL ARROJA LUZ

   Pese a los interrogantes, la última cumbre de Naciones Unidas sobre el cambio climático, celebrada el pasado mes de septiembre, parece haber arrojado algo de luz sobre este tema. El gobierno de Perú, junto con el apoyo de Noruega, Alemania y el Banco Iberoamericano de Desarrollo (BID), ha propuesto un mecanismo que podría servir para frenar tanto la deforestación de sus bosques como la excesiva emisión de gases invernadero.

    Tras la cumbre, el gobierno de Ollanta Humala se ha comprometido a desarrollar una nueva ley forestal que suponga una coalición público-privada con empresas multinacionales que apuestan por las políticas de reducción de la deforestación, tal y como afirmó este lunes la directora ejecutiva del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri).

   Del mismo modo, perseguirá y penalizará la conversión de suelos forestales en terrenos para uso agrícola y estudiará las reivindicaciones sobre millones de hectáreas de tierras por parte de los pueblos indígenas.

   Noruega por su parte se comprometió durante la cumbre de la ONU a destinar 300 millones de dólares hasta el 2020 para el pago de resultados demostrados en la reducción de la deforestación, mientras que Alemania apoyará a Perú en cuestiones climáticas y forestales y considerará otras contribuciones basadas en los resultados obtenidos.

   Por último, el BID colaborará con para que el país pueda alcanzar los compromisos vinculados a la obtención de recursos financieros.

   Dar solución a la deforestación de los bosques peruanos -una problemática similar a la de otros países de América Latina y Caribe- es uno de los grandes retos en materia de cambio climático y de protección del medio ambiente; pero, si se trata como un problema global y comienzan a llegar las ayudas internacionales, es posible que se abra una puerta a la esperanza para los bosques de Perú.

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