NICOLAS MADURO
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   MADRID, 22 May. (Notimérica) 

   Las elecciones presidenciales celebradas este pasado domingo en Venezuela, en las que el grueso de la oposición ha decidido no participar, dieron como resultado la reelección hasta el año 2025 de Nicolás Maduro, tal y como indicó el Consejo Nacional Electoral (CNE) del país caribeño. Sin embargo, la gran abstención registrada, la negativa de reconocimiento legítimo del resultado por parte de la mayor parte de países iberoamericanos y organizaciones internacionales y, por descontado, la difícil situación económica por la que atraviesa el país, no pondrán las cosas fáciles al líder del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

   El desencanto por parte de los venezolanos hacia Maduro y su Gobierno, así como la falta de confianza en sus políticas y la llamada de la oposición a no votar, llevó a que este domingo se registrara la abstención más alta de la historia de la democracia venezolana, alcanzando un 54 por ciento. Y es que según datos citados por 'BBC Mundo' del periodista Eurgenio Martínez, el promedio de participación en las tres últimas elecciones presidenciales (2006, 2012 y 2013) fue de más del 79 por ciento. De esta manera, el 68 por ciento de los votos que Maduro indicó haber ganado es, en realidad, un 30 por ciento.

   Así, el resultado del domingo indica que no solo la oposición de Maduro --encabezada por la Mesa de Unidad Democrática (MUD) y sus seguidores-- no votó, sino que ciudadanos antes simpatizantes del presidente tampoco lo hicieron, algo que representa un fuerte golpe al chavismo venezolano. Pero además debe tenerse en cuenta la masiva salida de venezolanos del país que ya representa un fuerte movimiento migratorio en la región latinoamericana. En cualquier caso, la falta de apoyo ciudadano y el descontento social puede provocar que se den de nuevo situaciones como las vividas en el mes de abril de 2017, cuando las masivas protestas dejaron más de un centenar de muertos en el país.

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   Dichas manifestaciones, además, pueden verse provocadas y apoyadas por la oposición política del país, encabezada por la MUD y por los líderes opositores Henri Falcón y el evangélico Javier Bertucci, ambos candidatos en estos últimos comicios. La falta de legitimidad de Maduro frente al resto de grupos políticos opositores impide el desarrollo político adecuado en el país y, por tanto, impide el desarrollo del mismo. De la misma manera, las instituciones no gozan en la actualidad de credibilidad.

   A ello pueden sumarse las dificultades adicionales a las que Venezuela puede enfrentarse debido a la falta de apoyos internacionales, tanto de países de la región como de instituciones y organizaciones internacionales. Tras los resultados, el presidente estadounidense Donald Trump anunció nuevas sanciones a Venezuela, el presidente español, Mariano Rajoy, indicó que llevará a la Unión Europea la petición de tomar "medidas oportunas" por la falta de "normas democráticas mínimas" en el país, y una larga lista de presidentes y expresidentes iberoamericanos anunciaron no reconocer las elecciones.

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   Pero además, en las últimas horas la Organización de Estados Americanos (OEA) ha anunciado que "no reconocemos a Nicolás Maduro como el presidente legítimo de Venezuela. El país necesita un gobierno de transición que pueda generar un sistema electoral legítimo, que a su vez permita soluciones en el país", anunciando que la institución se esforzará en aprobar "sanciones más fuertes contra el régimen por el fin de la dictadura venezolana". Por último, el Grupo de Lima --compuesto por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Guyana, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú y Santa Lucía-- ha comunicado que reducirán el nivel de relaciones diplomáticas con el país, llamando a consulta a sus embajadores en Caracas.

   La marginación de Venezuela por parte de la comunidad internacional obligará a que Nicolás Maduro deba hacer frente a la grave crisis económica y financiera por la que atraviesa el país, la cual puede verse agravada por las sanciones mencionadas. "Tenemos dos años libres de elecciones para dedicarnos a trabajar por la economía productiva", dijo Maduro haciendo referencia a los comicios legislativos programados para 2020. Así, el presidente de Venezuela ha indicado que se dedicará a la regeneración de la economía del país, la cual se encuentra en su peor momento debido a la "guerra económica" impuesta por la oligarquía y Estados Unidos.

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   "Me dedicaré a la persecución de mafias", aseguraba Maduro ante la petición de su ciudadanía de acabar con el 'bachaqueo', el mercado negro de alimentos que desde hace unos años impera en el territorio a causa de los altos niveles de hiperinflación. A la espera de que los nuevos billetes, que se estrenará el próximo 4 de junio, faciliten el tránsito de la moneda entre los ciudadanos, se tiene esperanza en el petróleo, la principal causa de la crisis económica actual. El precio del crudo parece estar subiendo, pero la dependencia del exterior de Venezuela y la falta de apoyo de la comunidad internacional hace difícil que este pueda ser un valor en alza.

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