Actualizado 31/01/2015 15:27

Mexicano que irrumpió en los Nobel: "Yo podría haber sido uno de los 'normalistas'"

Un joven irrumpe con la bandera de México
Foto: POOL NEW / REUTERS

MÉXICO DF, 31 Ene. (Notimérica) -

   Se define como "un chico normal" y ni mucho menos se consideraba un activista como ahora lo define la prensa, y es que Adán Cortés, el mexicano que interrumpió la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz para reclamar justicia por la matanza de Iguala, asegura que este caso le ha hecho tomar conciencia, pues uno de esos 43 estudiantes desaparecidos podría haber sido él.

   "No había estado en el activismo antes, soy un chavo (chico) bastante normal, pero con esto me involucré, uno de esos estudiantes podría haber sido yo. Es una causa con la que me siento identificado, y se me hacía muy grosera la actitud que en esos días estaba tomando el Gobierno, al reprimir el movimiento y pretender que todo quedase en el olvido. Es lo que a las autoridades mexicanas les gusta hacer, dar carpetazo, hacer que todo se olvide", ha destacado Cortés en una entrevista para el portal Notimerica.com, editado por Europa Press.

   Este estudiante de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que está vetado a entrar en la Unión Europea durante un año, pasó del anonimato a ser una figura pública que acaparaba los titulares de periódicos de todo el mundo y que recibía un sinfín de elogios por la calle.

   La irrupción en la ceremonia del Premio Nobel de la Paz, le "cambió la vida" y de hecho, se vio sorprendido por la atención mediática que generó lo que él consideraba una protesta más, de las muchas que se celebraron por todo el mundo, tras la desaparición de lo 43 'normalistas' de Ayotzinapa.

   "La gente me para por la calle , me da las gracias, me saluda, se quiere sacar fotos conmigo, piensan que fue algo heroico, pero para mí fue una manifestación más. Espero que esto no sea lo más grande que he hecho en mi vida, que pueda tener logros más grandes y seguir luchando por todas las injusticias que hay en mi país", ha destacado Cortés.

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   Asegura que nunca pesó que "la noticia daría la vuelta al mundo, que llegaría tan lejos". Todavía hoy, recibe gran cantidad de halagos y se muestra enormemente agradecido por la recolecta que realizó el pueblo noruego para pagar su fianza, que ascendía a 300.000 pesos mexicanos (20.000 dólares).

   "Nunca dimensioné todo, se me ocurrió la idea y me dije: '¡venga lo hago!'. Nunca pensé que iba a llegar tan lejos que iba a tener tan buenos resultados", ha asegurado.

   Cortés se encontraba en Noruega de turismo, cuando un amigo del país le comentó que faltaban dos días para la ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz. "Entonces mi mente empezó a maquinar", confiesa este joven estudiante, quien estaba decidido a aprovechar esta gala para reclamar justicia por el caso Iguala.

   Aprovechó un despiste de los policías que revisaban la lista de invitados, para entrar en el Ayuntamiento de la capital noruega, donde se celebraba la entrega del premio Nobel. Una vez dentro, esperó a la entrega de las medallas para interrumpir la ceremonia y acaparar los flashes de la prensa internacional.

   "Una vez dentro, primero me senté en primera fila, junto al hermano de Malala (quien recibió el Premio Nobe) pero una chica de seguridad me dijo que no podía sentarme allí. Busqué otro lugar vacío. Cuando hicieron la entrega de medallas, pesé que era ahora o nunca. Fui caminando por la hilera de los asientos, hasta que llegué donde estaban los fotógrafos, hice como que tomaba fotos, después solté la cámara, saqué la bandera y subí al escenario".

   Retenido por las autoridades noruegas durante unos días, Cortés temía que pudiese ser arrestado al llegar a México, por ello solicitó el asilo político en el país escandinavo. Sin embargo, una multitud le esperaba en el Aeropuerto de México DF, para enaltecer a aquel joven que protagonizó una de las protestas por el caso Iguala con mayor repercusión internacional.