Actualizado 27/09/2015 17:54

Rihanna maltrata sus propios éxitos en el Rock in Rio

   RÍO DE JANEIRO, 27 Sep. (Notimérica) -

   Rihanna era sin duda la más esperada de la penúltima noche del Rock in Rio, pero su actuación fue de las más decepcionantes del festival: a sus limitaciones vocales se unieron la desgana a la hora de actuar y la rapidez con la que repasaba todos sus éxitos, dedicando apenas dos minutos de media a cada canción.

   La de Barbados apareció sobre el principal escenario del festival con el retraso obligado para las divas del pop, escondida entre una nube de humo, ataviada con un aparatoso chándal anaranjado, y con una iluminación roja que apenas dejaba ver su rostro.

   A pesar de su fulgurante carrera apadrinada por el todopoderoso Jay Z --lanza una media de disco cada año y medio-- y de que acumula una lista interminable de hits Rihanna empezó con 'Rockstar', un tema a medio gas, quizá dando pistas de lo que estaba por venir.

   Aunque Rihanna no es conocida por el poderío de su voz los fans que esperaban durante horas en el escenario 'Mundo' se merecían algo más que "una chica divirtiéndose en un karaoke", como comentaba una de las muchas parejas presentes, y es que Rihanna pasaba de puntillas sobre sus propias canciones, tarareando apenas el estribillo y dejando el resto al público y a la música pregrabada.

   Tras pasar rápidamente por 'Rudeboy', 'What's my name', 'Man down' o 'Umbrella' --su primer gran éxito global-- y hacer un pequeño guiño al grupo rumano O-Zone y su 'Dragostea din tei' llegó el momento de relajarse con las baladas.

   Su cara más romántica la dejó ver con 'Unfaithfull' y 'Love the way you life', otro single que convirtió en oro de la mano de Eminem. De hecho, la última vez que Rihanna hizo una gira completa de conciertos fue con el rapero norteamericano hace dos años, en 'The Monster Tour'.

   Quizá Rihanna no es muy amiga de las actuaciones en directo, aunque parece que se lo pasa en grande, saltando constantemente, igual que sus fans, totalmente desatados en la recta final del concierto, con 'We found love' o 'Diamonds', uno de los pocos temas que ha cantado enteros y que incluso ha contado con varios solos de guitarras.

   El momento álgido ha llegado con el tema de cierre, 'Bitch better have my money', su último single, momento en el que los fans que estaban apostados en las primeras filas han lanzado decenas de dólares falsos con el rostro de la cantante.

   La llegada de la estrella del pop a Río de Janeiro ha estado rodeada de rumores; se dijo que su equipo le prohibió que bajara a bañarse a la playa ante el aumento de 'arrastões' --robos en masa-- de los últimos días, o que su amiga Katy Perry, que actúa este domingo, podría aprovechar hacer una aparición por sorpresa, algo que finalmente no ocurrió.

LA ELEGANCIA DE SAM SMITH

   Antes que Rihanna pasó por el principal escenario del Rock in Rio Sam Smith, que dejó claro por qué es la voz de moda en el pop actual con apenas 23 años, cuatro premios Grammy y un solo disco en el mercado, 'In the lonely hour'.

   Con una puesta en escena minimalista todo parecía diseñado para resaltar su voz, aunque quizá las enormes dimensiones del escenario 'Mundo' no eran las más adecuadas. Aún así entonó a la perfección gran parte de su álbum de debut y le sobró tiempo para versionar el clásico 'Ain't no mountain high enough' y de dedicarle un homenaje a Amy Winehouse con 'Tears dry on their own'.

   Con los ritmos más bailables de 'Money on my mind' llegó uno de los momentos álgidos del recital, aunque como era de esperar la canción que le empujó a la fama, la balada que todos estaban esperando, sonó al final, 'Stay with me'.

   Horas antes la sorpresa de la jornada se producía a unos metros de distancia, en el secundario escenario 'Sunset', con la actuación de Angelique Kidjo, una desconocida para muchos a pesar de que su trabajo más reciente 'Eve', fue galardonado con el Grammy al mejor álbum de World Music.

   La energía de sus ritmos africanos pilló desprevenidos a muchos, aunque el calor y la musicalidad innata en el público brasileño ayudaron a caldear el ambiente y el concierto acabó con la mitad del público bailando en una catarsis tribal en lo alto del escenario.