Actualizado 16/07/2016 14:11

¿Cuáles son los bosques más amenazados de Iberoamérica?

¿Cuáles Son Los Bosques Más Amenazados De Iberoamérica?
REUTERS

   MADRID, 16 Jul. (Notimérica) -

   Los bosques representan alrededor de un tercio de la superficie terrestre y una buena parte de esa proporción se encuentra en Iberoamérica. Una proporción de bosque que debido al factor humano se ha visto afectada y se encuentra en peligro.

   Ecuador, Brasil, Colombia, Perú, Argentina... Bosques de varios países iberoamericanos han sufrido las consecuencias de la deforestación, propiciada por actividades como la tala ilegal o por fenómenos como el cambio climático.

   A continuación precisamos cuáles son los más amenazados de la región de acuerdo a la página web de la organizacón 'Esglobal'.

BOSQUES DE CHOCÓ-DARIÉN

   Los bosques de Choco-Darién, en Colombia, son unos de los principales focos de biodiversidad de Iberoamérica, además de ser el hogar de hasta nueve grupos indígenas. En estos bosques los principales problemas que afectan son los riesgos tradicionales para la deforestación, como el cambio climático o la presión agrícola.

   Aquí los esfuerzos de conservación tienen obstáculos debido a la necesidad de involucrar a las poblaciones indígenas y la presencia de la guerrilla, que también lleva a cabo actividades de tala ilegal para su financiación.

   Pese a las complicaciones, Chocó-Darién ha recibido la atención necesaria por parte del Gobierno colombiano y de las organizaciones internacionales competentes, consiguiendo ser declarada zona prioritaria y accediendo a los proyectos de REDD (Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación).

   La cooperación entre instituciones ha hecho que los proyectos se estén llevando de una forma inclusiva, contando con las necesidades y preocupaciones de la población local e indígena. A día de hoy, Chocó-Darién ha conseguido reducir 100.000 toneladas de CO2 y ha sido galardonado por ello con varios certificados de sostenibilidad, convirtiendo este bosque en un ejemplo para otras masas forestales en peligro.

GRAN CHACO EN ARGENTINA, BOLIVIA, BRASIL Y PARAGUAY

   El Gran Chaco es un bosque con unas 10 millones de hectáreas. Complejo ecológico de llanuras y bosques secos que lo convierten en una joya para la biodiversidad y que alberga alrededor de 3.400 especies de plantas, 500 de pájaros, 150 de mamíferos y 220 de reptiles y anfibios.

   La amenaza en el Gran Chaco con la ampliación la superficie del cultivo, especialmente el de la soja, actividad que ha arrasado el 15 por ciento de este gran bosque. Argentina ha sido el núcleo más importante de esta deforestación, aunque también importantes zonas en Bolivia y Paraguay se han visto afectadas bajo la presión agrícola.

   Mientras, en Paraguay una iniciativa de conservación aprobada en 2004 forzaba a las actividades agrícolas a desarrollarse en terrenos anteriormente dedicados a la ganadería, intentando evitar de este modo la deforestación.

   Sin embargo, dicha iniciativa provocó que los ganaderos comenzaran a extender sus terrenos a costa del Gran Chaco, en vez de ser los propios agricultores los que llevaran a cabo esta tarea, lo que produjo resultados igualmente destructivos para la biodiversidad.

   Por otra parte, en Bolivia gran parte de este bosque ha sido protegido gracias al Parque Nacional de Kaa-Iya y a su declaración como territorio indígena. Pese a estos datos positivos, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) ya ha alertado de que es necesario que se trasciendan las fronteras nacionales y que los países implicados coordinen las políticas necesarias para poder preservar el valor ecológico del Gran Chaco antes de que no haya vuelta atrás.

CERRADO, BRASIL

   Este bosque poseedor de 15 millones de hectáreas está sufriendo el auge de los cultivos de soja que están afectando seriamente a su ecosistema. Este complejo ecológico que se extiende de norte a sur en Brasil ha recibido mucha menos atención que otros bosques iberoamericanos pese a que cuenta con el cinco por ciento de toda la biodiversidad mundial.

   Cerrado es además un bosque vital para el abastecimiento de agua en Brasil ya que las grandes cuencas hídricas del país tienen su origen entre sus copas. Su deterioro afecta no solo al consumo directo de agua, sino también de energía eléctrica, ya que nueve de cada diez brasileños utiliza electricidad generada por centrales hídricas que utilizan suministro procedente de Cerrado.

   Actualmente, este bosque se encuentra en una situación de peligro y amenaza con hasta el 50 por ciento de su territorio deforestado. Según investigadores del Woods Hole Research, esto tiene un impacto directo en las precipitaciones del Amazonas, amplificando todavía más el carácter destructivo de la deforestación en ambas zonas.

   La situación por ahora se centra en las iniciativas de conservación que han sido escasas, pero el Gobierno brasileño ante la presión de los activistas ha acabado cediendo y ha integrado este bosque en sus áreas de prioridad para la conservación.

AMAZONAS EN ECUADOR, BRASIL, COLOMBIA Y PERÚ

   El último pero no menos amenazado es el tan conocido bosque del Amazonas, el cual ha perdido unas 60 millones dentro de las fronteras de Brasil, país que más territorio posee de este gran bosque.

   En los últimos diez años los esfuerzos por parte de los activistas, poblaciones locales y gobiernos han conseguido que se ralentice el ritmo al que avanzaba la deforestación, aunque todavía esté lejos de la detención. De hecho, continúa siendo el primer país del mundo en cuanto a pérdidas netas de masa forestal.

   En 2015, la presidenta apartada Dilma Rousseff anunció un ambicioso plan de reforestación del Amazonas en el que se comprometía a replantar doce millones de hectáreas para reducir el impacto de las emisiones de CO2 del país.

   A finales del año pasado, el Gobierno de Brasil decidió incluir una iniciativa para registrar todas las tierras amazónicas en manos privadas, medida con la que la Administración podrá monitorizar si los propietarios respetan los estándares de conservación.

   Sin embargo, el éxito estaría intrínsecamente ligado a la capacidad del Gobierno para hacer efectivo el cumplimiento de la legalidad en estas áreas de difícil acceso y de compleja supervisión.