Actualizado 14/01/2017 07:14

Cómo desapareció el Chacaltaya, el centro de esquí más alto del mundo

Chacaltaya
REUTERS

   LA PAZ, 14 Ene. (Notimérica) -

   El cerro de Chacaltaya era la estación de esquí más alta del mundo. Se encuentra en Bolivia a 5.421 metros sobre el nivel del mar y a día de hoy de ella no queda más que un conjunto de rocas debido a la peor sequía que ha sufrido el país iberoamericano en los últimos 25 años.

   Esta montaña se encuentra en el departamento boliviano de La Paz a 30 kilómetros de distancia de la sede del Gobierno, en la cordillera de los Andes. Chacaltaya era la única estación de esquí de Bolivia conocida como la pista más alta del mundo y la más cercana a la línea del Ecuador.

   A pesar de los duros inviernos del cerro, actualmente la nieve es escasa, ya que durante los últimos años la montaña la ha ido perdiendo a causa del calentamiento global, que además del derretimiento de la nieve la estación, ha hecho que los lagos hayan perdido todo su caudal.

   El glaciar desapareció por completo en 2010, momento en el que todavía poseía una longitud de 20 metros, pasando a ser considerado el primer glaciar tropical extinto de Sudamérica.

   Según un estudio reciente del Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo, la temperatura de la región aumentó medio grado centígrado en el periodo comprendido entre 1976 y 2006. Medio grado que puede no suponer un gran cambio, pero que significó ver cómo el glaciar se derretía.

   "Solía venir aquí cuando era un niño y jugar con la nieve durante horas, hasta que me dolían los ojos por el frío y la altitud", relataba Felipe Kittelson, de 63 años, en declaraciones a 'BBC Mundo' mientras observaba la árida montaña que se levantaba frente a él.

   "La gente iba a esquiar y andaba en trineo aquí durante siete u ocho meses al año. Estábamos acostumbrados a llenar tazas con hielo y cubrirlas con un jarabe pegajoso para regalar", recuerda Kittelson.

   Las personas que todavía se acercan al Chacaltaya para ver qué es lo que ha quedado de él pueden encontrarse con un pequeño pueblo fantasma con maquinaria oxidada, una cafetería que ahora luce espeluznante y un bar sin clientes. Asimismo, entre todos los recuerdos, todavía pueden verse las fotos de los esquiadores que por allí pasaron en los primeros años de la década de los 90.

   Otra de las personas que también recuerdan esos años de gloria del cerro es Samuel Montaño, de 54 años, uno de los operadores de los cables del funicular de remonte de montaña que contaba al mismo medio cómo "entre mi hermano y yo, trabajamos aquí por décadas".

   "Nuestro padre trabajaba en este centro de esquí y hotel desde la década de los 40, cuando esta área estaba toda cubierta de nieve", recordaba Montaño.

   "Es muy triste ver todo de esta manera. Nosotros advertimos sobre esto en los años 80, pero nadie nos escuchaba. Cada año veíamos que empeoraba", afirmaba.

   Por su parte, su hermano Adolfo, de 62 años, explicaba creer que los humos tóxicos emitidos por cientos de miles de vehículos a diesel en la cercana ciudad de La Paz contribuyeron al derretimiento del glaciar.

   Sin embargo, este describía el problema como algo más grave ya que "ocasionalmente cuando nieva aquí arriba, la nieve está llena de una sustancia negra grasosa, como arena mugrienta. Creo que los vehículos de La Paz tienen algo de responsabilidad, pero Bolivia no es un país industrial. Estamos siendo afectados por el resto del planeta, señalaba.

CÓMO SALVAR EL GLACIAR

   El presidente del Club Andino Boliviano de Esquí (CAB), Juan de Dios Guevara, exhortó a las autoridades nacionales y municipales a tomar previsiones para enfrentar los impactos ambientales y de escasez de agua y electricidad que provocó la muerte del Chacaltaya.

   Guevara opina que la vida del glaciar puede prolongarse unos 18 años más a través de tecnologías modernas que producen nieve. Por ello, el club presentó al ejecutivo un proyecto para alimentar de forma artificial los nevados del pequeño glaciar, de algo más de medio kilómetro cuadrado. Se trataría de un sistema generador de lluvias con el uso de yoduro de plata con un coste que ascendería a 14.000 dólares aproximadamente.

   Este glaciar alimenta la laguna de Milluni, fuente de agua potable de la región. Asimismo, es naciente del río Choqueyapu, generador de parte de la energía eléctrica que se distribuye en La Paz y El Alto.