LA HABANA, 24 Nov. (Notimérica) -
La noche del 25 de noviembre de 2016 el presidente de Cuba, Raúl Castro, anunció al mundo mediante la Televisión Cubana el fallecimiento de Fidel Castro, líder indiscutible y uno de los personajes más importantes del siglo XX, con tantas sombras como luces.
A sus espaldas, un pasado como revolucionario que le aupó a lo más alto de la política cubana durante toda su vida, en la que mantendría la misma frase en sus labios: "Hasta la victoria siempre".
La muerte de Fidel Castro ocupó las portadas del 26 de noviembre y despertaría las opiniones de amigos y enemigos: por un lado, aquellos que lamentaban la muerte del último revolucionario, líder histórico y representante de uno de los pocos reductos de resistencia ante el imperio estadounidense; y, por otro, otros muchos que le tachaban de dictador y tirano. La importancia de Castro como personaje histórico no fue discutida.
Ahora, cuando se cumple el primer aniversario de la muerte del mandatario, a los 90 años, se comienzan a apreciar los cambios que la isla ha experimentado tras su fallecimiento, aunque algunos ellos son independientes de este.
Cuba ha tenido que aprender a vivir sin Fidel tras cincuenta años con el Comandante, si no en todos de ellos al frente del país, como figura indiscutible y líder revolucionado, con tantos admiradores como detractores.
RAÚL CASTRO, MEJORAS Y NUEVOS RETOS
Aunque desde 2008 el presidente de Cuba y hermano de Fidel, Raúl Castro, preside el país, tras la muerte del mandatario Raúl se ha convertido en el último protagonista de la Revolución que continúa al frente del Gobierno.
Los más de nueve años de mandato de Raúl Castro han supuesto para Cuba el aperturismo y la modernización de sus estructuras políticas y económicas de forma lenta pero sin detenerse, hasta incluso haber visto hondear la bandera estadounidense en la isla o la consecución de la primera reunión de este con su homólogo estadounidense, entonces Barack Obama.
El pragmatismo por el que el hermano menor de los Castro es famoso le ha llevado a alejarse de los principios más comunistas de la Revolución cubana, de los cuales Fidel siempre había hecho gala, para adaptarse en cierta medida a la modernidad, con medidas como la descentralización del Gobierno y la administración, la expansión del sector privado, el aumento de la productividad y el comercio externo, aunque también el impulso de la cooperativización y la continuidad de la nacionalización de los sectores económicos clave.
Este aperturismo que se ha llevado a cabo de la mano de Raúl, lejano a las pretensiones de Fidel, ha supuesto un gran cambio para Cuba, que si bien continúa con una peligrosa situación económica, sus perspectivas de futuro han cambiado y comienza a ser un destino masivo para el turismo.
Aun así, Cuba continúa con grandes retos que superar, los cuales el Gobierno de Castro no ha sabido o no ha querido afrontar, como la unificación de la moneda, retomar el crecimiento económico, aumentar los salarios o atraer inversionistas extranjeros, según ha publicado 'El nuevo Herald'.
EL BLOQUEO
En cuanto a las relaciones con Estados Unidos, la muerte de Fidel no ha supuesto un cambio en este sentido, como sí lo ha sido la subida al poder de Donald Trump, tras las elecciones generales del 8 de noviembre de 2016, poco más de dos semanas antes del fallecimiento del líder cubano.
El cambio en la Presidencia ha supuesto un retroceso en el deshielo de las relaciones de los países, que habían avanzado con Obama a la cabeza de Estados Unidos.
Con el cargo recién estrenado, el nuevo presidente estadounidense anunció que no solo cambiarían las políticas exteriores hacia Cuba de forma inmediata, anulando las relaciones diplomáticas impulsadas por Omaba y Raúl Castro, sino que haría énfasis en el mantenimiento del embargo a la isla.
Aún con la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en contra, el bloqueo persiste y es uno de los frenos al crecimiento de Cuba, país que ha visto mermada su capacidad negociadora con el exterior o el flujo de pasajeros dentro y fuera de la isla.
La negativa de Donald Trump a mejorar las relaciones con la isla fue evidente en las votaciones del pasado 1 de noviembre en la ONU relativa a la resolución sobre el levantamiento del embargo, a la que solo Estados Unidos e Israel votaron "no".
EL FUTURO DE CUBA
Aunque tras la muerte de Fidel Castro el futuro reciente de la isla estaba solucionando, las incógnitas comienzan el 24 de febrero de 2018, momento en el que Raúl Castro ha anunciado su retirada.
Según ha declarado el propio mandatario, tras 10 años en el poder se retirará en febrero del próximo año. Una década es el tiempo máximo que el propio Castro se había autoimpuesto como límite de permanencia en el poder, de forma que cumplirá en febrero con su promesa.
El objetivo de Castro es, según él mismo ha declarado en varias ocasiones, abrir el espacio cubano a la participación de políticos más jóvenes. El escenario tras la salida de este de la Presidencia y de la dirección del Partido Comunista Cubano (PCC), cargos que siempre han estado ligados, es incierto, si bien se barajan dos posibilidades.
Por un lado, diferentes especulaciones apuntan a que el apellido Castro continuará vinculado al destino de Cuba, con el hijo de Raúl, Alejandro Castro Espín, actual asesor de Seguridad Nacional y economista, al frente del país. Por otro lado, existe la posibilidad de que el sucesor de Castro al frente del país sea el actual vicepresidente, Miguel Díaz-Canel, y, en el caso de la dirección del partido, también el actual vicepresidente, José Ramón Machado Ventura, según ha publicado 'Infobae'.
La muerte de Fidel Castro, que supuso un shock tanto para Cuba como para la comunidad internacional por el icono en que este personaje se había convertido, hizo correr ríos de tinta sobre su historia, su carisma y lo justo o injusto de su personaje, pero sin olvidar nunca la importancia capital que el cubano tuvo para isla y para el mundo.