Publicado 06/02/2016 21:56

El "denigrante" hotel para víctimas de trata o abuso sexual en México

A man looks at sunset between buildings in Cancun
EDGARD GARRIDO / REUTERS


CIUDAD DE MÉXICO, 6 Feb. (Notimérica) -

Cuando las víctimas de trata, abuso sexual o asesinatos, así como sus familiares, sufren este flagelo, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) de México las alojan en una habitación de hotel como parte del apoyo que, por ley y dentro de su protocolo de atención, está obligada a brindarles mientras se desarrolla el correspondiente proceso legal.

Sin embargo, este no es el mejor trato que un familiar o víctima querría tras pasar por una situación así. Sábanas con manchas de sangre, olores pestulentos y escenas de gente con más alcohol que dignidad que pasea por los pasillos de un hotel.

Se trata del hotel Cozumel, situado a tres manzanas de la procuraduría capitalina de Ciudad de México, un establecimiento donde llegan las víctimas de trata y agresión sexual, así como familiares de aquellos que fueron brutalmente asesinados.

Tal y como ha recogido el diario mexicano 'Proceso', a una de estas habitaciones fue enviada a principios de agosto del pasado año la madre de una de las cinco víctimas del multihomicidio de la colonia Narvarte (delegación de Benito Juárez, Ciudad de México).

La mujer, de unos 60 años, viajó desde Comitán, Chiapas, a Ciudad de México para reconocer el cuerpo torturado de su hija. Para ello, la Subprocuraduría de Atención a Víctimas del Delito y Servicios a la Comunidad de la PGJDF le brindó alojamiento en el Cozumel mientras se desarrollaban las primeras investigaciones.

La comodidad no era la principal característica de la habitación. Acompañada de la abogada de la Clínica de Interés Público contra la Trata de Personas del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), Amalia Cruz, llegó a la recepción del hotel. Ambas subieron a la habitación asignada, y en el camino encontraron a una joven ebria que salía con un hombre de otro cuarto.

La sensación al entrar a dicha habitación quedaría recogida el pasado 9 de noviembre durante la presentación de la Plataforma de Seguimiento del Caso Narvarte: "(La PGJDF) aloja a los familiares de las víctimas en el hotel Cozumel de la colonia Doctores, en un ambiente de pánico e inseguridad a propósito para amedrentarlos y hacer que cejen en su empeño de exigir el derecho a una investigación", recoge 'Proceso'.

La Ley de Atención y Apoyo a las Víctimas del Delito para el DF y el reglamento de la Ley para la Protección, Atención y Asistencia a las Víctimas de los Delitos en materia de Trata de Personas en el DF, garantiza el hospedaje y transporte al lugar de origen a las víctimas directas o indirectas ofendidas, o testigos de feminicidio, como fue el caso.

Sin embargo, el tipo de ayuda que se estipula lo establece el Consejo para la Atención y Apoyo a las Víctimas del Delito, presidido por el titular de la PGJDF e integrado por los titulares de la Comisión de Derechos Humanos local, las secretarías de Seguridad Pública y Salud y la Subprocuraduría de Atención a la Víctimas del Delito.

El apoyo llega tras un proceso lento y burocrático. Después, la víctima o sus parientes son interrogados en el área de Trabajo Social, donde se les hace un estudio socioeconómico. De esta forma, la PGJDF decide dar a quién dar el beneficio, "sobre todo cuando se trata de asuntos mediáticos", asegura Cruz.

Sumado a esto, la seguridad en los alrededores del Cozumel es escasa. La poca iluminación, así como la inexistencia de cámaras de videovigilancia , hace que las personas que se alojan ahí estén mucho más expuestas de lo que ya están. A la entrada no hay policías ni patrullas. La recepción cuenta con dos cámaras, aunque se duda de su funcionamiento.

De acuerdo con la Ley de Atención a Víctimas y el artículo 41 del Código Penal del DF, existe el Fondo para la Protección y Asistencia a las Víctimas del Delito (Favid) que recibe recursos económicos para la atención de las víctimas de delitos de alto impacto.

Este fondo ha visto como en los últimos cinco años se ha reducido en un 86 por ciento el presupuesto, disminuyendo a su vez el número de casos atendidos.

El maltrato no paró ahí: "Cuando fuimos a identificar a Nadia, su mamá pidió verla. En el Forense, el personal iba a mover el cuerpo y se les cayó enfrente de ella. Lo pusieron en el suelo de un estacionamiento y le dijeron que sólo podía estar cinco minutos. Mirtha dijo: 'Yo ya no quería tocarla de sentir que, aún sin vida, la seguían golpeando'", relata Cruz a 'Proceso'.

Para el coordinador de la Clínica contra la Trata de Personas y el Centro de Acceso a la Justicia del ITAM, Héctor Alberto Pérez Rivera, la atención de la PGJDF hacia las víctimas "está en la calle, por los suelos".