Actualizado 07/09/2016 20:27

'Los invisibles de La Quiaca', jóvenes bolivianos que 'valen' 330 dólares

Trafico personas
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   LA PAZ, 7 Sep. (Notimérica) -

   Unos 2.300 bolivianos o, lo que es lo mismo, 330 dólares. Es el valor de los niños, niñas y adolescentes de Bolivia usados por las redes de tráfico de personas que operan en la frontera con Argentina.

   El foco de esta actividad se encuentra en Quiaca, la ciudad jujeña que limita con Bolivia y que está en el extremo norte de Argentina. Por allí pasan de forma irregular unos 900 menores de edad por día. Así, al menos 18.000 menores son sometidos a trabajos en talleres clandestinos y explotación sexual.

   Esta triste realidad se refleja en el reportaje 'Los invisibles de Quiaca' realizado por Diego Aranda y presentado por el Foro de Periodismo Argentino y La Otra Trama, una red de organizaciones que trabaja contra el crimen organizado.

   Un reportaje que refleja la ausencia de un control migratorio de la que se alimentan las redes de trata de personas en la frontera Argentina-Bolivia.

   "Una niña, un niño o un adolescente boliviano se vende ni bien cruza la frontera a 5.300 pesos argentinos, es decir, unos 2.300 bolivianos", asegura Jorge Oporto Ordóñez, exdefensor Departamental de Potosí, en un reportaje difundido por el diario 'El Tribuno'.

   De acuerdo a Ordóñez, en 2010 25.000 jóvenes cruzaron la frontera, de los cuales solo regresaron 7.000, lo que significa que "18.000 niños y niñas podrían estar trabajando en campos y talleres clandestinos en la Argentina, mientras que otros podrían haber tenido como destino la explotación sexual".

   Por su parte, el extitular de la Delegación Jujuy de la Dirección Nacional de Migraciones Horacio Macedo Moresi explica que "existen grupos delictivos compuestos por ciudadanos de ambos países que se aprovechan de la situación económica de los ciudadanos de La Quiaca, que nunca se terminó de desarrollar, y van cambiando de actividad de acuerdo a lo que convenga", según recoge el diario argentino 'La Voz'.

   Chinos, senegaleses, colombianos... No importa su procedencia, miles de jóvenes han sido víctimas de estas organizaciones criminales que han convertido al paso La Quiaca-Villazón en la región de mayor tráfico migratorio del noroeste argentino.

   "Es delicado investigar la trata, porque tiene células criminales itinerantes que fluctúan empleando los mismos recursos para cometer varios delitos. Todos se manejan en un mismo plano, de manera que no hay líderes ni referentes. La mayoría son clanes", confiesa un gendarme anónima de la localidad quiaqueña.

   "En los últimos meses, se vio mucho tráfico ilegal de personas de nacionalidad china, que llegan al puerto de Perú, en barco, luego por tierra hasta Bolivia y hay gestores que les cobran por pasarlos a la Argentina y llevarlos hasta Buenos Aires", añade.

   La ONG argentina Esclavitud Cero cuenta, a partir de denuncias recibidas, que niñas bolivianas de 12 a 13 años son ofrecidas para todo servicio en Argentina, a 2.500 dólares al año. "Se pagan 1.250 dólares al ser entregadas y 1.250 dólares al cumplirse el año de trabajo. Las niñas trabajan sin horarios, no se les permite salir, viven en pésimas condiciones y también son abusadas sexualmente".

    Sin embargo, como no hay políticas activas de búsqueda, "a estos menores en Argentina no se los encuentra", aseguró en el 2013 Mercedes Assoratti, la directora de la organización, durante el Congreso Antimafia realizado en la Universidad de Buenos Aires.