Actualizado 12/01/2017 07:29

La homosexualidad en Iberoamérica: legislación negativa y rechazo social

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COLPRENSA

   TEGUCIGALPA, 12 Ene. (Notimérica) -

La integración del colectivo LGBTI y la legalización de las uniones entre personas del mismo sexo ha sido un proceso lento, en el que cada país ha ido avanzando a un ritmo diferente. En Iberoamérica existen países como Uruguay y Argentina los que no solo se ha legalizado la unión civil, sino también el matrimonio y la adopción para parejas homosexuales.

   Pero no todos los Estados de la región han alcanzado el nivel de estos países. En el caso de Honduras y Paraguay, no solo no son legales las uniones civiles entre personas del mismo sexo, sino que están prohibidas.

   En el caso de Honduras, aunque la homosexualidad es legal desde 1899, la unión civil entre parejas gays está prohibida, habiendo sido incluido en 2005 en su Carta Magna. La Constitución hondureña, en su artículo 112, en el que reconoce el derecho al matrimonio, incluye lo siguiente: "Se prohíbe el matrimonio y la unión de hecho entre personas del mismo sexo. Los matrimonios o uniones de hecho entre personas del mismo sexo celebrados o reconocidos bajo las leyes de otros países no tendrán validez en Honduras".

   Las prohibiciones constitucionales en cuanto al acceso a derechos por parte de las parejas homosexuales continúan en el artículo 116, en el que se recoge el derecho a la adopción, especificándose que: "Se prohíbe dar en adopción niños o niñas a matrimonios o uniones de hecho conformados por personas del mismo sexo".

   Debido a lo extendida que se encuentra la homofobia en el país, donde se dan decenas de asesinatos al año entre miembros del colectivo LGBTI, el Congreso Nacional se vio obligado a aprobar en 2013 una modificación del Código Penal para garantizar la protección contra la discriminación por motivo de orientación sexual e identidad de género.

   El caso de Paraguay es similar al de Honduras. Tanto la unión civil como el matrimonio se encuentran prohibidos constitucionalmente, con formulas excluyentes como "la ley establecerá las formalidades para la celebración del matrimonio entre el hombre y la mujer" o "la unión en matrimonio del hombre y la mujer es uno de los componentes fundamentales en la formación de la familia".

   La edad legal de consentimiento sexual también es diferente en las personas homosexuales de Paraguay, situándose en los 16 años, cuando la edad para heterosexuales está en 14. Además en Paraguay no existe ninguna ley específica para penalizar la discriminación al colectivo LGBTI en el país.

   Que la prohibición de cualquier tipo de unión legal se incluya en la Constitución de un país, documento legal donde se esbozan los pilares fundamentales del Estado, los derechos y libertades más inherentes de los ciudadanos y la organización básica de la nación, hace pensar hasta qué punto la homofobia está arraigada en el sentir colectivo de estos países.

LOS PREJUICIOS

   La legislación negativa que hay en algunos países iberoamericanos, así como el vacío legal que hay en otros, es consecuencia directa de la homofobia que aún impera en la sociedad de la región.

   El principal desencadenante de esta actitud intolerante son los altos niveles de violencia de género y sexismo en la región, lo cual establece los roles que estereotipan a hombres y mujeres. Esta definición de lo que "es de hombres" y lo que "es de mujeres" se traduce en el rechazo a opciones homosexuales, transexuales, bisexuales o intersexuales, que se alejan de lo que los roles determinan como correcto.

   Aunque una buena parte de la sociedad tolera la homosexualidad, existe un rechazo generalizado a la evidencia de ella. Muchas organizaciones del colectivo LGBTI en países iberoamericanos han publicado comentarios de ciudadanos en fotos con evidente carga homosexual en la que, si bien los usuarios de confesaban tolerantes, solicitaban que esas imágenes no se publicasen.

   El problema se magnifica porque no existen iniciativas educativas para solucionarlo a largo plazo. Aunque muchos Gobiernos han implementado la normalización legal de este colectivo, no hay campañas de concienciación en los colegios para que la homofobia no se trasmita a la próxima generación.

   El rechazo a la comunidad homosexual se traduce en violencia, tanto desde las instituciones, con la no protección y garantía de sus derechos, como desde la sociedad, llegando a producirse incluso asesinatos por este motivo. Existen datos sobre este fenómeno, como los 312 homosexuales asesinados en Brasil en 2013, 186 en Honduras entre 2009 y 2012 y 400 en México entre 1995 y 2005.

   A los datos oficiales de asesinatos hay que sumar aquellos que no se han podido demostrar, así como agresiones, palizas y violencia sexual contra personas del colectivo LGBTI.

   Por contrapartida, existen múltiples colectivos de personas, tanto heterosexuales como homosexuales o transexuales, que luchan por una justicia social para estas personas, un alto porcentaje de la población que en no pocas ocasiones se ve excluida a nivel social por motivo de su orientación.