Actualizado 10/12/2016 07:19

Los 'vuelos de la muerte' de la dictadura argentina, ¿qué eran y en qué consistían?

Vuelos de la muerte
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   BUENOS AIRES, 10 Dic. (Notimérica) -

   Los conocidos como 'vuelos de la muerte' eran una forma de exterminio consistente en arrojar a una persona viva en pleno vuelo hacia el mar. Tuvieron lugar en Argentina durante la dictadura cívico-militar de Jorge Rafael Videla (1976-1983), quien denominó el régimen Proceso de Reorganización Nacional.

   Este tipo de crimen se llevaba a cabo de manera constante en la dictadura argentina dejando miles de víctimas. El objetivo de esta práctica era que las personas arrojadas al mar se ahogaran o fueran devoradas por animales marinos y de este modo, se las diera por desaparecidas.

   Los ejecutores de estos crímenes usaban la denominación en código 'traslado', que utilizaba la dictadura para referirse a las ejecuciones ilegales. Las personas secuestradas eran inyectadas con pentotal sódico para producir un efecto hipnótico y posteriormente arrojar a las víctimas vivas y semidesnudas desde aeronaves en pleno vuelo sobre el mar.

   Las víctimas de estas prácticas eran principalmente los guerrilleros y opositores políticos que estaban detenidos. Además, antes de ser lanzados al mar, eran torturados y atados de pies y manos. En el caso de las mujeres, los restos demostraron que habían sido violadas y torturadas antes de ser lanzadas al mar.

   Una de las víctimas de los 'vuelos de la muerte' fue Azucena Villaflor, una de las fundadoras de las Madres de la Plaza de Mayo, quien fue secuestrada por la dictadura de Videla el 10 de diciembre de 1977 para ser torturada y, diez días después, arrojada desde un avión al Río de la Plata en los 'vuelos de la muerte'. ¿El motivo? La misma tarde de su secuestro Villaflor entregó a la prensa un documento con el nombre de todos los desaparecidos, escrito por el que el régimen se vio amenazado y decidió retener a la activista.

   Villaflor era vigilada por la dictadura por ser una activista y fundadora de las Madres de la Plaza de Mayo, asociación que se formó durante el mandato del dictador Videla. El objetivo de las Madres de la Plaza de Mayo era recuperar con vida a los detenidos y desaparecidos, así como establecer quiénes fueron los responsables de los crímenes de lesa humanidad además de promover su enjuiciamiento.

   Villaflor nació en Avellaneda, Buenos Aires y dedicó su vida al activismo social y a combatir el terrorismo de Estado en Argentina. El 30 de noviembre de 1976, ocho meses después del inicio del comienzo de la dictadura militar, uno de sus hijos y su novia fueron secuestrados. Tras el suceso, la activista argentina emprendió una investigación dirigiéndose al Ministerio de Interior, donde conoció a otras mujeres que también estaban buscando a sus parientes desaparecidos.

LAS MADRES DE PLAZA DE MAYO

   Después de seis meses de infructuosas pesquisas, dio comienzo una oleada de manifestaciones para dar publicidad a su caso y el 30 de abril de 1977 Villaflor y otras 13 madres se manifestaron en la Plaza de Mayo, en el centro de Buenos Aires, enfrente de la sede del Gobierno, la Casa Rosada. Ante la orden policial de "no detenerse ni agruparse, sino circular", decidieron caminar alrededor de la plaza.

   Esta movilización tuvo su repercusión, ya que las madres decidieron que cada jueves se reunirían para protestar por la indiferencia que el régimen mostraba acerca de la desaparición de sus familiares. Por este motivo y tras semanas de manifestaciones, el 8 de diciembre el conocido como 'ángel rubio' o 'ángel de la muerte' Alfredo Astiz, dio la señal de secuestrar a cinco personas, entre ellas, a Teresa Careaga y María Ponce, ambas madres de desaparecidos.

   Al día siguiente, Villaflor y otras madres publicaron en la prensa un documento con los nombres de todos los desaparecidos, el dinero y las firmas que avalaban la publicación. Así fue como el 10 de diciembre de 1977, en el Día Internacional de los Derechos Humanos, dicho documento fue publicado en un periódico y esa misma noche la activista fue secuestrada.

Villaflor fue golpeada y recluída en el campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde actuaron, entre otros represores, el 'ángel de la muerte'. Allí fue conducida a un altillo donde depositaban al resto de secuestrados que mantenían más en secreto. Esa misma noche la activista fue torturada regresando al calabozo sin conocimiento.

   A los pocos días, Villaflor fue asesinada junto a los demás secuestrados y el 20 de diciembre de 1977 comenzaron a aparecer cadáveres provenientes del mar en las playas de la provincia de Buenos Aires. Los médicos forenses determinaron que la causa de la muerte había sido "el choque contra objetos duros desde gran altura", como indicaban el tipo de fracturas óseas constatadas sucedidas antes del fallecimiento.

   Sin realizar más averiguaciones, las autoridades locales dispusieron de inmediato que los cuerpos fueran enterrados como NN --sin nombre-- en el cementerio de la cercana ciudad de General Lavalle, Buenos Aires.

'EL VUELO'

   Uno de los implicados en los 'vuelos de la muerte' fue el exmilitar argentino Adolfo Scilingo, condenado a 600 años de cárcel por los crímenes en la dictadura argentina y por haber participado en al menos dos 'vuelos de la muerte'. "Mi objetivo era venir a autoinculparme para que el proceso no se archivara", así se defendía ante la fiscal española Dolores Delgado en enero de 2005 Scilingo, condenado por 30 asesinatos durante el régimen de Videla.

   Este método de exterminio fue más tarde narrado por Scilingo al periodista Horacio Verbitsky, que plasmó los detalles en el libro 'El Vuelo'. El exmilitar explicó que primero se anestesiaba a las víctimas con la ayuda de médicos para después ser lanzados desde un avión.

   La prueba de que se realizaban estos vuelos salió a la luz en 2005, cuando se identificaron unos cadáveres que habían aparecido en la costa de Buenos Aires. Entre ellos se encontraba el de Azucena Villaflor.

   Aunque no existe una cifra exacta del número de personas que fueron asesinadas, se calcula --según las estimaciones del propio Scilingo-- que la cifra podría ser superior a las 5.000 personas.