Actualizado 20/04/2014 23:35

La Amazonía ayuda a reducir el efecto invernadero

AMAZONAS
Foto: NASA/JPL-CALTECH

MADRID, 20 Abr. (Notimérica) -  

   Un estudio de la NASA ha revelado que los bosques naturales de la Amazonía eliminan más dióxido de carbono de la atmósfera del que emiten y, por tanto, reducen el efecto invernadero, causa del calentamiento global.

   A través de la fotosíntesis, las plantas consumen dióxido de carbono y emiten oxígeno a la atmósfera, pero los árboles muertos emiten este gas de efecto invernadero a medida que se descomponen. Por ello, el balance de carbono de la Amazonía es una cuestión de vida o muerte.

   El estudio es el primero en medir el efecto de las muertes de los árboles causadas por procesos naturales a lo largo de la selva amazónica, incluso en áreas remotas donde no han sido recopilados datos a nivel del suelo.

   La investigación se ha centrado sólo en los procesos naturales de emisión de dióxido de carbono, no en la actividad humana, como la tala de árboles o la deforestación, que varían rápidamente con el cambio de condiciones políticas y sociales.

   Los científicos han descubierto que, cada año, los árboles amazónicos muertos emiten unas 1.900 millones de toneladas de carbono a la atmósfera. Para compararlo con la absorción de carbono de la Amazonía, los investigadores han utilizado los censos de crecimiento de los bosques y los diferentes escenarios analizados.

   En todos los escenarios, la absorción de carbono por los árboles vivos compensaba las emisiones procedentes de los muertos, lo que indica que el efecto dominante de los bosques naturales de la Amazonía es la absorción.

   Hasta ahora, sólo se había podido estimar el balance de carbono de la Amazonía a partir de observaciones en pequeñas parcelas de zonas forestales. En las parcelas analizadas, el bosque retiraba más carbono del que emitía, pero aún existía el debate sobre si esas parcelas representaban el total de la Amazonía.

EL ESTUDIO

   El debate se inició en la década de 1990, cuando se descubrió que enormes áreas de bosque podían desaparecer durante tormentas intensas. Fernando Espíritu Santo, uno de los miembros del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena, California, y autor principal del estudio, ha trabajado en la Amazonía desde 2006 con otros 21 científicos de cinco países.

   Espíritu Santo ha explicado que la idea del estudio surgió de un taller de 2006, cuando científicos de varios países se reunieron para identificar los instrumentos de los satélites de la NASA que podían ayudar a comprender mejor el ciclo del carbono de la Amazonía.

   Para realizar su estudio, han medido la emisión de carbono de árboles muertos, tanto por fuertes tormentas como por vejez. Han utilizado imágenes aéreas, tomadas por satélite, y las mediciones recopiladas durante 10 años por la Universidad de Leeds, en Inglaterra.

   Los datos observados directamente del aire y la tierra, junto con las vistas aéreas del satélite, han permitido al grupo de científicos identificar los árboles muertos en imágenes de sensores remotos. A través de estas técnicas, han ideado un método simplificado para poder identificar estos árboles sólo con datos aéreos, en aquellas partes de la Amazonía donde no tenían datos.

   "Encontramos que las grandes perturbaciones naturales sólo tienen un efecto pequeño sobre el ciclo del carbono en toda la Amazonía", ha explicado Sassan Saatchi, del JPL y coautor del estudio. Por lo que han podido concluir que la Amazonía respira más carbono del que emite.