Actualizado 14/08/2017 11:14

El oficialismo argentino y la expresidenta Fernández estarían empatados las primarias legislativas

CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER PRECANDIDATA
WIKIMEDIA COMMONS

   BUENOS AIRES, 14 ago (Reuters/Notimérica).-

   El candidato oficialista argentino y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner estarían prácticamente empatados en el distrito de Buenos Aires en las elecciones primarias celebradas este domingo según un conteo preliminar. Sin embargo, Fernández se considera ganadora y ha acusado al Gobierno de Macri de manipular los resultados.

   Con el 95 por ciento de las mesas escrutadas, el oficialista Esteban Bullrich logra el 34,19 por ciento de los votos, mientras que Fernández --en su retorno político tras dejar el poder en 2015-- tendría el 34,11 por ciento. Ambos accederán a una banca en el Senado si ese resultado se repite en el comicio de octubre.

   Fernández y sus aliados políticos han cuestionado el conteo oficial, que durante horas ha mostrado como ganador a Bullrich por varios puntos de ventaja en la provincia de Buenos Aires y que ha continuado con lentitud durante la madrugada. El Gobierno ha celebrado el triunfo en primer lugar, para horas después hacerlo Fernández.

   "Lo que hoy vivimos no lo viví en ninguna elección", ha dicho la expresidenta de centroizquierda poco después de las 4.00 horas (hora local) ante una multitud de sus seguidores, en un discurso en el que acusó al Gobierno del presidente liberal Mauricio Macri de manipular los datos. "Hemos ganado las elecciones", ha afirmado.

   El conteo definitivo se cerrará en los próximos días, por lo que habrá que esperar para conocer al ganador del comicio en Buenos Aires, donde la expresidenta se ha postulado con su propio frente tras abandonar el peronismo, una amenaza para el partido gobernante por su duro rechazo a la agenda de reformas de Macri.

   Las elecciones no modificarán radicalmente el equilibrio de fuerzas en el Congreso, donde ningún partido cuenta con mayoría, pero Macri necesita una clara victoria de sus aliados para enviar el mensaje de que su programa de apertura económica iniciado a fines del 2015 seguirá avanzando.

   "Yo siento que este país y esta provincia se están transformando por primera vez en profundidad para ser algo distinto de verdad (...) Y eso es lo que escuchamos esta noche en la Argentina", ha dicho la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, --quien ha liderado la campaña oficialista-- cuando Bullrich se posicionaba en primer lugar en la elección por cerca de 5 puntos.

   Buenos Aires --que tiene muchas regiones pobres que son el mayor soporte de Fernández-- representa más de un tercio de los votantes del país, por lo que se suele considerar ganador de los comicios legislativos al partido que se impone en ese distrito.

   Al haber una sola lista de candidatos por partido en la mayoría de los distritos, se espera que estas primarias sean en la práctica un amplio sondeo sobre el resultado de las elecciones de octubre, en las que se renovará un tercio del Senado y la mitad de los diputados nacionales.

   Una victoria clara en octubre le haría las cosas más fáciles al Gobierno para impulsar reformas pendientes, que considera esenciales para que repunte la economía.

   "Temas como la reforma laboral, previsional e impositiva requerirán de un acuerdo. Ganando Buenos Aires, el Gobierno nacional entra más fortalecido a esta difícil negociación. Perdiendo, la enfrentará mucho más débil", ha dicho a la agencia de noticias Reuters el analista político Rosendo Fraga.

   Muchos argentinos reconocen la mayor transparencia que ha impulsado la gestión de Macri después de asumirla en el año 2015, pero aún sufren por una rezagada economía que recién comienza a despegar y por una galopante inflación que apenas muestra señales de moderarse.

   El oficialismo superó en votos a sus opositores en algunos de los demás distritos importantes del país, lo que lo convertía en la fuerza más votada a nivel nacional.

   Desde que Fernández anunció a fin de junio su candidatura a senadora, el peso argentino se depreció un 9 por ciento frente al dólar, por el temor de los inversores a que el país retorne a políticas intervencionistas como las que aplicó entre 2007 y 2015.