Actualizado 30/03/2017 21:04

Los corrupción ponen bajo presión las obras viales y la economía en Colombia

Juan Manuel Santos
TONY GENTILE / REUTERS

   SABANA DE TORRES (COLOMBIA) 30 (Reuters/Notimérica)

   Con un maltrecho sombrero que apenas le protege del sol, Rodolfo Patiño espera en el costado de una carretera del norte de Colombia que un representante del concesionario encabezado por la constructura brasileña Odebrecht aparezca para pagarle los tres meses de trabajo que le deben.

   El hombre trabajó como conductor y alquiló su tractocamión a Consol, la empresa a cargo de construir la Ruta del Sol II y que fue suspendida por las autoridades al estallar el escándalo de corrupción de la firma brasileña, un caso que amenaza con demorar obras de infraestructura clave y poner otro obstáculo para que el país llegue a su meta de crecimiento.

   "Estamos en la crisis total, pagando nuestros vehículos en leasing y ya junto con algunos compañeros los bancos nos quieren embargar", dijo Patiño, de 49 años.

   "Nadie nos quiere dar la cara", agregó el trabajador a la agencia 'Reuters', mientras acampaba bajo un toldo improvisado frente a la obras de la proyectada autopista de 576 kilómetros.

   Escándalos como el de Odebrecht y el de la local Conalvías, acusados de ofrecer sobornos para obtener contratos, amenazan con afectar la reputación de Colombia entre los inversores y con provocar retrasos en la financiación de un ambicioso plan de Cuarta Generación de vías (4G) del Gobierno.

   El programa, que se inició el año pasado y se prolongaría hasta el 2021, requiere inversiones por 16.400 millones de dólares y busca modernizar la red de carreteras del país, considerado su principal cuello de botella para dinamizar el sector industrial y el comercio exterior.

   El plan, que es la piedra angular del plan "Colombia Repunta" lanzado recientemente por el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, para estimular la cuarta economía latinoamericana, está conformado por unos 33 proyectos, de los cuales 30 están adjudicados, aunque solo ocho han asegurado la financiación.

   La importancia de las obras viales de Cuarta Generación para la economía es tal que el Gobierno calcula que el programa vial aportaría medio punto porcentual adicional de crecimiento al año, clave para que el Producto Interior Bruto (PIB) alcance la meta de 2,5 por ciento en el 2017 desde el dos por ciento del año pasado.

   Sin embargo, la tormenta desatada por los escándalos comenzó a minar la confianza de algunos interesados en financiar los proyectos no solo de 4G, sino también de otras obras.

   La primera reacción surgió del banco japonés Sumitomo Mitsui, que retiró su apoyo para financiar a Odebrecht con 250 millones de dólares para un proyecto destinado a recuperar la navegabilidad del río Magdalena.

BANQUEROS ASUSTADOS Y CAUTELOSOS

   "Los bancos están en un modo de esperar y ver y todo esto tiene un efecto negativo", indicó un banquero en Nueva York (Estado Unidos) que estructura proyectos y actualmente trabaja en una serie de ofertas en infraestructura en Colombia.

   Casi simultáneamente al estallido del escándalo de Odebrecht, las autoridades arrestaron al expresidente de la constructora Conalvías, Andrés Jaramillo, acusado de ofrecer sobornos para obtener contratos.

   Además, la Superintendencia de Industria y Comercio conformó un equipo de 60 investigadores para revisar un contrato de una carretera en el centro del país ante indicios de corrupción en su adjudicación, que fue obtenida por la firma Conconcreto.

BOLA DE NIEVE

   En un efecto de bola de nieve, ahora la Fiscalía investiga la concesión Ruta del Sol III por presuntas irregularidades en la adjudicación de la obra, de la que forma parte Conalvías, y advirtió que investigará otros proyectos.

   También han salido a relucir los tentáculos de los sobornos de Odebrecht que habrían llegado hasta las pasadas campañas presidenciales, lo que ha afectado la imagen del país.

   Santos admitió que su campaña electoral en 2010 recibió financiación ilegal, en medio de investigaciones preliminares según las cuales Odebrecht habría pagado 400.000 dólares para imprimir dos millones de papeletas del entonces candidato.