Actualizado 22/01/2015 10:29

Morales encara su último mandato sin un sucesor claro

Evo Morales
Foto: REUTERS

Las cifras económicas respaldan su década de Gobierno pero el 45% de los bolivianos aún son pobres

   LA PAZ, 22 Ene. (EUROPA PRESS) -

   Evo Morales inicia este jueves su último mandato tras casi una década de Gobierno en la que ha protagonizado hitos históricos, como la resurrección económica de Bolivia, a pesar de lo cual su Presidencia ha estado continuamente amenazada por los conflictos sociales, por lo que la falta de un delfín político "le quita el sueño".

   Morales jurará el cargo por tercera vez consecutiva en una ceremonia que se celebrará en la Asamblea Legislativa, tal y como marca el protocolo boliviano, y a la que asistirán delegaciones de unos 40 países, entre ellos España, que esta vez estará representada por el presidente del Congreso, Jesús Posada.

   Aunque se trata de la última investidura de Morales, puesto que constitucionalmente ya no puede aspirar a la reelección, apenas estará arropado por sus colegas regionales. De momento, solo han confirmado su asistencia los presidentes de Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Brasil, Paraguay, Costa Rica y Trinidad y Tobago.

   Destaca la ausencia de su homóloga chilena, Michelle Bachelet. La Moneda ya anunció el pasado mes de diciembre que la presidenta no acudiría a la toma de posesión de Morales por motivos de agenda, pero en el fondo subyace el litigio que ambos países mantienen en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) por una salida al mar para Bolivia.

   Sin embargo, la ausencia de Bachelet no impedirá que Chile esté presente en el acto. Oficialmente acudirá el presidente del Tribunal Supremo, Sergio Muñoz, y extraoficialmente Morales ha invitado "por amistad" a los ex presidentes Ricardo Lagos y Sebastián Piñera. "Felizmente no estamos solos en Chile", ha subrayado.

SIN SUCESOR

   En medio de esta pompa Morales arrancará el que será su último mandato como presidente de Bolivia, algo que el gobernante Movimiento Al Socialismo (MAS) vive con especial nerviosismo por la incertidumbre de qué pasará tras el adiós definitivo del carismático líder indígena.

   Morales ya ha anunciado que en 2020, cuando culmina su mandato constitucional, abandonará la política activa. "Mi deseo es volver a El Chapare", ha confesado recientemente. Su intención es abrir un restaurante "y hacer plata como mesero". "Vamos a cobrar baratita la comida y cara la foto", bromeaba.

   No obstante, es consciente de que su retirada, después de diez años en los que ha ejercido un liderazgo hegemónico, amenaza la continuidad del MAS en el poder, a pesar de que la oposición no está en condiciones de ser alternativa de Gobierno, por la falta de un sucesor claro.  "Es una preocupación que a veces no me deja dormir", ha revelado.

   Así las cosas, una de las principales tareas del MAS en los próximos cinco años será buscar entre sus filas a un líder natural capaz de sustituir, al menos de cara al electorado, a uno de sus fundadores y a quien lo introdujo en el Parlamento y lo catapultó hacia la Presidencia en un tiempo récord.

   Aunque lo lógico sería que tal responsabilidad recayera sobre quien ha sido su mano derecha todo este tiempo, el vicepresidente Álvaro García Linera, el MAS habría descartado esta opción por su falta de arraigo entre las clases populares e incluso él mismo se ha borrado de la lista al considerar que el próximo presidente de Bolivia "también debe ser indígena".

   Con ello, el ministro de Exteriores, David Choquehuanca, un indígena aymara, como Morales, que ha destacado en los últimos años por su defensa de la causa marítima boliviana, parece la mejor opción. "El canciller es 'uno de los fuertes liderazgos' que pueden asumir la conducción del país", ha dicho el propio García Linera.

RESURRECCIÓN BOLIVIANA

   Por delante quedan aún cinco años en los que Morales se ha marcado como objetivo prioritario consolidar la industrialización del país, que comenzó durante el periodo de Gobierno que acaba y con la que pretende garantizar el desarrollo económico y social de Bolivia.

   Uno de los grandes logros de Morales, sin duda, ha sido el renacer económico del país. En su década de Gobierno Bolivia ha crecido más que en los 30 años anteriores y lo ha hecho a un promedio anual del cinco por ciento, algo que incluso el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha aplaudido.

   Morales ya anunció en su primera campaña presidencial que lo primero que haría nada más llegar al Gobierno sería "recuperar" los recursos naturales para los bolivianos. Y así fue. En su primer mandato llevó a cabo una serie de nacionalizaciones, siguiendo el ejemplo del 'bolivarismo' venezolano.

   Pero, a diferencia de sus vecinos regionales, Morales supo no asustar a las empresas internacionales que tenían los conocimientos y la tecnología para explotar las riquezas bolivianas. Así, permitió que siguieran en el país, aunque limitando sus beneficios para que el 85 por ciento fueran a manos del Estado.

   El Gobierno ha utilizado estos recursos para pasar del déficit al superávit en las cuentas públicas y para lanzarse a la industrialización de un país en el que la mayoría de sus habitantes siguen viviendo del sector servicios y de la agricultura, para conseguir que sean las empresas bolivianas quienes exploten los recursos naturales.

CONFLICTIVIDAD SOCIAL

   Morales también ha destinado el esfuerzo público a reconstruir el sistema de bienestar dinamitado por gobiernos anteriores con programas sociales. "Yo no quisiera que haya otro niño como el Evo", dijo poco antes de las elecciones del 12 de octubre, recordando sus humildes orígenes.

   Ha conseguido que el salario mínimo se multiplique por diez y que la pobreza y la extrema pobreza se reduzcan un 25 y un 43 por ciento, respectivamente, a pesar de lo cual un 45 por ciento de los bolivianos sigue viviendo con menos de dos dólares al día y la desigualdad se mantiene en el 11 por ciento.

   La lentitud con la que el crecimiento económico se ha trasladado a la ciudadanía ha provocado varios estallidos sociales. La protesta más significativa fue la que plantearon en 2011 las comunidades del Territorio Indígena Parque Nacional Iseboro Securé (TIPNIS) por la construcción de una carretera para unir los departamentos de Beni y Cochabamba, que obligó a Morales a recular.

TAREAS PENDIENTES

   En la agenda para los próximos cinco años, además de la industrialización y la reducción de la brecha social, Morales tiene como principales tareas pendientes la resolución de la disputa territorial con Chile en la CIJ y la normalización de las relaciones bilaterales con Estados Unidos.

   Se espera que este mismo año la CIJ falle sobre la demanda presentada en 2013 por Bolivia contra Chile para exigir la salida al mar que le fue arrebatada en la Guerra del Pacífico del siglo XIX y que con ello se ponga fin a la escalada de tensión entre dos países vecinos.

   En cuanto a Estados Unidos, Morales ha expresado esta misma semana su "deseo" de "reponer a los embajadores", que fueron expulsados en 2008 por acusaciones de injerencia política. "Lo único que pedimos es respeto", ha recalcado.

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