Actualizado 15/01/2017 07:24

10 años de Gobierno de Rafael Correa en Ecuador, ¿qué herencia deja?

RAFAEL CORREA
PRESIDENCIA DE ECUADOR

   QUITO, 15 Ene. (Notimérica) -

   Este domingo 15 se enero se cumplen 10 años de la primera toma de posesión de Rafael Correa como presidente de Ecuador tras ganar las elecciones de 2006 como candidato de la coalición Movimiento Alianza País, Patria Altiva i Soberana (Alianza País).

   Tras esta victoria vendrían otras dos. En las consecutivas elecciones presidenciales, las celebradas en 2009 y en 2013, Correa reafirmó su liderazgo en el país. De cara a los próximos comicios, programados para el 19 de febrero, el presidente ecuatoriano ha anunciado que no repetirá como candidato a la Presidencia.

   Durante los 10 años ininterrumpidos de Rafael Correa al frente del ejecutivo ecuatoriano, se han llevado a cabo múltiples medidas de calado enmarcadas en la 'Revolución Ciudadana', como se ha autodenominado el Gobierno de Ecuador.

   Estas políticas se han apoyado en varios pilares. El más importante de ellos, el socialismo del siglo XXI, movimiento basado en la implementación de una democracia sostenible con tintes marxistas --sobre todo en cuanto al protagonismo del Estado--, una democracia participativa y de base y la constante actualización de sus principios.

   Pero también encuentra soporte ideológico en el bolivarianismo, doctrina política de Hugo Chávez, el "buen vivir", una forma de gobierno humanista, sostenible y ecologista y el antimperialismo, sostenido mediante el acercamiento a países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Rusia y China. Pero esto tan solo es la teoría.

   En la práctica, la medida más importante en diez años de 'correismo' ha sido la promulgación de la Constitución de Montecristi del 2008. La ruptura con lo previo de la nueva Carta Magna del país fue la inclusión, junto a los tres poderes fundamentales del Estado --ejecutivo, legislativo y judicial-- de otros dos nuevos poderes: función electoral y función de transparencia y control social. Este documento también establece un papel intervencionista del Estado en la economía, un modelo de Estado de Bienestar fuerte y asistencialista y la primacía del Gobierno central sobre la descentralización.

   Junto a la Constitución se deben mencionar como puntos fuertes de la política 'correista' el acercamiento a otros líderes del ALBA, formando una entente de izquierdas en la región que en la actualidad está muy debilitada, la aplicación de importantes planes nacionales como 'el buen vivir', el aumento sustancial del tamaño del Estado o la Ley de comunicación.

NUEVO PERIODO

   Tras una década al frente del ejecutivo, el 19 de febrero se celebrarán nuevos comicios presidenciales en Ecuador, a los que Correa no concurrirá. En su lugar, al frente de Alianza País se presentará el exvicepresidente Lenin Moreno.

   Frente a este, otros siete candidatos: Guillermo Lasso, por el Movimiento CREO-SUMA; Cynthia Viteri, al frente del Partido Social Cristiano; Paco Moncayo, de Acuerdo por el Cambio; Iván Espinel, por Compromiso Social; Abdalá Bucaram, liderando Fuerza Ecuatoriana; Patricio Zuquilanda, por el Partido Sociedad Patriótica, 21 de enero; y, por último, Washington Pesántez, de Unión Ecuatoriana.

   A escasas semanas de su salida del Gobierno, Correa deja un Ecuador que comienza a adelgazar un sector público con 'superpoblación', eliminando, entre otros, 12 puestos de viceministros y seis entidades estatales. Algunas peticiones populares, como la despenalización del aborto, son una tarea a llevar a cabo por el próximo presidente, ya que Correa se ha negado a atenderlas.

   En materia productiva, no ha cumplido con sus expectativas de convertir este sector al desarrollo sostenible. Ejemplo de este fracaso es que, de las ocho centrales hidroeléctricas anunciadas por el Gobierno, solo una funciona completamente y otra al 50 por ciento.

   La situación económica, tras la crisis iniciada en 2014, el terremoto sufrido en el país en abril del 2016 y el sustancial descenso de la recaudación fiscal, tampoco son factores muy favorables cara al nuevo mandato presidencial.

   Para compensar esta carencia, el presidente Correa se vio obligado a subir el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) --una política contraria a su línea ideológica--, a la venta de algunas empresas estatales y la apertura de otras a la inversión privada, medidas que le alejan del pretendido socialismo del siglo XXI.

   Por contrapartida, la inversión del Gobierno de Correa en materias como la educación o la salud han supuesto un fortalecimiento del Estado de Bienestar, la reducción de la desigualdad y un descenso significativo de la pobreza.

   El próximo presidente de Ecuador, que tomará posesión el 24 de mayo de 2017, pondrá fin a una década de 'correismo'. De salir vencedor Lenin Moreno, próximo al actual presidente, sí se espera que continúe con sus políticas fundamentales.

   Tras diez años en el poder, actividad política a parte, el gran logro de Correa ha sido mantenerse con grandes niveles de aprobación y aceptación entre la ciudadanía ecuatoriana. Según datos de la encuestadora Mitofsky, en septiembre de 2016 el presidente ecuatoriano contaba con una aprobación del 61 por ciento de su ciudadanía. Un dato muy destacable teniendo en cuenta el desgaste propio de una década de función pública.