Actualizado 04/05/2015 20:17

Joven brasileño se inyecta aceite y alcohol para parecerse a Hulk y casi pierde los brazos

Romario dos Santos
Foto: BARCROFT

RÍO DE JANEIRO, 4 May. (Notimérica) -

   El joven brasileño Romario Dos Santos, de 25 años, ha estado a punto de perder sus brazos después de que su obsesión por parecerse al increíble Hulk le llevara a inyectarse durante tres años una peligrosa mezcla de aceite y alcohol en los bíceps.

   El culturista es conocido como "bestia" y "monstruo" en su ciudad natal, Caldas Novas (estado de Goiás), según confiesa en una entrevista al diario británico 'Daily Mail', donde también explica que sus problemas empezaron cuando se volvió adicto al Synthol, una sustancia química que hincha los músculos de manera desproporcionada.

   Todo comenzó cuando empezó a frecuentar el gimnasio y unos chicos le hablaron de esta sustancia: "Quedé impresionado con los resultados", dice. Pronto se volvió adicto, sus bíceps llegaron a medir 64 centímetros y tuvo que comprar jeringuillas para ganado, pues las normales no tenían fuerza suficiente para perforar sus músculos.

   La adicción llegó a tal punto que incluso convenció a su mujer, Marisangela Marinho, para que ella le inyectaría la sustancia en las partes del cuerpo a las que él no llegaba. Más tarde empezaron los dolores y tuvo una insuficiencia renal por culpa de las toxinas del aceite.

   Entró en una depresión, intentó suicidarse y perdió su trabajo. Estuvo ingresado en el hospital cuando su mujer estaba ingresada de seis meses, y fue ahí cuando tocó fondo, según confiesa: "Decidí que nunca más me drogaría, lo pasamos muy mal, casi pasamos hambre".

   Dos Santos estuvo a punto de perder los dos brazos; los doctores le dijeron que habría que amputarlos, pero finalmente no hizo falta y le pudieron extraer las "rocas" de aceite que se le habían formado.

   Aún así, Dos Santos no ha conseguido deshacerse de todo de las drogas: "Hace dos semanas me compré una sustancia llamada estigor --una hormona para caballos--. Me pinché la jeringuilla en el pecho y chupé aire para ver si cogía una vena, pero nada. Me quedé inmóvil y empecé a sudar", asegura, mientras sigue con su sueño de ser culturista profesional.