Actualizado 06/09/2018 11:55

Ropa de bebés y marroquinería para tejer la vida de Luz

Peruana en el taller de Cáritas en Madrid
EUROPA PRESS
     

   MADRID, 12 Jun. (Notimérica)

   Las máquinas de costura de Taller 99 empiezan a funcionar cada día a las ocho de la mañana. El olor a piel nada más abrir la puerta transporta a uno irremediablemente al corazón de Marruecos. A la derecha del taller, en la zona de marroquinería, colores vivos y estampados alegres. A la izquierda, la sobriedad propia de los trajes de comunión y la ropa para bebés. En este espacio de costura gestionado por Cáritas Madrid ocho mujeres tienen la oportunidad de formarse durante dos años y prepararse para su inserción en un mercado normalizado.

   Entre ellas, al fondo del taller y dando los últimos retoques a un pequeño traje azul para recién nacido, está la única iberoamericana que actualmente disfruta de este programa. Luz era químico industrial en Perú, una formación que en el país andino le habría garantizado una buena vida. Pero ella quería más, quería ser ingeniera y quería serlo en Europa, por lo que se trasladó a Alemania a completar sus estudios. Una vez allí, con el plan para continuar su formación en marcha y ayudas del Gobierno para su inmersión lingüística, todo se truncó.

   Conoció a una compatriota que le convenció para viajar a España, puesto que allí ambas tendrían casa y trabajo, según explica a Notimérica desde la sala de reuniones del taller aprovechando un pequeño descanso. Han pasado exactamente 22 años desde que decidió hacer caso a esta persona y trasladarse a España y casi los mismos 22 desde que se vio sola, sin trabajo y sin casa.

   Aceptando que aquí no podría continuar esos estudios, comenzó a trabajar de interna en un chalet en Villalba hasta que a los pocos meses conoció al padre de su hijo, al que abandonó a los dos meses de embarazo por los malos tratos que sufría por su parte. Aunque se derrumba por un instante al recordar aquel tiempo, se recompone rápidamente cuando hace referencia a la fuerza con la que ha ido superando los palos que le ha dado la vida.

   En una tarde lluviosa por el centro de Madrid, con un billete de metro y cien pesetas en el bolsillo, conoció a una mujer que le trasladó a una de las casas en las que Cáritas cuida de mujeres embarazadas que están solas y no tienen recursos. Allí empezó su historia con esta organización humanitaria adscrita a la Iglesia católica, que en la recta final de su embarazo decidió trasladarla a otra casa de acogida en la localidad de Pozuelo.

INICIOS EN LA COSTURA

   Con un bebé recién nacido y sin posibilidades de trabajar como química, al no tener papeles ni un permiso de trabajo en España, comenzó a coser y a vender sus creaciones entre los vecinos de aquel pueblo madrileño. Con los años montó una pequeña tienda de arreglos que tuvo durante ocho años pero que tuvo que cerrar porque era incompatible con el cuidado de un hijo que tuvo "una adolescencia horrible". Tampoco lo era con la aparición de las sastrerías regentadas por población china, que hacían los mismos arreglos a un precio mucho menor.

taller 99 cáritas

   Hace ocho meses entró a formar parte del programa de Taller 99, un proyecto de inserción laboral amparado en la normativa de este tipo de empresas que deben cumplir determinados requisitos y que establece que al menos el 50 por ciento de los trabajadores deben ser personas vulnerables o en grave riesgo de exclusión social, según explica a Notimérica la directora del centro, Fransi Díaz.

   La permanencia de las personas que forman parte del programa --en su mayoría mujeres-- no puede superar de ningún modo los dos años, tiempo en el que se les prepara para esa inserción en el mercado laboral normalizado, se les enseña a preparar entrevistas de trabajo o se les explica qué tipo de ayudas son las que pueden solicitar en caso de querer montar un negocio propio. Además, siempre tienen un seguimiento por parte de Cáritas durante los primeros meses de su andadura en solitario.

   Taller 99 comenzó siendo un espacio ocupacional de unas cuantas horas a la semana hasta la llegada hace 24 años de Fransi, una diseñadora que abandonó la alta costura porque encontró en este proyecto la manera de ligar su vocación profesional con su inquietud por lo social, algo difícil de conseguir en un mundo como el de la moda, tan "frío y apartado de lo social" que a veces asusta.

taller 99 cáritas

   Aquí los sueldos también van en función del convenio de las empresas de confección y las ocho trabajadoras que ahora mismo se benefician del programa cobran aproximadamente 850 euros netos, de los cuales una "pequeña parte" la invierten en el alojamiento que Cáritas les proporciona y los gastos derivados del mismo, expresa la responsable de Comunicación de Cáritas Madrid, María Blanc.

   Para acceder al programa es necesario provenir de la red de la organización en Madrid, no es apto para personas a las que Cáritas presta atención en otras comunidades autónomas, y la ley establece que deben presentar un certificado emitido por la Administración Pública que acredite ese riesgo de exclusión social atendiendo a los parámetros que establece la propia legislación.

taller 99 cáritas

CASOS DE ÉXITO

   Como empresa de tránsito que es, su misión consiste en enseñar a los beneficiarios el oficio de la costura, tanto la costura tradicional como la marroquinería. El taller está repleto de bolsos de piel, adornos, llaveros... pero también de cestas para recién nacidos, ropa de bebé o trajes de comunión. La mayoría de lo que fabrican lo hacen bajo pedido, aunque también envían algunas de sus creaciones a la tienda física que tienen en la calle Orense 32, el único lugar de venta directa al público donde es posible adquirir estos productos. Y al ser una empresa sin ánimo de lucro, todos los beneficios que se obtienen una vez descontados los sueldos y los gastos propios de mantener un proyecto en activo se revierten de nuevo en la empresa.

taller 99 cáritas

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   Cuenta Fransi que, a punto de cumplir un cuarto de siglo, existen casos de mucho éxito, de mujeres que ahora se dedican a la alta costura, otras que trabajan para modistos en toda España u otras que han salido adelante con negocios propios.

   En Taller 99 Luz ha aprendido "a cortar, a confeccionar, a montar prendas y a perfeccionar lo que ya sabía previamente". Y aunque aún le quedan 16 meses en los que seguir preparando su salida al mercado laboral de manera autónoma e independiente, su ilusión es volver a abrir su propia tienda. Los años le han enseñado que en la vida se pueden elegir dos caminos: "el de la lucha o el de la prostitución y las drogas".

   Pese a haber pensado en numerosas ocasiones cómo habría sido su vida si se hubiese quedado en Alemania, está segura de que "todo pasa por algo" y ahora, aprendiendo un oficio y con su hijo alejado de las malas compañías, tiene claro que los pasos que ha ido dando, aunque hayan sido lentos, han sido los correctos. "Yo elegí el camino largo y no me arrepiento".