Actualizado 23/10/2017 08:30

Narcotumbas, el lujo de los narcos continúa tras su muerte

Narcotumbas, el lujo de los narcos continúa tras su muerte
NOTIMÉRICA
 

   CIUDAD DE MÉXICO, 22 Oct. (Notimérica)-

   Exceso y lujo son dos de los adjetivos más apropiados para describir la existencia de un narcotraficante. La muerte, sin embargo, no es el fin de su opulencia. Grandes mausoleos con conexión a Internet, cocina o televisión vía satélite dan cuenta de lo que alguna vez fueron en vida.

   El cementerio de los Jardines del Humaya de Culiacán, en el estado mexicano de Sinaloa, se ha convertido en el lugar de reposo eterno para decenas de hombres del cartel. Un espacio vallado, cerrado al público y con seguridad privada lleno de narcotumbas.

   Una década es la vida promedio que espera a quien se mete en el negocio de la droga. La inmersa fortuna que amasan en tan poco tiempo y la violencia en la que se ven rodeados hacen que quieran construirse un mausoleo acorde a su 'grandeza'.

   

   

   

 

 

   Habitaciones con camas, aire acondicionado o hilo musical interactivo son algunas de las 'comodidades' que los narcos quisieron que tuvieran sus familias a la hora de visitarlos. Los jardineros de Cualiacán aseguran que dentro se realizan fiestas con alcohol y mujeres, además de reuniones del cártel.

   Más de 20 albañiles trabajan día y noche para construir las faraónicas tumbas, cuya labor puede demorarse hasta tres meses. Muchos de ellos aseguran que no saben para quién trabajan, ya que el anonimato constituye una barrera de seguridad contra la violencia de otros cárteles.

   Mausoleos con apariencia de castillo, de iglesia o de templo griego son algunas de los ejemplos de túmulos. Enterrados en ataúdes de oro, con sus coches y sus armas, el exceso que acompañó la vida de los narcos parece que también les acompaña en la muerte.

Cementerio