Actualizado 19/11/2017 08:41

Piñera busca su regreso a La Moneda frente a una izquierda dividida

Sebastián Piñera y su mujer en el cierre de campaña electoral
REUTERS / IVAN ALVARADO
  

Bachelet se despide de la Presidencia con una baja popularidad por la corrupción y sus frustradas reformas

SANTIAGO, 19 Nov. (EUROPA PRESS) -

Sebastián Piñera intentará este 19 de noviembre volver a La Moneda para un nuevo mandato presidencial de cuatro años como representante conservador y, a juzgar por los sondeos sobre intención de voto, lo tendrá fácil, al menos en este primer asalto, debido a la profunda división de la izquierda chilena.

Los chilenos están convocados este domingo a las urnas para elegir a sus representantes en la Cámara de Diputados y en el Senado, así como en los Consejos Regionales, y para votar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales, el plato fuerte de esta jornada electoral.

Piñera, que ya ostentó la Jefatura del Estado entre 2010 y 2014, es el favorito. Las encuestas le conceden en torno a un 40 por ciento de los sufragios, una cifra que le convertiría en ganador de esta primera vuelta, pero que le obligaría a defender el podio en el balotaje del próximo 17 de diciembre, al no superar el umbral del 50 por ciento.

El abanderado de Chile Vamos ha estado en barbecho como candidato de la derecha desde que abandonó la Presidencia, con un 50 por ciento de popularidad. Su antigua ministra de Trabajo, Evelyn Matthei, le guardó la silla en los comicios de 2013 --a los que Piñera no podía concurrir por prohibición constitucional--, aunque fue arrollada por Michelle Bachelet.

El ex presidente se mantuvo en un segundo plano hasta que el horizonte electoral comenzó a acercarse y los rumores sobre su regreso a la primera línea a intensificarse. Piñera alimentó la incógnita hasta marzo de este mismo año, cuando hizo oficial lo que ya había asumido todo el espectro político: sería candidato.

A pesar de ser la gran esperanza de la coalición conservadora --que tuvo que reformularse tras el batacazo electoral de Matthei--, su candidatura no ha estado exenta de polémica. La Justicia le ha investigado por financiación ilegal de su primera campaña presidencial y por fraude fiscal.

Uno de los escándalos más sonados de Piñera, el tercer hombre más rico del país suramericano, ha sido por la inversión que hizo siendo presidente en una pesquera peruana que se benefició del fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que concede 22 kilómetros de mar a Perú a costa de Chile.

DOS CANDIDATOS PARA LA IZQUIERDA

Simpatizantes de Alejandro Guillier

El principal rival de Piñera es Alejandro Guillier, un conocido periodista de 64 años que el pasado mes de abril se hizo con la nominación presidencial de la Nueva Mayoría --la alianza izquierdista con la que gobierna Bachelet-- derrotando a uno de sus iconos: Ricardo Lagos.

Todas las mediciones coinciden en que Guillier quedará segundo este domingo, con cerca de un 20 por ciento de las papeletas, por lo que sus expectativas se sitúan en el 17 de diciembre, cuando, incorporando los apoyos de los candidatos descartados en primera vuelta, sí podría hacer frente a Piñera.

Su gran lastre en esta toma de contacto es la división del voto en la izquierda chilena porque compite con otros cinco candidatos de su misma cuerda, entre los que destacan la también periodista Beatriz Sánchez y Carolina Goic, también bajo el paraguas de la Nueva Mayoría.

Es la primera vez desde la caída del régimen del general Augusto Pinochet que la tradicional alianza izquierdista acude dividida a unas elecciones presidenciales. Y lo hace porque la Democracia Cristiana (DC) se negó a aceptar otro candidato que no fuera Goic y la Nueva Mayoría decidió seguir adelante con la nominación de Guillier, con mejor rendimiento electoral.

Goic, una trabajadora social de 44 años, goza de tirón popular por su trabajo en el Congreso a favor de las causas sociales y por una historia personal plagada de tragedias familiares que incluye un linfoma de Hodgkin que logró superar y que ha hecho de la ley general contra el cáncer su promesa estrella en esta campaña electoral.

Sin embargo, las simpatías de los chilenos apenas tienen reflejo en los sondeos, que le otorgan un cuatro por ciento, aunque es una suma suficiente para socavar las aspiraciones presidenciales de Guillier en primera vuelta y determinante para el balotaje, en el que solo se medirán los dos candidatos más votados.

Más allá de las luchas intestinas en la Nueva Mayoría, la verdadera rival por la izquierda de Guillier es Sánchez. 'La Bea' --como gusta en llamarse a sí misma-- representa al Frente Amplio, un bloque integrado por líderes estudiantiles y otros activistas que trata de superar la dicotomía entre los dos grandes polos de la política chilena. Podría adjudicarse hasta un 15 por ciento de los votos.

ADIÓS (DEFINITIVO) A BACHELET

Michelle Bachelet

En el 'debe' de Guillier --por extensión de la Nueva Mayoría-- pesa también la mala sensación que estos últimos cuatro años de Bachelet en La Moneda han dejado a los chilenos. Prueba de ello es que esta vez se despide de la Presidencia con un 20 por ciento de popularidad, muy lejos del 80 por ciento de 2010.

Bachelet arrasó en 2013 por el buen recuerdo de su primera etapa en el Gobierno (2006-2010), que le valió incluso el cargo de primera directora ejecutiva de ONU Mujeres, y por el impulso reformista con el que pretendía desmantelar las últimas estructuras de la dictadura militar.

En este segundo mandato ha conseguido aprobar la ansiada reforma educativa que motivó violentas protestas durante su primer Gobierno y el de Piñera y una reforma fiscal que ha puesto a tributar de verdad a las grandes empresas. Asimismo, ha logrado legalizar el aborto en tres supuestos y las uniones civiles entre homosexuales.

Uno de los hitos de su regreso ha sido la eliminación del sistema binominal, una reminiscencia 'pinochetista' que históricamente ha expulsado del arco parlamentario a los partidos pequeños y a los candidatos independientes, y su sustitución por un sistema proporcional que se testará por primera vez este domingo.

"Hemos roto varios cerrojos que asfixiaban nuestra democracia y hemos puesto en el centro de las decisiones a las ciudadanas y a los ciudadanos de Chile", dijo Bachelet en la última rendición de cuentas ante el Congreso sobre su gestión presidencial.

Se le ha quedado en el tintero una ambiciosa reforma constitucional con la que pretendía impulsar a Chile hacia una nueva era. El bronco debate político sobre esta cuestión solo le ha permitido enmendar levemente la Carta Magna para que los chilenos que residen en el extranjero puedan votar.

Carga además con una larga lista de casos de corrupción que le han afectado en primera persona por su hijo, Sebastián Dávalos, y su nuera, Natalia Compagnon, que se habrían valido de su vínculo familiar con la presidenta para obtener un ventajoso crédito.

La mala imagen en el plano doméstico contrasta con su perfil internacional, que permitirá a Bachelet, una pediatra de 66 años, volver a Naciones Unidas, esta vez, como miembro de una junta consultiva sobre mediación. Salvo sorpresa, se espera que sea su retirada definitiva.

Este final agridulce ha contribuido en gran medida a despejar el camino a Piñera, que vuelve con la esperanzadora promesa de sacar a Chile de "este clima de frustración y estancamiento" (también económico) y devolver al país a "la senda del progreso y el desarrollo". "Hagámosla corta. Este domingo vota por los tiempos mejores", ha arengado.