SANTO DOMINGO, 20 Oct. (Notimérica) -
La muerte de Óscar de la Renta, uno de los modistas más famosos y reconocidos de Iberoamérica, fue un duro golpe para el mundo de la moda en 2014. Sus diseños fueron los preferidos por las celebridades del mundo del espectáculo e incluso la exprimera Dama de Estados Unidos, Jacqueline Kennedy, llegó a usar uno de sus vestidos.
El modisto dominicano nació el 22 de julio de 1932 en Santo Domingo (República Dominicana). Desde pequeño mostró su interés por el mundo del arte, especialmente por la pintura. A los 15 años decidió matricularse en la Escuela de Bellas Artes, que compaginó con sus estudios de educación secundaria.
Cuando cumplió 18 años decidió abandonar su tierra natal y marcharse a España para continuar sus estudios en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Durante esta época sufrió problemas económicos y se ganó la vida dibujando diseños de alta costura para diarios y modistas.
Su primera oportunidad llegó de la mano la baronesa Aïno de Bodisco, quién promovió los diseños del dominicano entre su circulo de amistades. De la Renta llegó a diseñar un vestido para la hija del exembajador de Estados Unidos en España, John Davis Lodge. Su carrera empezó cuando se convirtió en el aprendiz del famoso modisto español, Cristóbal Balenciaga. Posteriormente, se mudó a París para trabajar como asistente en la casa de modas 'Lavin'.
Durante los años 60 se marchó a Estados Unidos, lugar en el que se consagró definitivamente. Se convirtió en uno de los modistas más reconocidos a nivel mundial tras vestir a cuatro primeras damas: Jacqueline Kennedy, Nancy Reagan, Hillary Clinton y Laura Bush. Sus originales diseños, que combinaban la elegancia con lo femenino, captaron la atención del mundo entero.
En 1965 fundó su propia firma de diseño, 'Óscar de la Renta', junto a la modista Jane Derby, presentando ese mismo año su primera línea de ropa. Sus diseños han sido usados por actrices de la talla de Audrey Hepburn, Elizabeth Taylor, Penélope Cruz, Scarlett Johansson o Emma Watson. Pero no solo se dedicó a la alta costura sino también a la creación de joyería, accesorios, gafas o perfumes.
Tras una larga lucha contra el cáncer, el modisto falleció el 20 de octubre de 2014, hace hoy tres años, en su casa de Kent, en el estado de Connecticut (Estados Unidos). Se marchó así una de las mentes más brillantes del mundo de la moda de los últimos tiempos.