Actualizado 21/06/2018 08:41

Una abuela salvadoreña reza por su hija y nieta separadas en EEUU

Niñas
PIXABAY

   ARMENIA (EL SALVADOR), 21 jun (Reuters/EP) -

   Ana Henríquez reza para que su nieta de seis años vuelva a estar junto a su madre después de que fueron separadas cuando ingresaron a Estados Unidos, aunque ello implique que sean deportadas a El Salvador, desde donde salieron hace un mes buscando una "vida mejor".

   El caso de Alison Valencia se hizo conocido esta semana tras la divulgación de un audio de varios niños pequeños que lloran y claman por sus padres. Los menores estaban en un centro gubernamental en Houston, donde hay decenas de ellos encerrados en jaulas mientras sus padres están detenidos por tratar de ingresar ilegalmente desde México.

   "Yo quiero que me venga a traer mi tía para llevarme a la casa de ella", dijo Alison a un agente fronterizo, según el audio divulgado por ProPublica, asegurándole que sabía el número telefónico de su familiar. "Mi mami, después de que me venga a traer mi tía, va a venir lo más pronto posible para irme con ella", agregó.

   La abuela, quien espera noticias en casa en Armenia, a 84 kilómetros al oeste de San Salvador, limpiaba el miércoles una foto de la niña vestida de fiesta, colocada en un árbol pintado en una pared del comedor, donde posan varias mariposas de colores. En la pared del frente había un pequeño altar con la imagen de una virgen, un rosario y velas prendidas.

   "Espero que las logren juntar y (...) que estando ellas ahí, pues lo que Dios quiera", dijo a Reuters la mujer y señaló que no sabe dónde está detenida su hija Cindy Madrid, de 29 años, quien buscaba reunirse con sus dos hermanas en Houston.

   "Si las van a mandar, pues que las manden, de todos modos a seguir batallando aquí. La zona en donde nosotros vivimos es conflictiva", añadió.

   Henríquez dijo que a su hija y nieta fueron detenidas y separadas hace 15 días. Si bien no ha hablado con ellas, sostuvo que sus hijas en Estados Unidos se comunicaron con Alison una vez.

   "La niña sí les dijo que estaba durmiendo en el suelo, que estaba tapada con una colcha de plástico, que tenía frío y que tenía miedo de estar ahí. Quería que ellas la fueran a recoger", dijo la abuela.

   Como miles y miles de centroamericanos, su hija salió de El Salvador -uno de los países más peligrosos del mundo- empujada por la violencia y la precariedad laboral, pero debió pagar 16,000 dólares para tratar de alcanzar el "sueño Americano".

   Luego de una fuerte condena en casa y en el extranjero, el presidente Donald Trump se retractó el miércoles de una política de inmigración con la firma de un decreto que pone fin a la separación de familias cuando son atrapadas cruzando ilegalmente la frontera desde México.

   La resolución ordena que las familias inmigrantes sean detenidas juntas, pero no quedó claro por cuánto tiempo. También prioriza los procedimientos migratorios de padres con hijos, pero no termina con una política de "cero tolerancia" que exige el enjuiciamiento penal cuando cruzan irregularmente.

   "Él (Trump) tiene hijos también y que se pusiera en el lugar de todos los inmigrantes que están separados y de los familiares que acá estamos con el corazón partido y que escuche nuestro clamor", dijo Hernández poco antes de que el mandatario promulgara el decreto. En su casa aún hay silabarios, juguetes y libros de Alison.