Actualizado 21/04/2017 11:07

Ricardo Masetti, el periodista que puso el cuerpo

Ricardo Masetti
Ricardo Masetti - WIKIMEDIA COMMONS

   BUENOS AIRES, 21 Abr. (Notimérica) -

   Jorge Ricardo Masetti era un periodista al que le tocó vivir muchas contradicciones, una persona que se la jugaba por pensar y decir en lo que él creía. Desapareció en la selva el 21 de abril de 1964 sin dejar rastro. Sus compañeros al frente corrieron la misma mala suerte, muertos por inanición o heridas.

   No toleraba estar sometido a los jefes y aunque le ofrecieron ser director de la agencia cubana Prensa Latina, el mayor descubrimiento editorial de la época, se fue al poco tiempo por el sectarismo que se estaba creando en la redacción. Prefirió ejercer de periodista en el campo, en el frente, combatiendo por lo que defendía, según él mismo dijo "para ser revolucionarios hay que sacrificar al periodista".

   En 1958 viajó a Cuba para entrevistar a Fidel Castro y al Che Guevara. De ahí saldrían los apuntes que se transformarían en su libro 'Los que luchan y los que lloran' y, según recoge en sus propias notas, vio la muerte en aquel lugar y sabía que el lápiz debía ser cambiado por la lucha armada.

   

   En 1961, siendo ya íntimo amigo del Che, dio sus primeros pasos como revolucionario activo en la defensa de playa Girón durante la invasión de Bahía de Cochinos para luego irse a luchar por la guerra de independencia en Argelia. Luchó junto con el Frente de Liberación Nacional (FLN) argelino, lo que a la larga le daría formación para poder ser jefe guerrillero, años más tarde, en Argentina.

   Che Guevara nombró a Masetti comandante Segundo para extender la revolución en Ámerica Latina en 1963. Al frente del Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) debía dirigir a 30 combatientes, en su mayoría argentinos, mientras el Che se encontraba refugiado fuera.

   Se instalaron en Salta, zona limítrofe con Bolivia y decidieron iniciar un foco armado abriendo la confrontación con una carta pública al presidente ganador de las elecciones, Arturo Illia, que formaba parte de la Unión Cívica Radical. La carta apenas tuvo impacto en los medios de comunicación y tampoco en la opinión pública pero produjo la inmediata movilización de la Gendarmería Nacional Argentina, fuerza de seguridad de fronteras.

   Masetti se negó a abandonar el lugar y cinco meses después el comandante Segundo tuvo que huir a la selva de Orán de la que él sabía que ya no podría volver jamás pero era 'mejor' a que le hicieran prisionero "imagínate, que te agarren, que te hagan cantar, qué vergüenza viejo", exclamaba Masetti.

   Su compañero, amigo y periodista Rodolfo Walsh dijo sobre la ausencia de Masetti que "en algún lugar desconocido el cadáver del comandante Segundo empuña un fusil herrumbrado. Se ha disuelto en la selva, en la lluvia, en el tiempo" para siempre. Su lucha no fue en vano y su figura como periodista no se queda en el olvido, varios cineastas han querido contar a través de las pantallas su historia para la posteridad.