Publicado 23/06/2016 22:12

Liberan a Pablo Goncálvez, el asesino en serie más temido de Uruguay

Pablo Goncálvez
TWITTER: RATEROCK

   MONTEVIDEO, 23 Jun. (Notimérica) -

   El asesino en serie Pablo Goncálvez quedará libre este jueves, después de permanecer durante 23 años en una cárcel uruguaya. Considerado como uno de los criminales más peligrosos de Iberoamérica, su liberación ha generado polémica y temor en partes iguales.

   Goncálvez es el responsable de la muerte de al menos tres mujeres entre los años 1991 y 1993, unos crímenes por los que fue condenado a 30 años de prisión --la máxima pena en el país iberoamericano--, de los cuales se le han descontado siete por su buena conducta y por cursar estudios en el centro de reclusión.

   Considerado como el primer y único 'psicópata' moderno en Uruguay, Goncálvez generó terror en los 90 con su 'modus operandi': el criminal asesinaba a sus víctimas asfixiándolas, y vuelve a causarlo ahora, quedando libre a los 46 años de edad.

   "Al haber cumplido la totalidad de la pena, no hay otra opción para el sistema de justicia que liberarlo", ha destacado el portavoz de la Suprema Corte de Justicia uruguaya, Raúl Oxandabarat, en declaraciones a 'BBC Mundo'.

   Nacido en Bilbao (en el norte de España) en 1970, el criminal pasó por varios países hasta llegar a Montevideo (Uruguay), donde se asentó junto a su padre y comenzó la carrera de Ciencias Económicas.

   Con la vida de un estudiante normal --Goncálvez tenía novia y realizaba trabajos esporádicos arreglando motos--, nada parecía indicar lo que se escondía tras la mente del asesino. En 1991, el mismo año en el que rompió con su novia, una enfermera le acusó de secuestro y violación, tras amenazarla con un arma de fuego.

   Aunque nunca sería condenado por este delito por falta de pruebas, poco tiempo después acabó con la vida de su primera víctima: Ana Luisa Miller, que fue ahogada cuando tenía 26 años.

   Durante la fiesta de fin de año de 1992, el cuerpo de Miller fue encontrado con marcas de golpes en el rostro, arrojado en la playa de Carrasco. Su coche estaba a tan solo unos metros de la casa del asesino.

   Nueve meses después le tocó el turno a Andrea Castro, una joven de 15 años que salía de una discoteca de Carrasco y cuyo cuerpo apareció con signos de asfixia a 150 kilómetros de Montevideo.

   Su última víctima fue María Victoria Williams, una mujer de 22 años a la que Goncálvez atrajo hasta su casa con la excusa de que necesitaba ayuda con su abuela, para finalmente asfixiarla con una bolsa de nylon. El cadáver apareció en un parque cercano.

   Durante su estancia en la cárcel, el asesino estudió derecho, economía y enseñó inglés a los presos, además de contraer matrimonio y tener una hija con una mujer que le visitaba con frecuencia. Los presos fueron especialmente duros con él y en una ocasión, casi muere después de un ataque.

   Los expertos han señalado que "es poco probable" que cometa un crimen de nuevo, sin embargo, algunos estudios han demostrado que es más probable volver a delinquir después de condenas largas. Por su parte, las familias de las víctimas, al igual que el resto de los uruguayos que siguieron el caso de cerca en los medios, temen su salida.