Actualizado 08/11/2017 10:26

Las 'ciudades santuario' de migrantes latinoamericanos peligran en EEUU

Vista general de Manhattan, Nueva York, Empire State
© GARY HERSHORN / REUTERS

   CIUDAD DE MÉXICO, 26 Ene. (Notimérica) -

   Los migrantes iberoamericanos residentes en Estados Unidos se verían de nuevo afectados por las medidas del recientemente proclamado presidente del país, Donald Trump. En esta ocasión, se trata de la firma de un decreto que anula la financiación y el cese de los fondos a los estados con 'ciudades santuario', lugares famosos por tener un trato amable con los inmigrantes, localizadas por todo el país.

   Este miércoles se anunciaba desde el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos la privación de fondos económicos a las administraciones que favorezcan o defiendan la acogida de inmigrantes sin papeles en el territorio estadounidense. Se trata de las conocidas como Ciudades Santuario, localizadas principalmente en estados gobernados por el Partido Demócrata, cuyos funcionarios se niegan u obstaculizan la deportación de personas indocumentadas.

   Algunas de estos municipios son metrópolis de gran relevancia en Estados Unidos, como Nueva York, Filadelfia, Chicago, San Francisco, Portland, Seattle o Los Ángeles, siendo un total de 400 jurisdicciones por todo el país. A pesar de que el Gobierno no podría retirar en su totalidad los fondos federales, sí podría reducirlos notablemente, lo que haría que las pérdidas económicas a las que se enfrentarían se elevaran hasta más de 7.000 millones de dólares, en el caso de Nueva York, o de 1.000 millones en el de Chicago.

   Así, el origen de estos lugares procede de la década de los años 80, cuando muchas iglesias locales acogieron a migrantes que pasaban a Estados Unidos huyendo de las guerras civiles de sus países de origen, en especial en Centroamérica.

   Desde ese momento, los ciudadanos e instituciones públicas de dichas localidades, entre las que se incluyen las policiales, muestran oposición a llevar a cabo la detención y deportación de indocumentados que no hayan cometido un delito grave. De esta manera, ni vecinos ni autoridades de las Ciudades Santuario presentan denuncias. Lejos de ejecutar estas medidas, incluso solicitan, desde la Policía Municipal, a servicios de salud o centros educativos, que se mantenga silencio sobre su presencia.

   Ahora, bajo la premisa de que la no deportación y denuncia de los migrantes supone la presencia en libertad de individuos potencialmente peligrosos, el Gobierno estadounidense pretende acabar con ellas. Sin embargo, el argumento que las Ciudades Santuario presentan se basa en la constitucionalidad de la Cuarta Enmienda, debido a que fallos judiciales consideran que las peticiones de detención de las autoridades federales serían una violación de la misma.

   No obstante, Trump no es el primer republicano que se pronuncia en contra de estas ciudades. Por lo general, estas ciudades están a cargo de demócratas y son consideradas por el otro bando como no colaboradoras con las autoridades federales.

   Por ello, el anuncio del magnate estadounidense va más allá de un nuevo conflicto entre republicanos y demócratas, hallándose lejos de ser otra polémica política migratoria impulsada por Trump. Su posible desaparición genera a su vez una disputa entre el poder federal y los estados, que no están dispuestos a abandonar a parte de su población.