Actualizado 02/02/2017 15:29

Marisa Letícia Lula, el brazo derecho del expresidente brasileño durante cuatro décadas

Mujer de Lula Marisa Letícia Lula
REUTERS/JAMIL BITTAR/FILE PHOTO

   BRASILIA, 2 Feb. (Notimérica) -

   La mujer del expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, Marisa Letícia Lula, ha fallecido este jueves en el Hospital Sirio-Liberanés de Sao Paulo, después de que empeorara su salud a raíz de una hemorragia cerebral.

   Nacida en Sao Bernardo do Campo, en la región metropolitana de Sao Paulo, era la penúltima de once hermanos de una familia de inmigrantes italianos. Comenzó a trabajar como nodriza de tres niñas con tan solo nueve años. A los 13, la ex primera dama entró en una fábrica de chocolates como empacadora de bombones, un puesto que ocuparía hasta que cumplió 21 años y se quedó embaraza de su primer hijo, fruto de su primer marido.

   Más tarde, en 1973, Lula --por aquel entonces Marisa Letícia Rocco-- perdió a su primer esposo, tras lo cual regresó a la vida laboral; en esta ocasión, como inspectora en un colegio estatal. Fue precisamente ese mismo año cuando conoció a Lula en el Sindicato de los Metalúrgicos de Sao Bernardo do Campo. Según 'Carta Capital', el miembro del Partido de los Trabajadores (PT) solía decir que, cuando se enteró de que aquella bella mujer de 23 años estaba viuda, Lula dejó caer un documento que mostraba que él también lo estaba. El episodio sirvió como excusa para iniciar una conversación, la cual sería el principio de una larga relación.

   Fruto de su unión nacieron sus tres hijos: Fábio, Sandro y Luís Cláudio. Además, el exmandatario también adoptó al primer hijo de su mujer, Marcos Lula, que tenía apenas dos años cuando ambos se conocieron.

   Aunque los medios nacionales la describen como una persona "reacia" a la política en un primer momento, su actitud cambiaría cuando estallaron las protestas 'paulistas'. En 1980, la mujer de Lula llegó a dirigir una marcha en apoyo a las mujeres sindicalistas detenidas en el Departamento de Orden Político y Social (Dops), que formaba parte del aparato represivo de la dictadura militar (1964-1984).

   No obstante, durante las primeras elecciones a las que se presentó su marido, en 1989 --donde partía como favorito pero perdió los comicios--, su protagonismo fue escaso. Ya en 2002, su papel en la campaña electoral de Lula aumentó, convirtiéndose el 1 de enero de 2003 en la primera dama de Brasil, un puesto que ocupó hasta 2010, año en el que terminó el segundo mandato de su marido.

   Ante la noticia de su fallecimiento, la diputada del Partido de los Trabajadores (PT) Benedita da Silva ha anunciado en el pleno de la Camara el fallecimiento de la antigua primera dama y ha pedido guardar un minuto de silencio, según informa 'O Globo'.

   Por su parte, Lula ha publicado en su perfil en Facebook un mensaje agradeciendo "todas las manifestaciones de cariño y solidaridad recibidas en los últimos 10 días para la recuperación" de su mujer. "La familia autorizó los procedimientos preparativos para la donación de órganos", ha precisado.

   El estado de salud de la antigua primera dama se había complicado en las últimas horas, según había informado el hospital en su último parte médico, tras haber constatado que no tenía "flujo cerebral".

   La mujer del expresidente brasileño, de 66 años, tuvo que ser sometida la semana pasada a una cirugía endovascular para reparar un aneurisma, tras ser hospitalizada con una hemorragia cerebral.

LA LACRA DE LA CORRUPCIÓN

   Los últimos meses no habían sido fáciles para el matrimonio, que se ha visto involucrado en la 'Operación Lava Jato'. En septiembre del pasado año, la Fiscalía presentó cargos penales contra el expresidente, su mujer y otras seis personas, por su presunta implicación en el escándalo de corrupción de Petrobras.

   La Fuerza de Tarea de la 'Operación Lava Jato' acusó de corrupción pasiva y blanqueo de capitales a Lula y su esposa, en una denuncia que incluía al presidente del Instituto Lula, Paulo Okamotto; el expresidente de la constructora OAS Leo Pinherio; los ex ejecutivos de OAS Paulo Gordilho, Agenor Franklin, Fábio Hori y Roberto Moreira.

   En el caso de su marido, esta acusación se sumó a una investigación federal en Brasilia por un supuesto delito de obstrucción a la justicia. Al parecer, Lula da Silva intentó comprar el silencio del exdirector de Prtrobras Nestro Cervero, uno de los delatores de 'Lava Jato'. También indagan en la compra de un inmueble en Atibia con la ayuda de Odebrecht, otra de las compañías señaladas.

   A pesar de todas las acusaciones --debe hacer frente a un total de cinco juicios en Brasil, por el momento-- el exmandatario niega cualquier delito. "Prueben una corrupción mía y me iré a pie para ser encarcelado", proclamó en septiembre desde Sao Paulo, en un emotivo discurso en el que lloró hasta tres veces.