(Front L-R) Nicaragua's President Daniel Ortega, Cuba's President Raul Castro, V
REUTERS / MARCO BELLO - Archivo

   MADRID, 19 Jul. (EUROPA PRESS) -

   Los presidentes de Bolivia y Venezuela, Evo Morales y Nicolás Maduro, respectivamente, han denunciado este jueves una "agresión imperial" contra su homólogo nicaragüense, Daniel Ortega, en alusión a las protestas antigubernamentales que desde hace tres meses recorren la nación centroamericana.

   "En el aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista, denunciar que el imperio está desplegando estrategias criminales contra el Gobierno del hermano Daniel Ortega. USAID y la NED están respaldando abiertamente la violencia. Rechazamos la injerencia", ha escrito en Twitter.

   En la misma línea, Maduro ha felicitado "al heroico pueblo nicaragüense en el 39º aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista que puso fin a 40 años de dictadura". "Hoy, ante las agresiones imperiales, el Gobierno de Nicaragua ha derrotado el plan terrorista y golpista. ¡Nosotros Venceremos!", ha proclamado en la misma red social.

   Entretanto, el ministro de Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, llegó el miércoles por la noche (hora local) a Managua para participar en los actos conmemorativos de la revuelta popular que derrocó al dictador Anastasio Somoza en 1979, según ha informado la Cancillería en Twitter.

   La protestas contra Ortega comenzaron en abril por una reforma de la seguridad social que aumentaba las contribuciones de empresarios y trabajadores y por primera vez ponía a cotizar a los jubilados, pero poco a poco aumentaron hasta reclamar la "democratización" de Nicaragua.

   Ortega retiró la polémica reforma y ofreció un diálogo con la mediación de la Conferencia Episcopal que después de varias sesiones se ha estancado porque el presidente se niega a abandonar el cargo para dar paso a unas elecciones anticipadas.

   La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que ha visitado varias veces el país en estos tres meses, ha denunciado graves abusos por parte de las fuerzas regulares y de grupos armados afines al Gobierno. Cerca de 300 personas han muerto, la mayoría jóvenes universitarios.

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