Actualizado 30/03/2017 14:57

La oposición de Nicaragua no reconocerá los resultados de la "farsa electoral"

   MANAGUA, 7 Nov. (Notimérica) -

   Este domingo 6 de noviembre, Daniel Ortega ha sido reelegido con el 72 por ciento de los votos --al 66 por ciento escrutado-- por segunda vez de manera consecutiva en las elecciones presidenciales de Nicaragua.

   Frente a estos datos, la principal coalición opositora del país, el Frente Amplio por la Democracia (FAD) ha asegurado que no reconocerá los resultados de esta "farsa electoral", por lo que declaran nulos los comicios.

   "El Frente Amplio por la Democracia, quiere dejar sentado ante el pueblo y la comunidad internacional que lo ocurrido hoy, 6 de noviembre, ha sido una farsa electoral y un fraude constitucional", ha dicho en un comunicado.

   Según la formación política, Ortega "ha impuesto un régimen autoritario, dictatorial, de partido único, con restricción creciente de los derechos ciudadanos y fraudes electorales sucesivos, hasta conseguir el colapso total del sistema electoral, de partidos políticos y del sistema institucional democrático".

   Asimismo, el FAD ha asegurado que la abstención en los comicios fue la triunfadora en esta ocasión. En este sentido, el coordinador del movimiento opositor Ciudadanos por la Libertad, Luis Callejas, ha adelantado que, según un informe preliminar, el número de personas que no acudió a las urnas el domingo ronda el 78 por ciento.

   No obstante, el presidente del Consejo Supremo Electoral (CSE), mantiene que la participación ha sido del 65,3 por ciento, según ha recogido el medio nicaragüense 'El Nuevo Diario'.

   "Hoy se ha demostrado que el pueblo, con su abstención sin precedente en la historia electoral nicaragüense, ha expresado un alto nivel de rebeldía civil, rechazando este proceso electoral espurio y falso y dando una lección de responsabilidad ciudadana", ha afirmado la oposición.

   De acuerdo con el FAD, "más del 70 por ciento de la población a nivel nacional no se presentó a las juntas receptoras de votos", un hecho que se refleja en que "los centros de votación estaban vacíos o con poca afluencia de votantes".

   Por ello, desde la coalición opositora han hecho un llamado a la comunidad internacional para exigir elecciones "libres y transparentes", calificando de "ilegales" las realizadas este domingo.

   En el comunicado han justificado esta decisión alegando que "se han violentado los derechos y principios constitucionales, se ha actuado al margen de los Derechos Humanos y se ha impedido al pueblo elegir".

"Sigamos movilizándonos cívicamente, haciendo uso de nuestros derechos. No claudicaremos en nuestro compromiso por lograr un Estado democrático y justo", han sentenciado.

LA GESTIÓN Y TRIUNFO DE ORTEGA

   Ortega se ha impuesto holgadamente en las presidenciales con un 72 por ciento de los votos. En segundo lugar se ha situado el candidato del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Maximino Rodríguez, con un 14 por ciento de las papeletas, mientras que en tercer lugar se encontraba la del Partido Liberal Independiente (PLI), Carmen Alvarado, con un cinco por ciento de los apoyos.

    Estos números son prueba de la gran popularidad que ha cultivado en la última década y que, de acuerdo con el Latinobarómetro más reciente, le convierten en uno de los líderes más queridos por sus ciudadanos, en contraste con muchos de sus colegas regionales.

   El apoyo popular se debe a lo que incluso sus detractores han reconocido como una gestión prudente que le ha permitido combinar los programas sociales que constituyen el sistema de bienestar nicaragüense con el impulso económico.

   Ortega ha confeccionado una política fiscal --aplaudida por el Fondo Monetario Internacional (FMI)-- con la que ha conseguido reducir la pobreza 13 puntos porcentuales desde su vuelta al poder, en 2007, al tiempo que ha convertido a Nicaragua en un destino atractivo para la inversión privada.

   Además --y a pesar de estar en una región sumida en la violencia--, Ortega ha sabido mantener a raya a las peligrosas pandillas que han devorado los vecinos Honduras, Guatemala y El Salvador, el llamado Triángulo Norte, lo que arroja unos datos de criminalidad relativamente bajos.

   Sus alianzas en política exterior también han contribuido a mantener una paz peleada durante décadas. Ortega ha jugado a dos bandas: con la Venezuela bolivariana que le ha abastecido de 'petrodólares' y Estados Unidos, su principal socio comercial.

SIN OPOSICIÓN

   Pero esta panorámica de país no explica por sí misma la contundencia de la corriente electoral. Esta vez Ortega concurría sin un candidato opositor capaz de hacerle frente, ya no en las urnas, sino en el debate político ordinario.

   La oposición denuncia que Ortega se ha encargado de aniquilarla de cara a estos comicios. Para ello se habría valido del Consejo Supremo Electoral (CSE), integrado por diez magistrados elegidos por el Congreso, dominado por el FSLN.

   El prominente opositor Eduardo Montealegre, del Partido Liberal Independiente (PLI), perdió la Alcaldía de Managua hace ocho años en unas elecciones locales que el Centro Jimmy Carter --habituado a observar procesos latinoamericanos-- calificó de "fraude confirmado".

   El oficialismo dio el jaque mate a Montealegre el pasado verano con un fallo del Tribunal Supremo que le arrebató el control del PLI a favor de Pedro Reyes, una figura cercana al 'sandinismo'. La estrategia culminó cuando el Tribunal Electoral despojó de sus escaños a 28 diputados de la formación opositora por mantenerse fieles a su antiguo líder.

   La Coalición Nacional por la Democracia (CND), debilitada por la pugna interna del PLI, uno de sus integrantes, fue decapitada igualmente este verano después de que el Tribunal Supremo anulara la candidatura presidencial de Luis Roberto Callejas, tras lo cual la CND decidió retirarse definitivamente.