MANAGUA, 7 (Notimérica)

   El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, encabeza con un amplio margen los resultados en las elecciones presidenciales, según el Consejo Supremo Electoral (CSE), que le da el 72 por ciento de los votos, con un recuento superior al 66 por ciento.

En segundo lugar se sitúa el candidato del Partido Liberal Constitucionalista (PLC), Maximino Rodríguez, con un 14 por ciento de las papeletas, mientras que en tercer lugar se encuentra del Partido Liberal Independiente (PLI), José del Carmen Alvarado, con un cinco por ciento de los apoyos.

   El presidente del CSE, Roberto Rivas, ha apuntado además que la participación ha sido del 65,3 por ciento, según ha recogido el diario nicaragüense 'El Nuevo Diario'.

Ortega, del Frente Sandinista para la Liberación Nacional (FSLN), llegaba como máximo favorito a las elecciones, y los sondeos le daban más de 60 puntos porcentuales de ventaja respecto a Rodríguez.

   Estos números son prueba de la gran popularidad que ha cultivado en la última década y que, de acuerdo con el Latinobarómetro más reciente, le convierten en uno de los líderes más queridos por sus ciudadanos, en contraste con muchos de sus colegas regionales.

   El apoyo popular se debe a lo que incluso sus detractores han reconocido como una gestión prudente que le ha permitido combinar los programas sociales que constituyen el sistema de bienestar nicaragüense con el impulso económico.

   Ortega ha confeccionado una política fiscal --aplaudida por el Fondo Monetario Internacional (FMI)-- con la que ha conseguido reducir la pobreza 13 puntos porcentuales desde su vuelta al poder, en 2007, al tiempo que ha convertido a Nicaragua en un destino atractivo para la inversión privada.

   Además --y a pesar de estar en una región sumida en la violencia--, Ortega ha sabido mantener a raya a las peligrosas pandillas que han devorado los vecinos Honduras, Guatemala y El Salvador, el llamado Triángulo Norte, lo que arroja unos datos de criminalidad relativamente bajos.

   Sus alianzas en política exterior también han contribuido a mantener una paz peleada durante décadas. Ortega ha jugado a dos bandas: con la Venezuela bolivariana que le ha abastecido de 'petrodólares' y Estados Unidos, su principal socio comercial.

SIN OPOSICIÓN

   Pero esta panorámica de país no explica por sí misma la contundencia de la corriente electoral. Esta vez Ortega concurría sin un candidato opositor capaz de hacerle frente, ya no en las urnas, sino en el debate político ordinario.

   La oposición denuncia que Ortega se ha encargado de aniquilarla de cara a estos comicios. Para ello se habría valido del Consejo Supremo Electoral (CSE), integrado por diez magistrados elegidos por el Congreso, dominado por el FSLN.

   El prominente opositor Eduardo Montealegre, del Partido Liberal Independiente (PLI), perdió la Alcaldía de Managua hace ocho años en unas elecciones locales que el Centro Jimmy Carter --habituado a observar procesos latinoamericanos-- calificó de "fraude confirmado".

   El oficialismo dio el jaque mate a Montealegre el pasado verano con un fallo del Tribunal Supremo que le arrebató el control del PLI a favor de Pedro Reyes, una figura cercana al 'sandinismo'. La estrategia culminó cuando el Tribunal Electoral despojó de sus escaños a 28 diputados de la formación opositora por mantenerse fieles a su antiguo líder.

   La Coalición Nacional por la Democracia (CND), debilitada por la pugna interna del PLI, uno de sus integrantes, fue decapitada igualmente este verano después de que el Tribunal Supremo anulara la candidatura presidencial de Luis Roberto Callejas, tras lo cual la CND decidió retirarse definitivamente.

   Ante la arremetida oficialista, el núcleo opositor ha llamado a un boicot electoral como punto de partida para la "lucha cívica". "Ortega ha demostrado un profundo desprecio al pueblo, creyendo que impidiéndole ir a votar por la única opción opositora podrá lograr que toda la nación se resigne a vivir en dictadura", ha espetado Montealegre.

   Hasta la Iglesia Católica, a la que Ortega había conseguido acercarse estos años con un discurso religioso, ha alertado sobre "todo intento por crear las condiciones para la implementación de un régimen de partido único en el que desaparezca la pluralidad ideológica".

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