Actualizado 25/10/2017 08:10

Narcosatanismo: el lado oscuro de los cárteles en Iberoamérica

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   CIUDAD DE MÉXICO, 24 Oct. (Notimérica) -

   El narcotráfico y las fuerzas oscuras han tenido siempre una siniestra relación. El narcosatanismo, que es una de las prácticas más realizadas por los cárteles en Iberoamérica, se basa en la introducción de alijos de cocaína procedentes de México y Colombia. Durante una concentración de fieles satánicos se invoca a los dioses del mal para que el tráfico de drogas llegue a buen término.

   "Los grupos satánicos de verdad se guían por los nueve mandamientos de la Iglesia de Satán, pero los nuevos grupos surgidos del narcotráfico los utilizan a conveniencia. Es todo un negocio puro y duro", indicó un investigador de sectas que prefiere mantenerse en el anonimato según informó 'Las Provincias'.

   Probablemente el caso de 'Los Narcosatánicos' sea el episodio más espeluznante en la historia mexicana del crimen del siglo XX, muchos libros se han escrito sobre el tema, al menos cuatro películas se han inspirado en los hechos suscitados en el rancho Santa Elena, cercano a la ciudad mexicana de Matamoros.

RANCHO SANTA ELENA

   En Abril de 1989, frontera entre México y Tejas, una ranchera se salta un control policial y es perseguida por los federales, conduciéndoles hasta lo que calificaron como "lugar del terror". En el Rancho Santa Elena, los policías encuentran fardos de droga, dinero, paredes manchadas de sangre y una olla en cuyo interior parece encontrarse restos humanos.

   Cuando el huido es interrogado confiesa que los restos biológicos encontrados pertenecen a un estudiante de medicina norteamericano, identificado como Mark Kilrov, desaparecido hacía unos meses.

   Inmediatamente la policía comienza a investigar y descubren que el rancho pertenece a unos hermanos narcos muy conocidos en la zona. Asimismo, se dan cuenta que estos narcotraficantes tenían una relación muy especial con un santero cubano identificado como Adolfo de Jesús Constanzo, alías 'El Padrino de Matamoros y 'El Narco satánico de Matamoros'.

   En el rancho los narcotraficantes realizaban espeluznantes rituales satánicos con seres humanos mediante los cuales buscaban protegerse de los controles policiales. Constanzo era el padrino de estos rituales y también existía la figura de una madrina, sacerdotisa o narcosatánica identificada como Sara María Aldrete. Tras la investigación, los federales averiguan que en ese rancho no solo se realizaban rituales, sino también se produjeron varios asesinatos.

NARCO

   En un primer momento la policía encuentra 13 cuerpos que habían sufrido mutilaciones horrorosas, como la del joven Kilrov al que le sacaron la columna vertebral, la colgaron para secarla y evitar que hubiese carne humana para hacerse un collar de protección con esos huesos. "Asesinaban estadounidenses, secaban sus cuerpos y se hacían collares con sus restos para usarlos como amuletos", según informó la periodista del programa Cuarto Milenio Carmen Porter.

CONSTANZO

   Entre los esbirros y colaboradores de Constanzo se encontraban nombres relacionados con la Policía mexicana e incluso políticos locales, concitando la atención de los sicarios y prófugos de la justicia, uniéndose a esta "comunidad" de espanto, creyendo ciegamente en el "sacerdote santero" quien les aseguraba que no tendrían que preocuparse más del dinero, ni de la moral.

   Constanzo prometía a los narcotraficantes que se convertirían en seres invulnerables, invisibles ante la policía y poderosos, siempre y cuando siguieran sus indicaciones, para lo cual debían consumir "la ganga", un brebaje que debían beber caliente, y que estaba compuesto por diversos ingredientes "secretos" como llamaba a los restos humanos.

   Entre ellos, el cerebro de una persona (mejor de un asesino o un loco, decían), varias extremidades amputadas, sangre humana, alcohol y otras substancias.

   

   El 6 de mayo de 1989 la policía arrinconó a Constanzo, Aldrete y a otros miembros de la banda en una gran redada policial. El 'Padrino satánico' al verse en una situación límite se escondió en un armario y pidió a uno de sus secuaces que acribillara el mueble con él dentro, según informó 'Crónica Viva'.

   Aldrete sobrevivió y ofreció su testimonio para esclarecer las circunstancias de la tétrica historia, declarándose inocente y víctima de la congregación. Fue condenada de asociación delictuosa en 1990 y encarcelada durante seis años. En un segundo juicio, se le procesó por varios de los asesinatos en la sede de la secta, y fue sentenciada a 62 años de prisión.