Actualizado 07/08/2016 08:29

60 años de la noche más terrible de Cali (Colombia)

Cali
WIKIPEDIA

   BOGOTÁ, 7 Ago. (Notimérica) -

   Polvo, caos, incertidumbre, pánico. Un 'relámpago' rojizo y un sonido atronador alcanzaba a los habitantes de Cali, Colombia. De la boca de miles de colombianos salía la palabra "guerra".

   Eran las primeras horas del 7 de junio de 1956. Un fuerte estruendo acababa con la tranquila mañana de los vecinos caleños... Y con la vida de miles de ellos.

   Diez camiones cargados con 1.053 cajas de dinamita --unas 42 toneladas-- destinados a Bogotá para unas obras públicas llegaban a la capital del departamento del Valle del Cauca y, con ellos, la peor tragedia ocurrida en Colombia: siete de ellos explotaban acabando con la vida de cerca de 4.000 personas y dejando unas 12.000 heridas, aunque las cifras exactas siguen siendo una incógnita.

   El periodista e historiador colombiano Arturo Alape dice que desde Bogotá cifran en 1.300 las víctimas mortales; la revista 'Life' contó 1.200; mientras que el sacerdote Alfonso Hurtado Galvis, quien participó en las labores de auxilio, notificó más de 3.700 muertes.

   De lo que no hay duda es de la cantidad de daño material que infringió las explosión. Los escombros, el polvo y los cadáveres ocuparon los lugares donde antaño se levantaron los alojamientos del Batallón Codazzi, de la Policía Militar y de la Tercera Brigada, en el sur de la ciudad.

   Además, un total de 41 manzanas quedaron destruidas y un socavón de 50 metros de ancho y ocho de profundidad quedó 'plasmado' en el suelo caleño. Hasta seis barrios se vieron afectados por la magnitud de la explosión, la cual llegó incluso a provocar un temblor de magnitud 4,3 en la escala de Richter.

   Al igual que el número de víctimas mortales, las causas del incidente siguen sin esclarecerse. Unos apuntaron a un recalentamiento de los camiones; otros, a un choque; unos pocos atribuyeron la catástrofe a una bala disparada accidentalmente.

   Por su parte, el entonces presidente de la República, Gustavo Rojas Pinilla --del partido Alianza Nacional Popular--, señalaba a las fuerzas de la oposición como responsables de la masacre, la cual llegó a calificar de un "sabotaje político".

   El motivo de tal sabotaje sería el Pacto de Benidorm, firmado el 24 de julio del mismo año por Alberto Lleras Camargo (Partido Liberal Colombiano), y Laureano Gómez (Partido Conservador), y en el cual se declaró al Gobierno Militar de Pinilla dictatorial e inconstitucional.

   Dicho tratado fue el impulsor en 1958 del Frente Nacional, una coalición política y electoral entre liberales y conservadores liderada por los firmantes del Pacto que se oponían a la perpetuidad en el poder de Pinilla.

   El propio Lleras redactó una carta pública en donde rechazaba las acusaciones del mandatario. "Al dolor que me produce la tragedia de Cali se suma el espanto de estar gobernado de esta forma". Así, la tragedia cobró tintes políticos.

   "La coyuntura que vivía el país hizo que la catástrofe adquiriera justificado matiz político. El mismo día de la explosión se cumplía un año del cierre de El Tiempo. La del presidente había sido una salida en falso e inoportuna, y es posible que el temor ante el fortalecimiento de la oposición lo haya ofuscado", señaló el investigador César Ayala Diago.

   Y añade Ayala: "A la altura de agosto de 1956, el país estaba de nuevo polarizado y el gobernante había aceptado el reto de la confrontación. En junio de 1956, en medio de un despampanante despliegue publicitario, proclamó su nuevo proyecto político, la Tercera Fuerza. El Frente Civil optó definitivamente por el derrocamiento del régimen.".

REACCIÓN EFICAZ

   A pesar de la magnitud, la labor de Colombia para controlar el alcance de la catástrofe fue rápida y eficaz, gracias a la Secretaría de Acción Social y Protección Infantil (SENDAS), a la Iglesia y a diferentes agrupaciones entre otros, sin olvidar la ayuda internacional.

   SENDAS, dirigida por la hija del presidente, María Eugenia Rojas, fue fundamental para canalizar y centralizar la ayuda. Por su parte, la Iglesia ejerció una notable tarea de primeros auxilios y de defensa de los damnificados.

   Según el padre Galvis, quien socorrió a cientos de víctimas, "el hongo dejado por la explosión se parecía al formado por las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Se podían observar partes mutiladas de cuerpos humanos.

   También participaron agrupaciones civiles como los Boys Scouts, y países como Estados Unidos, Canadá, México, Venezuela, China, Japón u varios europeos ofrecieron su ayuda al Gobierno colombiano.

LA RESACA DE LA TRAGEDIA

   Muchos de los supervivientes tuvieron que vivir varios días sin agua ni energía. Sin embargo, el crecimiento de Cali nunca se detuvo.

   La necesidad de reubicar a los afectados motivó el nacimiento de barrios como Agua Blanca, Buenos Madrid y la Unidad Residencial República de Venezuela, la cual nació gracias a las donaciones del Gobierno venezolano.

   Aunque algunos sectores todavía perduran algunas casas prefabricadas de metal --muchas de ellas donadas por Canadá-- con los años estas zonas han llegado a convertirse en zonas residenciales.

   El lugar del incidente se recuerda hoy con una gigantesca cruz, frente a la cual muchos pasan y la observan, pero pocos saben que es el símbolo de la peor tragedia en la historia caleña.