Actualizado 03/01/2017 21:32

Argentina suspende un concurso de belleza por la problemática de la violencia de género

Ni una menos
REUTERS

   BUENOS AIRES, 3 Ene. (Notimérica) -

   Tras 23 años ininterrumpidos, el concurso "Miss Cola Reef", en la que esta marca de ropa deportiva elige "el culo del verano" en Mar del Plata (Argentina), dejará de celebrarse. Esta peculiar derivación de los concursos de belleza se enmarcaba en el torneo de surf 'Reef Classic' y ha sido suspendido debido a la "sensibilidad que empezó a causar el tema de la violencia de género en el país", según el gerente de marketing de Reef, Martín Sundband.

   En todo caso, esta cancelación es una medida local, ya que el concurso seguirá celebrándose en Chile, país en el que la marca también patrocina una competición de surf, como informa 'La Nación'.

   Este no es el primer intento de Reef de adaptarse a la sensibilización con la situaciones discriminatorias con la mujer, lo que perciben como una tendencia social. En 2012, impusieron una base en su concurso por la cual era necesario estar estudiando o haber estudiando una carrera universitaria para poder presentarse. Aún así, a las concursantes seguía sin vérseles el rostro.

   En un contexto en el que los concursos de belleza --antes seguidos de forma masiva-- son cada vez más criticados e incluso están dejando de ser financiados por el sector público --algo habitual en el país-- las marcas han anotado esta tendencia y, con fines comerciales, se intentan desmarcar de este tipo de espectáculos.

   En este contexto, Argentina destaca por ser uno de los países más machistas de la región, con elevadas tasas de violencia de género, una amplia brecha salarial entre hombres y mujeres, discriminación por cuestión de sexo y acoso callejero. La prensa tampoco ha facilitado la condena de este tipo de violencia, ya que hasta hace pocos meses los medios no hablaban de feminicidio, sino de "crimen pasional".

LOS DATOS DE LA VIOLENCIA

   Los eventos sexistas, como es el caso del concurso de Reef, solo son la punta del iceberg del problema argentino, país donde los datos sobre violencia explícita son estremecedores. En 2015 se registraron 3.746 violaciones, entre el 1 de junio de 2015 y el 31 de mayo de 2016 hubo 275 feminicidios --datos del Observatorio de feminicidios de Argentina-- y en 2015 se produjeron 13.502 delitos sexuales, cifra que no tiene en cuenta las violaciones consumadas.

   Sin ir más lejos, el último caso de violencia machista en el país se ha producido este 3 de enero, con una joven de 20 años a la que su novio prendió fuego. Previamente, el 20 de diciembre, otra mujer de 40 años falleció tras haber sido violada y empalada.

   Pero no toda la violencia es tan evidente. Existen otro tipo de discriminaciones, tristemente habituales en el país, más difíciles de detectar. Con respecto a este tipo de acosos, el proyecto 'Argentina contra la violencia machista', ha desarrollado el '1º Índice Nacional contra la Violencia Machista', un informe con decenas de encuestas a mujeres del país, donde se desvelan datos como que el 97 por ciento de estas han sufrido al menos una situación de acoso en un espacio público o privado.

   Esta situación de violencia en ámbitos públicos y privados, al ser un fenómeno tan extendido, se convierte tristemente en aceptado. La estigmatización del sexo femenino y, sobre todo, la aceptación de este fenómeno como algo habitual, es un rasgo muy enraizado en la sociedad argentina.

   Otra de las caras del patriarcado es el maltrato de la mujer en sus relaciones sentimentales. Datos del informe, relativos a este tema revelan que el 84 por ciento de las argentinas se han sentido controladas por sus parejas, el 68 por ciento ha sufrido imposiciones sexuales por estas y el 67 ha sido víctima de un maltrato físico por parte de su pareja.

   Las cifras muestran la violencia contra las mujeres como un fenómeno con un hondo calado en la sociedad argentina, si bien a muy diferentes niveles y no solo procedente de los hombres, también del sexo femenino. Con respecto a esto, Argentina se encuentra con una tarea pendiente: visibilizar la desigualdad y la violencia que sufre la mujer, alejarse de la normalización de esta y desprenderse de los rígidos roles que impone la sociedad patriarcal mediante la educación en la igualdad de niños y niñas.