Actualizado 10/09/2018 13:42

El éxodo venezolano, ¿el más grave de toda la historia de la región?

Venezuelan migrants wait at the Binational Border Service Center of Peru, on the
REUTERS / DOUGLAS JUAREZ
   

   CARACAS, 10 Sep. (Notimérica) -

   Miles de venezolanos, a día de hoy más de dos millones, han huido o huyen de la peor crisis económica, política y social de la historia reciente de Venezuela. Al principio solo los ciudadanos más pudientes estaban a disposición de salir para conseguir una vida mejor. Ahora la imagen es otra: la de miles de personas andando por carreteras, cargando bultos y mochilas, tratando de cruzar las fronteras.

   La mayor inflación registrada en el mundo se ha visto acompañada del desabastecimiento de alimentos, productos básicos y medicinas. Por otra parte, la falta de recursos para la atención médica ya no se limitada únicamente a medicinas o material quirúrgico, sino que ya se ha registrado falta de agua potable en hospitales y centros de salud. De esta forma, la crisis económica es crítica.

   Venezuela vive un importante incremento en términos de violencia y delincuencia. Desde el mes de abril de 2017, cuando se sucedieron las mayores protestas de la historia del país y en las que murieron más de 300 personas, las detenciones no han cesado. Además, la inestabilidad política y las constantes protestas sociales no han ayudado a que calmar los ánimos de la sociedad, crispada ante la falta de recursos y seguridad.

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   El momento es caótico. Expertos describen el éxodo venezolano como la mayor ola migratoria de la región en los últimos cincuenta años, registrado la salida de en torno 7 o 10 por ciento de la población total del país. Y es que, a pesar de que ha habido otras olas migratorias importantes en América Latina, la venezolana es característica por no ser consecuencia de una guerra armada y por ser la que más salidas ha registrado en un periodo de tiempo menor.

   No se conoce a ciencia cierta cuántos venezolanos han intentando escapar de la crisis, pero la Oficina de la Organización de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios estima que, al mes de junio de 2018, la cifra ya rondaba los 2,3 millones de personas. Pero la cifra es desconocida, también porque la llegada de venezolanos a otros países vecinos es a veces para abastecerse únicamente. En cualquier caso, las cifras son de las mayores de la historia en la región.

CASOS COMPARABLES

   Los dos únicos casos comparables en términos de volumen serían los éxodos de Centroamérica durante los años 80 y el de Colombia en las últimas décadas, aunque ambos casos muestran diferencias con lo sucedido en Venezuela.

   En el primer caso, una serie de guerras civiles sucedidas durante la década de los años 80 en Nicaragua, El Salvador y Guatemala empujaron a uno o dos millones --en total-- de personas fuera de dichos países. La violencia afectó a los tres países, pero fueron los salvadoreños los más castigados. De hecho, aún hoy en día lo siguen siendo por la presencia de maras y grupos de narcotráfico, algo que ha llevado a que la emigración haya sido un constante goteo. Primero hacia Honduras y Guatemala y posteriormente a México y Estados Unidos.

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   Colombia, por su parte, sufrió desde los años 50 hasta la firma de los Acuerdos de Paz de 2016 un conflicto interno armado entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) --ahora transformado en el partido político Frente Alternativo Revolucionario del Común (FARC)-- y el Gobierno, estando asimismo presentes otros grupos guerrilleros y paramililtares, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

   Según el Organismo de las Naciones Unidas para la Migración (OIM), la lucha interna genero entre tres y cuatro millones de desplazados, pero igualmente su salida ha sido paulatina. Paradójicamente, fueron miles los colombianos que huyeron precisamente a Venezuela, desde donde hoy sus descendientes están retornando. Y es que otra de las características de este éxodo el impacto que está provocando a nivel general en la región.

IMPACTO EN LA REGIÓN

   Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Brasil, e incluso pequeños países del Caribe y en Centroamérica, se están viendo afectados por la llegada masiva de venezolanos así como por las miles de solicitudes de asilo. El caos generado por las importantes cifras de venezolanos en las fronteras de países vecinos han obligado a estos a tomar ciertas medidas de seguridad, primero para mantener el orden, pero también para evitar el colapso de los servicios públicos de los países receptores y, además, para evitar que los ciudadanos venezolanos puedan ser captados por grupos de trata de personas.

   Es por ello que países como Colombia, Ecuador y Perú comenzaron a pedir pasaportes "válidos y vigentes" a todos los venezolanos hace unos meses, provocando la desesperación de miles de ellos al carecer de los mismos, ya que la parálisis y el retardo de las instituciones venezolanas han impedido que se entreguen y renueven pasaportes, por lo que muchos de ellos únicamente portan la cédula de identidad. Ante la gravedad de la situación y ante una petición de la Defensoría del Pueblo de Ecuador, las existencias han sido suspendidas temporalmente, por lo menos hasta que Venezuela entregue pasaportes.

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   "Exigirles hoy pasaporte a los ciudadanos venezolanos, cuando sabemos que su gobierno no los está expidiendo, es castigar al pueblo por los errores de sus mandatarios, pues no podemos olvidar que los ciudadanos venezolanos están saliendo de su país no por gusto, sino por culpa de la política de expulsión que ha impuesto el señor Maduro", indicaba a 'BBC Mundo' el director general de Migración Colombia, Christian Krüger Sarmiento.

   Pero no son los únicos casos. En el mes de abril, el Gobierno de Chile indicó que se llevaría a cabo la creación de una "visa de responsabilidad democrática" para aquellos venezolanos que quisieran trabajar y permanecer temporalmente en el país, la cual sería gestionada en los consulados de Chile en Venezuela. De igual modo, y en vistas a lo que estaba sucediendo, en el año 2017 el Gobierno de Panamá anunció el requerimiento de una "visa estampada" para todos los venezolanos que quisieran visitar el país por un periodo máximo de 30 días, la cual requiere del pago de una tasa de 60 dólares, una copia del billete de avión ida y vuelta y la demostración documental de gozar de solvencia económica.

   El caso más extremo es la decisión de un juez de prohibir temporalmente la entrada de venezolanos al estado de Roraima (Brasil), bajo el argumento de que los servicios de salud y seguridad pública habían colapsado. La decisión fue revocada automáticamente por una magistrada del Supremo Tribunal Federal de Brasil. Pese a esto, el cese de esta restricción no ha supuesto un alivio total para los venezolanos, quienes se han visto atacados gravemente por grupos xenófobos en la frontera brasileña, perdiendo las pocas pertenencias que portaban en incendios provocados en los campamentos de refugio.