Actualizado 31/01/2015 19:54

La prensa brasileña, fundamental para fiscalizar delitos

A man looks at newspapers with front page stories about death of former South Af
Foto: NACHO DOCE / REUTERS

BRASILIA, 31 Ene. (Notimex/Notimérica) -

   Para representantes de la prensa y de sectores de la ciudadanía de Brasil, los políticos del país nunca han estado a la altura de las sociedades que dicen gobernar y representar, después de divulgarse los buenos propósitos, nombramientos ministeriales y propuestas económicas para el cuatrienio gubernamental que comienza ahora.

   A propósito de las revelaciones hechas ante el descubrimiento de una red de corrupción en la empresa estatal Petrobras -en la que se derivaron más de 3.000 millones de dólares para la concesión de contratos con firmas constructoras-, los medios también opinan que hay corrupción de la clase política y empresarial, sometida a intereses políticos y económicos bien identificados.

   "Todo se produce con el telón de fondo del repudio social -observado en junio de 2013, a un año de la inauguración de Copa FIFA Brasil 2014, correspondiente al vigésimo Campeonato Mundial de fútbol-, como una muestra del agotamiento de un sistema que han sacrificado el bienestar de muchos, para beneficio de unos cuantos", dice el diario 'Folha de Sao Paulo'.

   El periódico paulista formó parte de la prensa que, en 1992, pidió la renuncia del presidente Fernando Collor de Mello, quien finalmente dejó el cargo en diciembre de ese año, acusado de malversación y desvío de fondos gubernamentales, en beneficio propio, de amigos y familiares.

   Mario Sergio Conti, autor del libro-reportaje "Noticias de Planalto: la prensa y Fernando Collor", (Companhia das Letras, Sao Paulo, 1999) siguió el proceso de decisión en los grandes diarios, revistas y emisoras de radio y televisión brasileños para abordar el juicio político al mandatario de entonces.

   Como Conti lo hizo en esa época, al inicio del segundo gobierno del Partido de los Trabajadores (PT), la prensa brasileña ha formulado reflexiones sobre la forma en que los pobres han sido obligados a renunciar a su bienestar para maximizar las utilidades de una élite.

   A su vez, 'O Estado de Sao Paulo' refiere que ésta ha producido crisis financieras cíclicas, "generando descontento económico y social que ha desembocado en una inconformidad grave ante un modelo que ha permitido y auspiciado una insultante concentración de la riqueza en pocas manos".

   "La prensa de Brasil ha sido determinante para fiscalizar delitos", dice Luis Costa Pinto, autor de una entrevista a Pedro Collor de Mello publicada en la revista Veja el 23 de mayo de 1992, en la cual el hermano menor de Fernando Collor daba a conocer quién era el principal prestanombres del gobernante.

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   El caso de Petrobras, en el que uno de los grupos de funcionarios mejor pagados de Brasil supuestamente trabaja para millones de pobres -parte de los cuales ascendió sin embargo a la clase media en los doce años recientes-, es ejemplo claro de la coexistencia entre política y delito.

   "Es así como -editorializó Folha de Sao Paulo- las llamadas 'democracias participativas' encabezadas por Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, no han podido servir de vehículo para que las demandas mayoritarias se conviertan en programas de gobierno viables".

   Éstos, anunció la presidenta Roussef, se mantendrán sin variaciones, no obstante el nombramiento de un equipo económico gubernamental que, encabezado por Joaquim Levy, ya advirtió que aplicará recortes preventivos y controles fiscales restrictivos y severos, contrarios a las promesas presidenciales de 2014.

   En un intento para evitar más irritación social, Levy rebajará las exenciones fiscales para contener el gasto; pero anunció un aumento de impuestos, al menos no para la banca, la segunda más lucrativa del mundo, solamente por detrás de la de Hong Kong; pero que genera más lucros que la banca suiza, y tampoco para los aficionados a la especulación financiera.

   El incremento que pretende aplicar el doctor "Manos de Tijeras" se destinaría a pequeños y medianos empresarios, operaciones de crédito y a los combustibles, con el objetivo de recaudar 7.500 millones de dólares para "reajustar" las cuentas públicas "con el menor daño posible".

   Ese "reajuste" o "ajuste", como dicen los críticos del modelo económico de los teóricos de Chicago, es un concepto que equivale a "corte y recorte", cercano tal vez a los 3.000 millones de dólares para alcanzar un equilibrio presupuestario, contener la inflación -cercana al 7 por ciento- y así "enfriar" el consumo.

   Desde el periódico 'O Globo' y su poderosa cadena de televisión -que ayudó a Fernando Collor de Mello a llegar a la Presidencia de Brasil en 1989 y 1990, como lo recuerda Mario Sergio Conti- se denunció a la candidata Rousseff por sus "falsas advertencias".

   Ella señaló que sus rivales -Aécio Neves y Marina Silva- "gobernarían para la derecha", mientras el PT tendría un riguroso compromiso con los asalariados y los pobres, los marginados de siempre, con acusaciones al primero en el sentido de que, sin más, liquidaría derechos laborales, mientras a la segunda le decía que haría un "gobierno de banqueros".

   Antiguos militantes de la izquierda han dicho que, para una parte de ellos -quienes votaron por Dilma en 2010 y 2014- se hace cada vez más difícil reconocer a la abanderada petista que, hasta hace unos meses, respaldada por Lula da Silva, reiteraba voz en cuello sus compromisos de cambio.

   "Cumplido el primer mes de gobierno, las promesas de Dilma son contrarias a los anuncios que, sobre todo en materia económica, hace un día sí y otro también -expresa confuso y desde el anonimato un socio de la Asociacao Brasileira de Imprensa (ABI)-, sin que el 51,6 por ciento de los votantes que la elegimos, entendamos a dónde quiere llegar".

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